Texto con traducciones 31 de agosto
PEN INTERNACIONAL – 74o CONGRESO MUNDIAL
PEN INTERNACIONAL – 74o CONGRESO MUNDIAL
EL PAPEL DE LA
PALABRA
Invitación
al Congreso
Queridos
colegas del PEN:
Han
pasado muchos años desde que el PEN tuvo su último Congreso en Suramérica. En 1936 se reunió en Buenos Aires por la
iniciativa de Victoria Ocampo. En esa oportunidad, Baldomero Sanín Cano,
reconocido ensayista y fundador del PEN de Colombia, presidio una de las
sesiones plenarias. En 1979 el PEN se
volvió a reunir en Río de Janeiro y su Asamblea de delegados fue presidida por
Mario Vargas Llosa. En 1992 se reunió en
Caracas presidido por el poeta Ramón Medina.
Hubo después dos congresos en Latinoamerica, en Guadalajara y en México,
D.F. en 1996 y en 2003.
En este
año de 2008, la sede es Bogotá. La
ciudad ha recibido recientemente premios y reconocimientos internacionales:
Capital Mundial del Libro (2007); Capital Iberoamericana de la cultura (2007);
Premio León de Oro como mejor ciudad en la Bienal de Arquitectura de Venecia (2006); mención especial en el II Concurso Internacional
de Ciudades Activas – Ciudades Saludables (2005); premio Ciudades por la Paz (2002 – 2003).
Al
mismo tiempo que se ha desarrollado como una gran urbe contemporánea, Bogotá ha
rescatado el encanto de su barrio colonial de la Candelaria, pegado a
los cerros azules, verdes, lilas en los que se incrusta la ciudad. Las calles se ordenan en el trazado antiguo e
íntimo alrededor de templos con altares barrocos; de casas que evocan otro tipo
de vida, lenta y recogida; de monumentos que indican otro tipo de construcción
jerárquica de lo social. Su actual
paisaje urbano combina el rumor de voces
diferentes, o discordantes, en los espacios plurales de la cultura y una rica
vida de conciertos, bibliotecas, universidades, teatro, galerías, bares y
restaurantes, mercados populares, cafés...
El tema del Congreso es “El papel de la palabra”. Esperamos que alrededor de este punto clave
se articule tácitamente la visión crítica del lenguaje como constructor de ficciones y verdades transitorias que se
expresan en el espacio de la escritura; en el sistema de inclusiones y
exclusiones de lo cultural y social; en el juego de lo político. Y cómo esa palabra, que nos posee y nos
constituye, es un don de fuego que crea y construye el mundo en que habitamos,
a la vez que cierra horizontes y nos
confina en su prisión de muros
invisibles. Nos alienta
actualizar desde esta perspectiva los principios que inspiran el PEN: la
tolerancia; el respeto por la opinión ajena; la defensa radical del derecho a
manifestarse sin censura y sin miedo; el derecho a disentir. El derecho a soñar y a re-crear siempre la
utopía que nos une.
El sitio del Congreso será el Hotel
Tequendama, en el límite entre lo tradicional y lo moderno, construido en los años 50 y remodelado recientemente
por la cadena Crown. Desde el salón
donde sesionará la Asamblea
se pueden ver los cerros; la
Iglesia colonial de San Diego; el viejo panóptico convertido
en Museo Nacional; el Circo de toros de estilo mudéjar y las Torres del Parque,
uno de los hitos de la arquitectura contemporánea de la ciudad.
Hemos programado una mesa redonda, patrocinada y organizada por las
fundaciçon Friedrich Elbert (Fescol) con el fin de debatir el tema de la
situación de la libertad de expresión en Colombia.
Habrá también un programa
literario, paralelo al Congreso, en la sede de la Biblioteca Luis
Ángel Arango, Hemos invitado para conferencias magistrales y recitales a
figuras literarias tales como nuestros Presidentes eméritos Homero Aridjis y
Ronald Hardwood, al poeta francés Michel Deguy, invitado por la Embajada de Francia. A la Escritora jordana
residente en Inglaterra, Fadia Faqir. La Embajada de Canadá se
unirá a la celebración del Congreso con la invitación del periodista Paul Knox
y la Biblioteca
del Banco de la República
patrocinará la venida del estadista y escritor canadiense John Ralston Saul.
Queremos que el Congreso se
proyecte a la comunidad y que algunos delegados puedan interactuar con
distintos públicos de la ciudad; para dialogar con niños y jóvenes; con
escritores locales y ofrecer cortas
lecturas de su obra. Para este efecto
les solicitamos una inscripción temprana, su hoja de vida, en donde aparezcan,
si las hay, referencias a sus traducciones al español.
Con la esperanza de verlos en
Bogotá, y en representación del PEN de Colombia, les envío mi cordial saludo,

Cecilia Balcázar de Bucher, Ph.D.
Presidente emérita del PEN de
Colombia
Miembro de la Junta Directiva del PEN
Internacional
Welcome to
Bogotá
Dear PEN Colleagues,
Many years have elapsed since PEN held its last Congress in South America. In
1936, PEN met in Buenos Aires,
under the auspices of Victoria Ocampo. In one of the sessions the President was
Baldomero Sanín Cano, the well-known Colombian essayist and founder of PEN Colombia. In 1979, PEN met again in Rio de Janeiro, and Mario Vargas Llosa
presided over its Assembly of Delegates.
In 1992 PEN met in Caracas
under the presidency of the poet Ramón Medina. Two congresses were held afterwards
in a Latin American cities, Guadalajara
in 1996, and México D.F. in 2003.
In this year of 2008, Bogotá will be the host city. The city,
has recently received a number of international prizes and
acknowledgments: World Book Capital
(2007); Iberian-American Capital of Culture (2007); Leone d’Oro as the
best city in the Architecture Biennale in Venice (2006); special mention at the II
International Contest of Active Cities – Healthy Cities (2005) and finally
Cities for Peace Prize (2002-2003).
Along with Bogotá’s development into a great contemporary city, we have
unearthed the charm of La
Candelaria, our colonial neighbourhood nestled under the
blue, green, lilac cordillera edging the city to the east. The streets there follow the old intimate
road grid, set with baroque churches and houses still evocative of a bygone
era—deliberate and inward-looking—and monuments that constructed a very
different social order. The present
urban soundscape of La
Candelaria combines the buzz of diverse voices in the space
shared by cultural institutions, concert halls, libraries, schools,
universities, a theatre, art galleries, street markets, bars, restaurants and
cafés…
The theme of the Bogotå Congress is “The role of the Word”. We hope to see emerge around this key point a
critical vision of language as the builder of transitory fictions and truths
expressed in the dimension of writing, in the system of inclusion and exclusion
of cultural and social values and in the game of politics. Words possess us and equally constitute
us. Words are a fire-like gift that
creates and constructs the world we live in, while conversely they close and
blur the open horizons, confining us in their prison of invisible walls. It is in this context that we would like to
renew the principles that inspire PEN: tolerance; respect for the opinions of
others; the radical defence of the right to express oneself without censure or
fear, and the right to dissent. The
right to dream and create once and again the utopia that unites us.
The site of the Congress will be the Hotel Tequendama, frontier between
old and new Bogotá. The hotel dates back
to the fifties and has recently been renovated as part of the Crown chain. Our sessions will be held in a room with a
view to the eastern cordillera and overlooking San Diego,
a colonial church, the old panóptico that became the National Museum,
the Moorish Circo de Toros (bullring) and the Torres del Parque,
a landmark trio of apartment buildings by the great architect Rogelio Salmona.
We have programmed a roundtable, jointly sponsored and organised by the
Friedrich Elbert and Konrad Adenauer Foundations, to debate the situation of
freedom of expression in Colombia.
Parallel to the Congress, we are organizing a literary program at the
Luis Ángel Arango Library. For lectures and master classes we have invited
literary figures like o Michel Deguy, John Ralston Saul, Fadia Faqir, and distinguished
Canadian and Colombian journalists.
It will be vital for the Congress to benefit the community, with a number
of delegates interacting with different Bogotá audiences, staging dialogues
with children, young people and local writers; we hope delegates can offer
short readings of their work...
I hope to see you in Bogotá and I send you on behalf or PEN Colombia
warmest greetings,

Cecilia Balcázar de Bucher
President Emeritus, PEN Colombia
Board Member, International PEN
Bienvenus à Bogota
Chers collègues
du PEN,
De nombreuses années se sont écoulées depuis le dernier
Congrès du PEN en Amérique du Sud. Il s’est réuni en 1936 à Buenos Aires sous
la présidence de Baldomero Sanin Cano, essayiste colombien réputé et fondateur
du Centre PEN de Colombie. En 1979 le Congrès du PEN s’est tenu à Rio de
Janeiro et l’Assemblée des délégués a été présidée par Mario Vargas Llosa. En 1992 le siège était Caracas sous la
présidence de l´écrivain Ramón Medina.
Quelques années plus tard PEN s´est réuni dans d´autres villes
latinoaméricaines, Guadalajara, en 1996 et Mexique en 2003.
Pour cette année-ci
2008, le siège du Congrès est Bogotá. La ville a reçu récemment des
distinctions et des prix internationaux : Capitale Mondiale du Livre (2007),
Capitale Ibéroaméricaine de la
Culture (2007) ; Prix du Lion d’Or en tant que meilleure
ville à la Biennale
de l’Architecture de Venise (2006) ; Mention Spéciale lors du IIième
Concours International des Villes Actives – Villes Salutaires (2005) ; Prix des
Villes pour la Paix
(2002 – 2003).
Parallèlement à
son développement en tant que grande métropole contemporaine, Bogotá a
sauvegardé le charme de son vieux quartier colonial de La
Candelaria, accroché au flanc des “cerros” ou montagnes bleues, vertes et mauves qui servent d’écrin
à la ville. L’agencement des rues suit le tracé ancien et intime entre des
églises aux autels baroques, des demeures qui évoquent une autre manière de
vivre, lente et recueillie, des monuments qui ont construit un autre ordre
social. Le paysage urbain actuel combine les rumeurs de voix différentes,
parfois discordantes, dans les espaces pluriels de la culture, et la ville propose
une vie culturelle riche et active: concerts, bibliothèques, universités,
théâtre, galeries, bars et restaurants, marchés populaires, cafés…
Le sujet du Congrès cette année, c’est “La part de la parole”. Nous
espérons qu’autour de ce point-clé on puisse articuler tacitement la vision
critique du langage en tant que constructeur de fictions et de vérités
transitoires qui s’expriment dans l’espace de l’écriture ; dans le système des
inclusions et des exclusions socio-culturelles ; dans le jeu du politique. Pour
voir de quelle manière cette parole dont nous sommes possédés et qui nous
constitue, est un don de feu qui crée et qui construit le monde dans lequel
nous habitons, mais au même moment elle nous ferme des horizons et nous tient
confinés dans sa prison aux murs invisibles. C’est dans cette perspective que
nous nous sentons motivés pour actualiser les principes qui inspirent le PEN :
la tolérance ; le respect de l’opinion d’autrui ; la défense radicale du droit
à s’exprimer sans censure et sans peur ; le droit à ne pas être d’accord. Le
droit de rêver et de toujours re-créer l’utopie qui nous unit.
Le site choisi
pour le Congrès sera l’hôtel Tequendama, à la fois traditionnel et moderne,
construit dans les années 1950 et réaménagé récemment par la chaîne Crown.
Depuis le salon où se tiendra l’Assemblée on peut voir les montagnes, l’église
San Diego de facture coloniale , la vieille prison panoptique devenue le Musée
National, les Arènes de style mudéjar et les Torres del Parque (Tours du Parc), un des exemples marquants de
l’architecture contemporaine de la ville.
Nous avons
programmé une table ronde parrainée et organisée par la Fondation Friedrich Ebert, Fescol, afin d’avoir des débats
sur le thème de la liberté d’expression en Colombie.
Nous avons également un programme littéraire, en
parallèle du Congrès, qui aura lieu à la Bibliothèque Luis
Angel Arango. Nous avons invité, pour donner des conférences magistrales et des
lectures, des figures littéraires telles que Michel Deguy, John Ralston Saul et
Fadia Faqir, et des journalistes distingués canadiens et colombiens. Nous
désirons que le Congrès soit projeté vers la population et que certains
délégués puissent exercer une interaction sur différents publics de la ville ;
entamer un dialogue avec des enfants et des jeunes ; avoir des échanges avec
des écrivains locaux et offrir des lectures de courts extrais de leurs oeuvres.
Nous avons prévu de vous faire connaître les beautés de notre capitale et
son ambiance. Nous vous indiquons aussi plusieurs possibilités de voyages,
avant et après le Congrès.
À l’attente de
vos nouvelles et de vos inscriptions je vous prie d´agréer au nom du PEN de la Colombie nos sentiments
d’amitié,

Cecilia Bálcazar
de Bucher, Ph.D.
Membre du Comité
de Direction du PEN International.
PEN DE COLOMBIA.
CONSEJO DIRECTIVO
Presidente
Enrique Santos Molano
Secretario General
Rubén Darío Flórez
Tesorero
Jaime Barrera Parra
Vocales
principales
Andrés Hoyos
Fernando Barbosa
Lina María Pérez
Gaviria
Vocales
suplentes
Carlos Patiño Rosselli, Alcira
Saavedra
Jaime Echeverri
Laureano Alba
Fiscal
Efraim Otero Ruiz
Presidente emérita
Cecilia
Balcázar de Bucher
CONGRESO MUNDIAL DEL PEN
INTERNACIONAL
17 AL 22 DE SEPTIEMBRE DE 2008
BOGOTÁ D.C., COLOMBIA
ÍNDICE
Invitación al Congreso I
Junta Directiva del PEN de Colombia II
Página
1. Qué es el PEN Internacional
1.1 Junta directiva mundial
1.1.2 Invitados Especiales 7
2. CONFERENCIA DE LA ESCRITORA FADIA
FAQIR:
2.1 Presentación de la Dra. María Mercedes Andrade
Cantar
en la lengua del
otro, Singing in the language of the other
3. FORO: EL PAPEL DE LA PALABRA EN EL PERIODISMO
3.1 Biografías de los
participantes
31.1 Cecilia Balcázar
de Bucher Breve presentación del
tema
3.2 Jorge Orlando Melo Introducción
Introduction to the subject
Introduction au sujet
3.3 Paul Knox: El
papel de la palabra en el periodismo
3.4 Javier Darío
Restrepo: Los poderes de la palabra en la prensa
3.5 Claudia López Lo
que se dice en los medios de comunicación termina por construir una realidad.
3.6 Haroon Siddiqui
4. CEREMONIA DE INAUGURACIÓN 74º CONGRESO MUNDIAL DEL PEN
INTERNACIONAL
4.1. Jiri Grusha, Presidente mundial del PEN Internacional
4.2 Cecilia Balcázar
de Bucher, Presidente del Congreso
4.3 Enrique Santos Molano, Presidente del PEN Colombia
Ver cómo se menciona al alcalde y a la Directora de Cultura del
Ministerio
5. MESA REDONDA: EL PAPEL DE LA PALABRA EN SU RELACIÓN
CON LA JUSTICIA Y
EN LA CONSTRUCCIÓN DE
LA PAZ
5.1 Sobre la Fundación Fescol
5.2 Biografía de los participantes
5.3 Palabras de bienvenida de Cecilia Balcázar 56
5.4 Introducción de Hans Blumenthal 56
5.5 Intervenciones de los participantes 57
6. CONFERENCIA DEL FILÓSOFO Y POETA FRANCÉS MICHEL DEGUY:
PPOESÍA Y ECOLOGÍA
7. CONFERENCIA DEL ESCRITOR CANADIENSE JOHN RALSTON SAUL:
EL PAPEL DE LA
PALABRA EN LA REINVENCIÓN DEL MUNDO
6.1 Biografía de John Ralston Saul
6.2 Presentación de Margarita
Garrido
6.3 Conferencia de John Ralston Saul:
El papel de la palabra en la reinvención del mundo
7. ANEXOS:
7.1 María Mercedes
Andrade Breve
panorama de la escritura de mujeres en Colombia
7.2 Juliana Buriticá
Alzate
El PEN Internacional vino a Bogotá
(Itinerario del evento)
1. EL PEN INTERNACIONAL
El PEN Internacional es una sociedad mundial de escritores, que
reúne a más de quince mil poetas, ensayistas y novelistas; también a
dramaturgos, editores, traductores y periodistas. Cuenta con 144 centros en ciento
cinco países. Sus objetivos principales son promover la cooperación intelectual
y el diálogo entre las culturas a través de la literatura en medio de las
vicisitudes de la sociedad contemporánea. Así mismo, y dado el hecho de que
estos fines implican la necesaria libertad de expresión, el PEN es un decidido
vocero del derecho a la libre expresión, en contra de toda censura. Es un
reconocido defensor de los escritores ante cualquier persecución que vulnere su
integridad y los haga víctimas de los abusos, persecuciones o encarcelamientos,
propios de las dictaduras.
El PEN es una entidad no partidista. Ha sido clasificada bajo
el estatus A de la UNESCO
y tiene carácter consultivo de las Naciones Unidas. Su participación está
abierta a todos los escritores que tengan obra publicada, sin distingo de
clase, religión, nacionalidad, raza o género.
Cada centro PEN es autónomo en la promoción de las
organizaciones juveniles y de aquellas actividades culturales e intelectuales
que busquen propiciar el diálogo y el encuentro a través del arte, la
literatura y el análisis de los hechos sociales y científicos. Realiza sus
tareas dentro de cada uno de los países de origen; organiza conferencias y
seminarios regionales y mantiene vínculos con los demás centros a través de la
sede central que funciona en Londres.
El PEN Internacional fue fundado en Inglaterra, en 1921, bajo
la presidencia de John Galsworthy. Entre sus constituyentes estuvieron Joseph
Conrad, George Bernard Shaw y H.G. Wells. En poco tiempo la organización se
extendió por el resto de Europa, y escritores de la talla de Anatole France,
Paul Válery, Thomas Mann, Benedetto Croce y Karel Capek contribuyeron a
fecundar su legado.
Un número plural de miembros ha sido galardonado con el
Premio Nobel de Literatura, el Premio Cervantes, el Premio Príncipe de
Asturias; así como también ha recibido otras distinciones nacionales e
internacionales de importancia. Entre sus presidentes se cuentan Alberto
Moravia, Heinrich Böll, Arthur Miller, Pierre Emmanuel, Mario Vargas Llosa y Homero
Aridjis. Entre sus vicepresidentes actuales, elegidos por sus servicios a la
literatura, se encuentran J.M. Coetzee, Toni Morrison, Nadine Gordimer y Margarete
Atwood. Entre los vicepresidentes elegidos por sus servicios a la Organización se
encuentran tres escritoras de las Américas: Joanne L. Ackermann, Gloria Guardia
y Lucina Kathmann.
La Asamblea de Delegados se reúne anualmente durante el Congreso Mundial
en diferentes ciudades del mundo. Durante estos congresos sesionan los comités
que integran la organización: El Comité de Escritores en Prisión, uno de los
más activos por la cantidad de casos de censura y persecución de escritores y
periodistas que se dan en el mundo; el Comité de Derechos Lingüísticos y de
Traducción; el Comité de Escritoras, que apoya la inserción de la mujer en el
mundo de las letras, en los países en donde se requiere esta acción y denuncia
las violaciones de sus derechos; el Comité de Escritores en el Exilio y el
Comité de la Paz,
que promueve la reflexión de cómo el uso irresponsable de la lengua fomenta la
violencia, de cómo el lenguaje produce y consolida prejuicios étnicos o de
género y desata pasiones que desencadenan y mantienen conflictos internos e
internacionales.
1. 1 Junta directiva
La Junta Directiva Mundial estuvo compuesta hasta
septiembre de 2008 por: Jiří Gruša, Presidente del PEN Internacional, y perteneciente al PEN de
Austria; Eugene Schoulgin, Secretario, del PEN de Noruega; Eric Lax, tesorero, del
PEN USA WEST; Cecilia Balcázar, del PEN Colombia; Elizabeth Nordgren, del PEN Finlandia; Haroon
Siddiqui, del PEN Canadá; Kristin
Schnider, del PEN suizo-alemán; Mike Butscher, del PEN Sierra Leona; Mohamed
Magani, del PEN Argelia; Takeaki Hori, del PEN Japón y Caroline McCormick,
directora ejecutiva de PEN Internacional.
Junta
directiva
Jiří Gruša

Presidente
Jiří Gruša nació en 1938, en Pardubice (Bohemia) y comenzó su carrera
literaria en 1964 con la creación de la primera revista de literatura no
comunista de Checoslovaquia, Tvar. La revista fue prohibida en poco tiempo. Un
año más tarde, fundó Sesity, otra revista para jóvenes escritores que fue
prohibida en 1969. Durante ese tiempo, también fue designado editor de la
editorial Nove Knihy y
trabajó
como periodista, poeta, escritor de prosa, ensayista y traductor. En 1969 se
presentó ante las autoridades comunistas después de la publicación de extractos
de su novela Mimner en la revista Sesity. Ésto culminó en 1970 con la
prohibición de su trabajo. A lo largo del régimen de Gustav Husak, Grušá se
desempeñó como empleado en una empresa de construcción. Después de la publicación de su primera
novela, Dotaznik, lo arrestaron. Sin embargo, gracias a la intervención
de Heinrich Böll, fue liberado y, en diciembre de 1980, se le permitió a Grušá
viajar a los EE. UU. En 1981, mientras estaba fuera del país, las autoridades
checas lo despojaron de su nacionalidad, y decidió establecerse en Bonn, donde
trabajó como editor independiente. Su trabajo en Alemania incluyó, entre otros,
la edición de Letters to Olga, la publicación de una antología de
escritores checos llamada Ostracised Poets in Cologne y la edición conmemorativa Prague Spring, Prague Autumn.
Después de la caída del bloque comunista, el nuevo gobierno checoslovaco nombró
a Grušá Embajador en
Alemania.
Fue Embajador de la
República Checa hasta la división de Eslovaquia en 1993.
Luego se unió al gobierno checo como Ministro de Educación, Juventud y
Deportes. En 1998 se trasladó a Austria para ocupar el puesto de Embajador de la República Checa en
ese país. Actualmente, vive en Viena y ha
ocupado el cargo de Director de la Academia Diplomática. Jirí Grušá se ha desempeñado como Presidente
Internacional de PEN Internacional desde 2004
Jirí Grušá was
born in 1938 in
Pardubice (Bohemia)
and began his literary career in 1964 with the creation of the first
non-communist literature magazine in Czechoslovakia, Tvar
(Face); the magazine was soon banned. A year later he founded Sesity
(Notebook), another magazine for young writers which was banned in 1969. During
this time he was also appointed editor in the publishing house Nove Knihy (New
books) and worked as journalist, poet, prose-writer, essayist and translator. In
1969 he came before Communist authorities after publication of extracts from
his novel Mimner in the magazine Sesity. This culminated in 1970 in a ban on his work.
During the regime of Gustav Husak, Grušá was employed in a construction
company.
After publication
of his first novel Dotaznik (Questionnaire) he was arrested. However,
thanks to the intervention of Heinrich Böll he was released, and in December
1980 Grušá was allowed to travel to USA. In 1981, while abroad, the
Czech authorities deprived him of his nationality and he decided to settle in Bonn, working as a
freelance editor. Among his work in Germany,
he edited Havels Letters to Olga, published an anthology of Czech
writers entitled Ostracised Poets in Cologne and a memorial edition Prague
Spring, Prague
Autumn.
After the
collapse of the Communist block, the new Czechoslovak government appointed
Grušá as the country's Ambassador to Germany. He remained as Ambassador
of the Czech Republic
after the split with Slovakia
in 1993, later joining the Czech government as Minister of Education, Youth and
Sports. In 1998 he moved to Austria
to take up the post of ambassador of the Czech
Republic in Austria;
he lives in Vienna and has been Director of the Diplomatic Academy there. Jirí Grušá has been International
President of International PEN since 2004.
Jirí Grušá est né en 1938 à Pardubice (Bohème) et a débuté sa carrière
littéraire en 1964 avec la création de la première revue littéraire
non-communiste de Tchécoslovaquie, Tvar. La revue a été rapidement
interdite. Un an plus tard, il créa Sesity, une revue destinée aux
jeunes écrivains qui fut interdite en 1969. Durant cette période, il a
également été nommé éditeur à la maison d´édition Nove Knihy et été
journaliste, poète, écrivain, essayiste et traducteur. En 1969 il comparut
devant les autorités communistes après la publication d´extraits de son roman
Mimner dans la revue Sesity. Cela aboutit en 1970 à l´interdiction de
son travail. Tout au long du régime de Gustav Husak, Grušá a travaillé comme
employé dans une entreprise de construction. Après la publication de son
premier roman, Dotaznik, il fut arrêté. Cependant, grâce à
l´intervention de Heinrich Böll, il fut libéré et, en décembre 1980, Grušá reçu
l´autorisation de voyager aux États-Unis. En 1981, alors qu´il n´était pas dans
le pays, les autorités tchèques lui retirèrent sa nationalité et il décida de
s´installer à Bonn, où il travailla comme éditeur indépendant. Son travail en
Allemagne comprend, entre autres,
l´édition de Letters to Olga, la publication d´une anthologie
d´écrivains tchèques intitulée Ostracised Poets in Cologne ainsi que
l´édition commémorative Prague Spring, Prague Autumn. Après la chute du
bloc communiste, le nouveau gouvernement tchécoslovaque nomma Grušá Ambassadeur
en Allemagne. Il fut Ambassadeur de la République Tchèque
jusqu´à la séparation de la
Slovaquie en 1993. Il rejoignit ensuite le gouvernement
tchèque en tant que Ministre de l´Éducation, de la Jeunesse et des Sports.
En 1998 il s´établit en Autriche afin d´occuper le poste d´Ambassadeur de la République Tchèque
dans ce pays. Il vit actuellement à Vienne où il a occupé le poste de Directeur
de l´Académie Diplomatique. Jirí Grušá est président du PEN International
depuis 2004.
Eugene Schoulgin

Secretario Internacional
Del PEN Internacional
Eugene
Schoulgin es un autor de origen ruso-noruego. Comenzó su carrera como escritor
en
1970 con su primera novela, The Rabbit Cage.Desde entonces, ha publicado
tanto cuentos como novelas. Entre ellos se destaca la trilogía de novelas Memories
of Mirella con un gran éxito en ventas,postulada para los premios Nordic
Literary, Federico
- Federico! y Salto Mortale. Además de sus novelas, Eugene se ha
desempeñado como
periodista
y ha escrito mucho sobre teatro. Desde 1994, Eugene dividió su tiempo entre la
escritura
y el trabajo para el Comité de Escritores en Prisión de PEN Internacional, el
cual estuvo a su cargo desde 2000 hasta 2004. Con el comité, tuvo la
oportunidad de visitar varios países y colaboró con el establecimiento de
centros PEN en algunas de las regiones más conflictivas del mundo, como Afganistán
e Irak. El trabajo de Eugene ha sido traducido a varios idiomas: sueco, alemán,
ruso, eslovaco, inglés, lituano y turco. Recientemente, ha escrito una novela
que se publicará en el año 2008. En la actualidad, Eugene reside en Estambul.
International Secretary
International PEN
International PEN
Eugene
Schoulgin is an author of Norwegian-Russian origin. He began his career as a
writer in 1970 with his first novel The Rabbit Cage; since then he has
published both short stories and novels, most notably the best selling trilogy
of novels Memories of Mirella (nominated for the Nordic Literary
Award), Federico - Federico! and Salto Mortale . In addition
to his novels, Eugene
has worked as a journalist, writing largely about theatre.
Since 1994, Eugene has divided his
time between writing and working for the Writers in Prison Committee of
International PEN which he chaired from 2000 to 2004. With this committee he
has visited many countries and helped to set up PEN Centres in some of the more
troubled regions of the world including Afghanistanand Iraq.
Eugene's
work has been translated into Swedish, German, Russian, Slovak, English,
Lithuanian and Turkish. He has recently finished a novel which will be
published this year.
Eugene
currently lives in Istanbul.
Secrétaire international du PEN International
Eugène Schoulgin est un auteur d´origine russo-norvégienne. Il a débuté sa
carrière d´écrivain en 1970 avec son premier roman, The Rabbit Cage.
Depuis lors, il a aussi bien publié des récits que des romans. Parmi ceux-ci se
distingue la trilogie de romans Memories of Mirella qui a connu un grand
succès de vente, et a été nommée au prix Nordic Literary, Federico
- Federico! y Salto Mortale. En plus de ses
romans, Eugène a été journaliste et a beaucoup écrit sur le théâtre. Depuis 1994,
Eugène partage son temps entre l'écriture et le travail pour le Comité
d'Écrivains en Prison du PEN International, qu'il a dirigé à partir de 2000
jusqu'en 2004. Avec le comité, il a eu
l'opportunité de visiter plusieurs pays et a participé à l´implantation de
centres du PEN dans plusieurs des régions les plus conflictuelles au monde,
comme l'Afghanistan et l'Irak. Le travail d´Eugène a été traduit dans plusieurs
langues : en suédois, en allemand, en russe, en slovaque, en anglais, en
lituanien et en turque. Il a récemment écrit un roman qui sera publié en 2008.
Eugène réside actuellement à Istanbul.
Eric Lax

Tesorero del PEN Internacional
Eric
Lax es un autor muy reconocido; quizás se lo conoce más como autor de la
biografía
del
director de cine Woody Allen. Sin embargo, ha escrito varios libros, y su
trabajo ha sido traducido a 18 idiomas. Dos de sus obras fueron libros destacados
del año para New York Times. The Mold in Dr. Florey’s Coat, acerca del
desarrollo de la penicilina, fue el mejor libro del año para Los Angeles Times.
Ha escrito artículos para distintas revistas y
periódicos,
entre ellos, The New York Times, The Washington Post, Los Angeles Times;
The Washington
Monthly, The Atlantic; Vanity Fair y The Times
(Londres). Eric
también se desempeñó como editor de Esquire. En 1993, Eric se unió al centro
PEN de California
y
desde ese entonces ha sido miembro activo y se ha desempeñado como
vicepresidente (1994-5) y presidente (1996-2000). Fue miembro de la junta de
PEN Internacional desde 2001
a 2007 y fue electo Tesorero en 2007.Eric vive en Los
Ángeles junto con su esposa y sus dos hijos.
Treasurer International PEN. PEN USA West
Eric Lax is a
renowned author, perhaps best known for his biography of film maker Woody
Allen. He has, however, written numerous books and his work is translated into
18 languages. Two of his works were ‘New York Times Notable Books of the
Year' and The Mold in Dr. Florey's Coat, about the development of
penicillin, was a ‘Los Angeles Times Best Book of the Year'.
He has also
contributed articles to numerous magazines and newspapers, including The New
York Times (both the magazine and other sections) The Washington
Post, Los Angeles Times; The
Washington Monthly, The Atlantic; Vanity Fair, and
The Times (London).
Eric was also a contributing editor at Esquire.
Eric joined
PEN Centre USA West in 1993 and has been an active member ever since, holding
the posts of Vice-President (1994-5) and President (1996-2000). He was a Member
of the Board of International PEN from 2001 - 2007 and was elected Treasurer in
2007.
Eric lives in
Los Angeles
with his wife and two children.
Trésorier du PEN International
Eric Lax a écrit plusieurs livres, et son travail a été traduit en 18
langues. Il est l'auteur d'une biographie renommée du directeur de cinéma Woody
Allen. Deux de ses livres ont été nommés livres de l'année par le New York
Times. The Mold in Dr. Florey’s Coat, sur le développement de la
pénicilline, a été reconnu meilleur livre de l'année 2007 par Los Angeles
Times. Il a écrit des articles dans plusieurs
revues et journaux, dont The New York Times, The Washington post, Los Angeles
Times, The Washington Monthly, The Atlantic, Vanity Fair et The Times
(Londres). Éric a également été éditeur de Esquire. Il a
rejoint en 1993 le centre du PEN de Californie et a depuis lors été un membre
actif en occupant les fonctions de vice-président (1994-95) et de président
(1996-2000). Il a été membre du comité du PEN International entre 2001 et 2007
puis a été élu trésorier en 2007. Éric vit à Los Angeles avec sa femme et ses
deux enfants.
Cecilia Balcázar de Bucher


Miembro de la Junta Directiva del PEN
Internacional. PEN Colombia
Nacida en Cali, Colombia. Miembro de Número de la Academia Colombiana
de la Lengua. Con maestría,
y doctorado de Georgetown University en el área de Lingüística y
Sociolingüística. Fue Profesora titular
de la Universidad
del Valle y posteriormente Presidente del Consejo Superior de dicha
Universidad. Profesora titular de la Universidad de los
Andes donde fundó y dirigió el Departamento de Lenguaje y Estudios
Socioculturales.
Embajadora en misión especial ante las
Naciones Unidas en 1994..
Escribe poesía y ensayo. Sus colecciones
de poesía incluyen La máquina mítica, Peregrinaciones (Premio Jorge Isaacs), Sendero de
palabras, El tiempo del pasaje, Umbral de la palabra. Entre sus ensayos se cuentan: “Lenguaje, Poesía y
Filosofía”, “Lenguaje y silencio: lo
místico, lo político”.
Fue Presidente del PEN de Colombia de 1996 a 2006. Elegida como
Miembro de la Junta
Directiva del PEN Internacional de 2002 a 2005 y de 2006 a 2009. Presidente del
Congreso Mundial del PEN, Internacional realizado en Bogotá en septiembre de
2008. Es Presidente emérita del PEN de
Colombia.
Board member International PEN.
Colombian PEN
Cecilia Balcázar was born in Cali, Colombia.
She is Member of the Colombian
Academy of Letters. She holds an M.Sc and Ph.D. from Georgetown University
in Washington DC.
She has been Professor at the University
of Valle, Founder and Director of the
Department of Language and Socio-cultural studies and Professor at the
University of the Andes, Bogotá. Her poetry collections include La
Máquina mítica, Peregrinaciones, (Premio Jorge Isaacs)
Sendero de palabras, El tiempo del pasaje, Umbral de la palabra. Some
of her essays, include Lenguaje, Poesía y Filosofía, “Lenguaje,y
silencio: lo místico, lo político”. Cecilia was
President of PEN Colombia
from 1996 to 2006. She was elected as
Member of the Board of International PEN from 2002 to 2005 and from 2006 to
2009. President of the World Congress of PEN in Bogotá in 2008. She is President Emeritus of Colombian PEN.
Membre du Comité Directeur du PEN International. PEN Colombien
Née à Cali, en
Colombie, elle est membre de l'Académie Colombienne de la Langue. Elle est titulaire
d'un master et d´un doctorat de Georgetown University en linguistique et en
sociolinguistique. Elle a été professeur en titre de l´Université du Valle
ainsi que Présidente du Conseil Supérieur de cette même Université. Elle a été professeur en titre de l´Université des Andes
où elle a créé le Département de Langages et
Études Socioculturelles.
Elle fut ambassadrice
en mission spéciale auprès des Nations unies en 1994. Elle est l´auteur de
poésie et d´essais. Ses recueils de poésies comprennent La máquina mítica,
Peregrinaciones (Prix Jorge
Isaacs), Sendero de palabras, El tiempo del pasaje, Umbral de la palabra.
Parmi ses essais on retrouve
: « Lenguaje, Poesía y Filosofía », « Lenguaje y silencio: lo místico, lo
político ». Elle a été présidente du PEN de Colombie de 1996 à 2006.
Elle a été élue membre du Comité Directeur du PEN International de 2002 à 2005
puis de 2006 à 2009. Elle a organisé et
présidé le Congrès Mondial du PEN International qui s´est tenu à Bogotá en
septembre 2008. Elle est présidente émérite du PEN de Colombie.
Elizabeth Nordgren

Miembro de la Junta Directiva
del PEN Internacional. PEN Finlandia
Elizabeth
Nordgren es una escritora que cultiva varios géneros. Además de ser crítica
literaria y teatral en un periódico en Finlandia, escribe ensayos, cuentos y
artículos sobre cultura y literatura en revistas literarias. También ha editado
libros sobre género y volúmenes de poesía báltica. Elizabeth es miembro activa del PEN Finlandia
desde
los años setenta. Ha estado trabajando con el Comité de Escritores en Prisión
de PEN Finlandia desde los años ochenta y se desempeñó como vicepresidenta de
PEN Finlandia desde 1991 hasta 1994; luego, fue presidenta hasta 2006. Trabaja
en mantener las relaciones institucionales con otros centros PEN, en particular
aquellos
ubicados
en Europa oriental y las naciones nórdicas, y formó parte del grupo de trabajo
del
PEN
Finlandia que organizó el congreso de 1998 en Helsinki. Elizabeth defiende con
pasión el derecho a la libertad de expresión y la importancia del trabajo del
PEN Internacional.
Board member International. PEN Finland
Elizabeth
Nordgren is a prolific writer working across many genres; as well as being a
regular literary and theatre critic for a daily paper in her native Finland, she
writes for literary magazines contributing essays, short stories and articles
on culture, and literature. Elizabeth
has also edited books on gender issues and volumes of Baltic poetry.
Elizabeth has
been an active member of Finnish PEN since the 1970s; she has been working with
the Writers in Prison Committee of Finnish PEN since the 1980s, and held the
position of Vice President of Finnish PEN from 1991 - 1994 and then as
President until 2006. She works tirelessly to maintain good working
relationships with other PEN Centres, particularly those in Eastern Europe and
the Nordic nations and was part of the working group at Finnish PEN to organise
the 1998 Congress in Helsinki.
Elizabeth
passionately upholds the right to freedom of speech and the importance of the
work of International PEN.
Membre du comité directeur du PEN International. PEN Finlandais
Elizabeth Nordgren est un écrivain qui cultive plusieurs genres. En plus
d'être critique littéraire et de théâtre dans un journal de Finlande, elle
écrit des essais, des récits et des articles sur la culture et la littérature
dans des revues littéraires. Elle a également édité des livres sur le genre
ainsi que des recueils de poésie baltique. Elizabeth est membre active du PEN
de Finlande depuis les années soixante-dix. Elle travaille avec le Comité
d'Écrivains en Prison du PEN de Finlande depuis les années quatre-vingts et a
occupé le poste de vice-présidente du PEN de Finlande entre 1991 et 1994, puis
a ensuite été présidente jusqu'en 2006. Elle travaille à entretenir les
relations institutionnelles avec d'autres centres du PEN, en particulier ceux
situés en Europe de l'Est et dans les pays nordiques, et a fait partie du
groupe de travail du PEN de Finlande qui a organisé en 1998 le congrès à
Helsinki. Élisabeth défend avec passion le droit à la liberté d'expression et
l'importance du travail du PEN
International.
Mohamed Magani

Miembro de la Junta Directiva
del PEN Internacional. PEN Argelia
Mohamed
Magani es conferencista en Ciencias sociales en la Universidad de Argel. Ha publicado varias novelas, entre ellas, Une Guerre se meurt, Esthétique
de boucher, Le Refuge des ruines,Un Temps berlinois, Scène de pêche en Algiersy
La faille du ciel.
En
inglés, Please pardon our appearance.. y An Icelandic Dream,
ambas colecciones
de
cuentos. Es miembro del Comité Internacional de Dirección del World Festival of
Black Arts (Dakar, 2009). Mohamed se desempeña como presidente de PEN Argelia
Board member International PEN PEN Argelia
Mohamed Magani
is a writer and lecturer in social science, currently at the University of Algiers.
He has published numerous novels including Une Guerre se meurt, Esthétique
de boucher, Le Refuge des ruines, Un Temps berlinois, Siene
de peche en Algiers
and La faille du ciel, and in English, Please pardon our
appearance... and An Icelandic Dream, both collections of short
stories. He is a member of the International Steering Committee for the World
Festival of Black Arts (Dakar,
2009). Mohamed is
President of PEN Algeria.
Membre du Comité Directeur du PEN International. PEN Algérien
Mohamed Magani est conférencier en Sciences Sociales à l'université
d'Alger. Il a publié plusieurs romans dont, Une Guerre se meurt, Esthétique
de boucher, Le Refuge des ruines, Un Temps berlinois, Scène de pêche en Algiers
et La faille du ciel ; et des collections de récits en anglais,
Please pardon our appearance.. et An Icelandic Dream. Il est
membre du Comité Directeur International du World Festival of Black Arts
(Dakar, 2009). Mohamed occupe les fonctions de président du PEN d´Algérie.
Mike Butscher

Miembro de la junta de PEN Internacional. PEN
Sierra Leona
Mike
es escritor, fotógrafo, locutor, profesor de periodismo, consultor de
relaciones públicas,activista de derechos humanos e investigador. Tiene 24 años de experiencia en los medios
radiales y gráficos de Sierra Leona, Liberia y el Reino Unido. Ha producido
varios programas de radio, entre ellos, programas de noticias y temas
literarios en inglés y krio. Ha escrito y publicado distintos artículos sobre
desarrollo, medio ambiente, negocios, economía y derechos humanos en revistas y
diarios locales e internacionales. Como autor,
Mike
ha publicado varios cuentos y poemas. Además, ha capacitado en periodismo
radial
a
más de 100 niños que ahora están trabajando en estaciones de radio de Liberia y
Sierra Leona. Por este trabajo, Mike recibió, en 2004, el premio “Child
Friendly Journalist” de la Red
nacional de foros infantiles de Sierra Leona. Actualmente, trabaja en ‘Right To
Play Liberia’ y se desempeña como secretario del PEN Sierra Leona.
Board member International
PEN. Sierra Leone
Mike is a writer,
photographer, broadcaster, journalism trainer, public relations consultant,
human rights campaigner and researcher with 24 years experience with the
broadcast and print media in Sierra Leone,
Liberia and the United Kingdom.
He has produced many radio programmes including news and features on literary
issues in English and Krio. Mike has written and published hundreds of articles
in local and international magazines and newspapers with development,
environment, business, economic and human rights themes.
As an author,
Mike has published many short stories and poems locally and internationally.
In addition
to this, he has trained over 100 children in radio journalism who are now
advocating for themselves on radio stations in Liberia
and Sierra Leone.
For this work, Mike received the 2004 Child Friendly Journalist Award of the
National Children's Forum Network, Sierra Leone.
He currently
works for Right To Play Liberia
and is the Secretary of Sierra Leone PEN.
Membre
du Comité Directeur du PEN International. PEN Sierra Leone
Mike est écrivain, photographe, présentateur, professeur de journalisme,
consultant en relations publiques, militant des droits de l'homme et chercheur.
Il a 24 ans d'expérience dans les milieux de la radio et de la presse écrite de
Sierra Leone, du Libéria et du Royaume-Uni. Il a produit plusieurs émissions de
radio, dont des programmes d'actualité et de thèmes littéraires en anglais et
en krio. Il a écrit et publié plusieurs articles sur le développement,
l'environnement, les affaires, l'économie et les droits de l'homme dans des
revues et des journaux locaux et internationaux. En tant qu´auteur, Mike a
publié plusieurs récits et poèmes. Il a de plus formé au journalisme de radio
plus de 100 enfants qui travaillent actuellement dans des stations de radio du
Libéria et de Sierra Leone. Pour ce travail, Mike a reçu en 2004 le prix
« Child Friendly Journalist » du Réseau national de forums pour
enfants du Sierra Leone. Il travaille actuellement sur le projet « Right
To Play Liberia » et occupe le poste de secrétaire du PEN de Sierra Leone.
Takeaki Hori

Miembro de la Junta
del PEN Internacional. PEN de Japón
Takeaki
Hori es escritor y antropólogo. Ha
publicado varios trabajos académicos en las
áreas de edio ambiente, Cultura y
Sociología, entre ellos, Anthropological Practice and Beliefs of Japanese
Fishery, Is a non Hegemonic World possible? y fue coautor de The
View from Prague:Experience
of the World Leaders at the Dawn of the 21st Century.
Ha
sido conferencista y profesor asociado visitante de varias universidades y se
ha desempeñado como asesor de numerosas empresas de primer nivel. También se
desempeñó como vicepresidente de la Fundación EE. UU.- Japón de 1987 a 1996.
Su
carrera periodística incluye cinco años como miembro del consejo editorial de
Japan Times Weekly entre 1990 y 1995, y miembro del Foreign Correspondent Club
de Tokio. Actualmente, se desempeña como director de la Fundación Forum
2000 de Praga. Hori es Director Ejecutivo de PEN Japón desde 2003 y,
anteriormente, fue miembro de la junta de
PEN
Internacional desde 2001 hasta 2004.
Board member International PEN. Pen Japan
Takeaki Hori
is a writer and anthropologist. He has published numerous works of non-fiction
that focus on environmental, cultural and sociological issues including Anthropological
Practice and Beliefs of Japanese Fishery, Is a non Hegemonic World possible? and
the co-authorship of The View from Prague:
Experience of the World Leaders at the Dawn of the 21st Century.
He has
lectured at, and been an associate and visiting professor to, several
universities and has been an advisor to a number of major corporations. He was
also Vice President of the US-Japan Foundation from 1987 - 1996. His
journalistic career includes five years as an editorial board member of Japan
Times Weekly from 1990 - 1995 and a member of the Foreign Correspondent Club in
Tokyo. He
currently serves as a Director of the Forum 2000 Foundation in Prague.
Hori has been
Executive Director of Japanese PEN from 2003 and was previously a Board member
of International PEN from 2001 - 2004.
Membre
du Comité Directeur du PEN International. PEN Japonais
Takeaki Hori est écrivain et anthropologue. Il a publié plusieurs travaux
de recherche dans le domaine de l'environnement, la culture et la sociologie,
dont Anthropological Practice and Beliefs of Japanese Fishery, Is a
non Hegemonic World possible? et a été coauteur de The View from
Prague:Experience of the World Leaders at the Dawn of the 21st Century.
Il a été conférencier et professeur associé invité de plusieurs universités
et a occupé les fonctions de conseiller de nombreuses grandes entreprises. Il a également été vice-président de la Fondation États-Unis -
Japon de 1987 à 1996.
Dans sa carrière de journaliste, il a été pendant cinq ans membre du
conseil éditorial du Japan Times Weekly entre 1990 et 1995, et membre du
Foreign Correspondent Club de Tokio. Il est actuellement directeur de la
fondation Forum 2000 de Prague. Hori est Directeur du PEN du Japon depuis 2003,
et avant cela a été membre du comité du PEN International de 2001 à 2004.
Kristin T. Schnider

Miembro de la junta de PEN Internacional PEN suizo alemán
Kristin
nació en Londres y creció en Zúrich. Es
escritora independiente y su obra se ha publicado en varios periódicos,
revistas y antologías. Kristin es autora de dos novelas y unvolumen de cuentos.
Además, ha realizado trabajos de traducción del alemán al inglés y viceversa.
Kristin es cofundadora de la
Red Suiza de Mujeres Escritoras y ha dirigido varios
seminarios para grupos, como el grupo de mujeres del Centro africano en Zúrich
y CRAN: Encuentro de reflexión y acción contra el racismo. Se desempeña como Presidente del centro PEN
suizo-alemán y es miembro de la
Asociación de Autores y Escritores de Suiza.
Board member International
PEN. Swiss German PEN
Kristin was
born in London and brought up in Zurich. She is a
freelance writer and her work has been published in numerous journals,
magazines and anthologies. Kristin has also published two novels and a volume
of short stories as well as translating works from German into English and vice
versa.
Kristin is a
co-founder of the Swiss Network of Women Writers, femscript, and has
lead workshops for groups such as the women's group of the African Centre in Zurich and CRAN
(Carrefour de reflexion et d‘action contre le racisme anti-noir).
She is
President of the Swiss German PEN Centre and a member of the Association of
Authors and Writers in Switzerland.
Membre
du Comité Directeur du PEN International. PEN Suisse-allemande
Kristin est née à Londres et a grandi à Zurich. Elle est écrivain
indépendante et son œuvre a été publiée dans plusieurs journaux, revues et
anthologies. Kristin est l'auteur de deux romans et d'un recueil de récits.
Elle a également réalisé des travaux de traduction de l'allemand vers l'anglais
et inversement. Kristin est cofondatrice du Réseau Suisse de Femmes Écrivains
et a dirigé plusieurs séminaires pour des groupes, comme le groupe de femmes de
Centrafrique à Zurich et le CRAN : Carrefour de réflexion et d'action contre le
racisme. Elle occupe les fonctions de
présidente du centre du PEN de Suisse allemande et est membre de l'Association
d'Auteurs et d'Écrivains de Suisse.
Haroon Siddiqui

Miembro de la junta de PEN Internacional.
PEN Canadá
Haroon
Siddiqui es editor honorario del periódico más importante del Canadá, The
Toronto Star. Escribe allí una columna dos veces por semana. Se unió al
periódico en 1978 y, antes de ocupar el puesto de editor de editoriales,
desempeñó varios cargos entre 1990 y 1998 como editor nacional, editor de
noticias y analista de relaciones internacionales. Ha visitado 40 países y
cubrió, entre otros eventos, la invasión soviética a Afganistán, la crisis de
rehenes norteamericanos en Irán, la guerra entre Irak e Irán, y el surgimiento
de China e India como potencias económicas.
Ocupó puestos gerenciales en varias organizaciones
profesionales
y no gubernamentales canadienses, y, en 2001, fue nombrado miembro de la Orden de Canadá para el
apoyo local de ‘oportunidades justas y equitativas en nuestra sociedad
pluralista’,y participó en la campaña de defensa de “una función más amplia
para Canadá en la aldea global”. Es autor de Being Muslim, acerca de la
geopolítica post 9/11, y es Doctor Honorario en Letras de la Universidad de York.
Haroon se desempeñó como presidente de PEN Canadá.
Board member International PEN
PEN Canada
Haroon
Siddiqui is editorial page editor emeritus of The Toronto Star, Canada's
largest newspaper, for which he also writes a twice-column column. He joined
the newspaper in 1978 holding a number of posts including National Editor, News
Editor and a foreign affairs analyst before becoming editorial page editor from
1990 to 1998. He has visited 40 countries and covered, among others, the Soviet
invasion of Afghanistan, the
American hostage crisis in Iran,
the Iran-Iraq war and the emergence of China
and India
as economic powers.
He has held
senior positions in various Canadian professional and non-governmental
organisations, and in 2001, was appointed a member of the Order of Canada for
advocating ‘fairness and equality of opportunity in our pluralistic society' at
home and championing ‘a broader role for Canada in the global village.' He is
the author of Being Muslim about post-9/11 geopolitics and holds an
Honorary Doctorate of Letters from York
University.
Haroon is a
past President of PEN Canada.
Membre
du Comité Directeur du PEN International. PEN Canadien
Haroon Siddiqui est rédacteur en chef émérite du journal le plus important
du Canada, The Toronto Star, où il écrit une chronique deux fois par
semaine. Il a rejoint le journal en 1978, et avant de prendre le poste de
rédacteur en chef, il a occupé plusieurs fonctions entre 1990 et 1998 en tant
qu'éditeur national, éditeur des nouvelles et analyste de relations
internationales. Il a visité 40 pays et couvert, entre autres événements,
l'invasion soviétique en Afghanistan, la crise des otages américains en Iran,
la guerre entre l'Irak et l'Iran, et l'émergence de la Chine et de l'Inde en tant
que puissances économiques. Il a occupé des postes de direction dans plusieurs
organisations professionnelles et non-gouvernementales canadiennes et, en 2001,
il a été nommé membre de l'Ordre du Canada pour son soutient local aux « opportunités
justes et équitables dans notre société pluraliste », il a participé à la
campagne de lutte pour « l´élargissement du rôle du Canada au sein du
village global ». Il est l'auteur de Being Muslim, qui traite de la
géopolitique après le 11 septembre, et est Docteur Honoraire de Lettres de
l'université de York. Haroon a occupé les fonctions de président du PEN du
Canada.

Directora Ejecutiva de PEN Internacional
Como
Directora Ejecutiva, Carolina tiene la responsabilidad de la gerencia de la
organización
y lidera la planeación estratégica, la gobernabilidad, el desarrollo de nuevos
programas
y la consecución de fondos. Es la primera persona en asumir estas funciones
en
PEN. Estudió literatura inglesa y obtuvo
una maestría en Escritura Contemporánea. Ha trabajado en el sector cultural a
lo largo de su carrera, en el Teatro Nacional, en la dirección del Museo de
Historia Natural de Londres. Fue consultora para el profesor Wangari Maathai,
premio Nobel de la Paz
y en el momento ejerce la consultoría para el Teatro Old Vic, Dance East y la Fundación Kevin Spacey.
Recientemente terminó su primera novela.
Caroline McCormick. Directeur
Exécutif du PEN International
En tant que Directeur Exécutif, Caroline a la responsabilité de la gestion
de l'organisation et dirige la planification stratégique, la gouvernance, le
développement de nouveaux programmes et l'obtention de fonds. Elle est la
première personne à assumer ces fonctions au PEN. Elle a fait des études de
littérature anglaise et a obtenu un master en Écriture Contemporaine. Elle a
travaillé dans le domaine de la culture tout au long de sa carrière, au Théâtre
National et à la direction du Musée d'Histoire Naturelle de Londres. Elle a été
consultante auprès du professeur Wangari Maathai, prix Nobel de la paix, et est
actuellement consultante pour le Teatro Old Vic, Dance East et la Fondation Kevin
Spacey. Elle a récemment fini son premier roman.
1.2 Invitados especiales al Congreso Mundial realizado en
Bogotá en septiembre de 2008
Michel
Deguy. (Escritor francés invitado por la Embajada de Francia en
Colombia)
Michel
Deguy fundó la Revista
Poésie en 1977 y es su Director. Profesor universitario,
filósofo de formación, preside el Consejo de administración del « Collège
international de philosophie » desde 2005, después de haber presidido la Asamblea de Directores de
Programa de 1990 a
1993. Michel Deguy ha publicado más de
cuarenta libros en Gallimard, en Seuil, en Galilée. Hay tresantologías de sus
poemas en la colección de poesía de Gallimard. Hay una bibliografía completa
hasta el año 2000 editadas por l’IMEC (Colección Inventaires, 2002). Los títulos recientes de sus libros son: La Raison poétique (2000),
Spleen de Paris (2000), Au jugé(2004), Sans retour (2004),
Desolatio (2007), Réouverture après travaux (2007) : obras todas editadas
por Galilée. Le Sens de la visite apareció en Stock (2005). L’Allégresse pensive (Belin, 2007), reúne los
trabajos de la década que le fue consagrada en Cerisy ; Le Grand Cahier. Michel Deguy (330 páginas, en Le Bleu
du ciel, 2007) recoge trabajos y estudios inéditos.
Michel
Deguy.
Michel Deguy a fondé la revue Poésie en 1977, et la dirige jusqu´à
présent. Universitaire, philosophe de
formation, il préside le Conseil d’administration du Collège international de
philosophie depuis 2005, après avoir présidé l’Assemblée des Directeurs de
programme (1990-1993).
Michel Deguy a publié une
quarantaine d’ouvrages, chez Gallimard, au Seuil, chez Galilée. On trouve trois
anthologies des poèmes dans la collection Poésie/Gallimard.
Une bibliographie complète jusqu’en 2000 est éditée par l’IMEC (collection Inventaires, 2002).
Les titres récents sont : La Raison poétique (2000), Spleen de Paris (2000), Au
jugé (2004), Sans retour (2004), Desolatio (2007), Réouverture après travaux (2007) : tous ouvrages parus chez
Galilée. Le Sens de la visite a paru
chez Stock (2005). L’Allégresse pensive
(Belin, 2007) rassemble les travaux de la décade qui lui a été consacrée à
Cerisy ; Le Grand Cahier Michel
Deguy (330 pages, Le Bleu du ciel, 2007) recueille inédits et études.

Fadia
Faqir escritora jordana y británica, patrocinada por la Universidad de los
Andes.
Fadia Faqir es una
escritora reconocida por la defensa de los derechos humanos. Su primera novela,
Nisanit, fue publicada en 1990 y está
siendo traducida al árabe. Su segunda novela, Pillars of salt, fue publicada en 1996 y fue traducida al alemán,
holandés y danés. La traducción al danés estuvo nominada al premio literario
ALOA en el 2001. Ella es editora y co traductora de la obra In the house of silence: autobiographical
essays by Arab women writers, publicada en 1998 y traducida al turco.
Sus
artículos “Engendering Democracy and Islam” e “Intra-family Femicide in Defense
of Honor: The case of Jordad” fueron publicados por Third World Quarterly. Ella fue editora en jefe
de Arab Women Writers Series de Garnet Publishing, y por este trabajo ella
recibió el premio New Venture en 1995.
Es miembro de la junta de
Al- Raida, un diario feminista
publicado por la Universidad Americana
Libanesa de Beirut.
Fadia Faqir ha escrito
algunas historias y obras de teatro cortas. “The Separation Wall”, un cuento
corto y “Sofia Blues”, una recolección de meditaciones, fueron publicadas en
diciembre de 2005 en una colección titulada Magnetic
North. “The Separation Wall” también será publicada en Dominican Literatura and Arab-American and Arab Anglophone Literature editada
por Natalie Handal.
Su tercera novela, My name is Salma / The Cry of the Dove
ha sido y será publicada en 16 países y será traducida a trece lenguas.
1.2 Invités spéciaux
Fadia Faqir écrivain jordanienne
et britannique, parrainée par l´Université des Andes.
Fadia Faqir est un écrivain reconnu pour la défense des droits humains. Son
premier roman, Nisanit, a été publié en 1990. Pillars of salt, son deuxième roman, a été publié en 1996 et
traduit en allemand, en hollandais et en danois. Ses
articles « Engendering Democracy and Islam » et « Intra-family
Femicide in Defense of Honor: The case of Jordad » ont été publiés par
Third World Quarterly. Elle a été éditrice en chef de Arab
Women Writers Series de Garnet Publishing, et a reçu pour ce travail le
prix New Venture en 1995.
Elle
est membre du comité de Al- Raida, un
journal féministe publié par l'Université Américaine Libanaise de Beyrouth.
Fadia Faqir a écrit quelques histoires et des pièces de théâtre courtes.
« The Separation Wall », un petit récit et « Sofia Blues »,
une compilation de méditations, ont été publiés en décembre 2005 dans une
collection intitulée Magnetic North. « The Separation Wall »
sera également publié dans le Dominican
Literatura and Arab-American and Arab Anglophone Literature édité par
Natalie Handal.
Son
troisième roman, My name is Salma / The
Cry of the Dove a été et sera publié dans 16 pays et sera traduit en 13
langues.
John Ralston Saul, escritor
canadiense.
John Ralston
Saul nació en Ottawa. Estudió en la Universidad McGill
y la Universidad
de Londres, donde obtuvo su doctorado en 1972. John Ralston Saul, defensor desde siempre de
la libertad de expresión, ha sido un miembro activo de PEN Internacional desde
1987, cuando fue electo miembro de la junta directiva de PEN-Canada,
y luego, de 1990 a
1992, presidente del mismo Centro. Es también miembro activo de PEN-Québec.Desde 1999, es Presidente de honor de PEN-Canada. Ha sido el principal promotor de la Red de escritores en Exilio de PEN-Canada en 2004. Miembro del Consejo de escritores y expertos de ICORN
Ensayista y novelista. Sus obras han sido traducidas a más de veinte idiomas en treinta países. Algunos de sus libros fueron publicados primero en francés y toda su obra ha sido publicada, habitualmente simultáneamente, en francés. Tiene siete títulos publicados en español.
Ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales por su escritura, más recientemente, el premio internacional Pablo Neruda. Sus obras más conocidas:-- Bastardos de Voltaire: La dictadura de la razón en Occidente , Compañero el que duda es: Un diccionario de agresivo sentido común y La civilización inconsciente. En el equilibrio: Seis Cualidades del Nuevo Humanismo
John Ralston Saul was born in Ottawa. He studied at McGill University and the University of London, where he obtained his Ph.D. in 1972.
John Ralston Saul, a long-time champion of freedom of expression, has been intimately involved with International PEN since 1987, when he was elected to the Board of PEN Canada, serving as president from 1990-1992. He is equally an active member of Centre québécois du PEN international. Since 1999, he has been the Honorary Patron of PEN Canada and was one of the driving forces in the creation of their Writers In Exile Network in 2004. He is also a member of ICORN
He is particularly known for his commentaries on the nature of individualism, citizenship and the public good; the role of freedom of speech and culture; the failures of managerially/technocratically led societies; the confusion between leadership and managerialism; military strategy, in particular irregular warfare; and his critique of contemporary economic arguments.
Saul is perhaps best known for his philosophical trilogy – Voltaire’s Bastards: The Dictatorship of Reason in the West , The Doubter’s Companion: A Dictionary of Aggressive Common Sense and The Unconscious Civilization. This was followed by a meditation on the trilogy – On Equilibrium: Six Qualities of the New Humanism.
John Ralston Saul est né à Ottawa. Il a étudié à l'Université McGill et à l'Université de Londres, ou il a obtenu un doctorat en 1972. Il est depuis plus de 20 ans intimement lié au P.E.N. il fut élu en 1987 membre du conseil d'administration de PEN Canada, puis président du Centre de 1990 à 1992. Il est aussi membre un membre actif de PEN Québec. Depuis 1999, il est président d'honneur de PEN Canada et en 2004, il a été l'un des principaux créateurs du Réseau des Écrivains en Exil d e PEN Canada ainsi que membre du Conseil des Écrivains et Experts de l'ICORN (le réseau international des villes de refugeEssayiste et romancier, John Ralston Saul a exercé une influence croissante sur la pensée politique et économique contemporaine au point d’avoir été qualifié de "prophète" par le magazine "Time" et son nom figure dans la liste des cent principaux leaders et visionnaires de la prestigieuse revue Utne Reader
Ses oeuvres lui ont valu de nombreuses récompenses nationales et internationales dont, récemment, la Médaille présidentielle internationale d'honneur Pablo Neruda accordée par le gouvernement du Chili.
De tous ses livres, c'est la trilogie philosophique de Saul qui est la mieux connue: Les bâtards de Voltaire: La dictature de la raison en Occident; Le Compagnon du doute et La civilisation inconsciente. Il a par la suite publié une réflexion sur cette trilogie: Vers l'équilibre: six qualités du nouvel humanisme.

Paul Knox. Periodista canadiense patrocinado por la Embajada de Canadá
Director de la
Escuela de Periodismo de Ryerson University en Toronto y
miembro activo de Periodistas Canadienses por la Libertad de Expresión.
Fue reportero, editor y corresponsal extranjero durante más de treinta años, la
mayoría de los cuales en The Globe and
Mail. En este periódico fue editor extranjero, columnista de asuntos
internacionales y corresponsal de América Latina con sede en México y Río de
Janeiro.
Trabajó en Vancouver y en Belfast. Estudió en la Universidad de Harvard
como Nieman Fellow. En el año 2000, Columbia University le confirió el Premio
María Moors Cabot, en reconocimiento a su trabajo como reportero de las
Américas. Escribe continuamente sobre asuntos relacionados con los medios y
sobre temas internacionales, especialmente Latinoamérica. Ha sido comentarista
en inglés y español de la Radio Canadá
Internacional.
Sus intereses investigativos incluyen la educación
periodística en Canadá, la historia del cubrimiento de noticias internacionales
en este mismo país, los medios latinoamericanos y los retos de la libertad de
expresión.
Paul
Knox is Chair of the School of Journalism at Ryerson University in Toronto and
an active member of Canadian Journalists for Free Expression. He spent more than 30 years as a newspaper
reporter, editor and foreign correspondent, most of it with the Canadian daily The
Globe and Mail, where he was foreign editor, world affairs columnist and
Latin America correspondent based in Mexico City
and Rio de Janeiro.
He also worked in Vancouver, Canada, and Belfast, Northern Ireland.
He studied at Harvard University as a Nieman Fellow and in 2000 was awarded
the Maria Moors Cabot prize by Columbia
University for his reporting on the Americas. He
continues to write on media issues, international affairs and Latin
America, and has been a commentator in English and Spanish for
Radio Canada International. His research interests include Canadian journalism
education, the history of international news coverage in Canada, Latin
American media and challenges to freedom of expression.
Paul
Knox
Directeur de l'École de Journalisme
de Ryerson University à Toronto et membre actif de Journalistes Canadiens pour la Liberté d'Expression, il a
été reporter, éditeur et correspondant étranger pendant plus de trente ans, la
plupart pour The Globe and Mail. Dans
ce journal il a été éditeur étranger, chroniqueur des sujets internationaux et
correspondant pour l'Amérique latine avec un siège au Mexique et à Rio de
Janeiro.
Il a travaillé à Vancouver et à
Belfast. Il a fait des études à l'université de Harvard sous le nom de Nieman
Fellow. En 2000, Columbia University lui a remis le prix María Moors Cabot, en
reconnaissance pour son travail de reporter des Amériques. Il écrit
régulièrement sur des sujets en relation avec les médias et des sujets
internationaux, particulièrement d´Amérique latine. Il a été commentateur en
anglais et en espagnol de Radio-Canada international.
Ses intérêts de chercheurs
comprennent l'éducation journalistique au Canada, l'histoire de la couverture
des nouvelles internationales dans ce pays, les médias latino-américains et les
défis de la liberté d'expression.
CONFERENCIA DE LA ESCRITORA FADIA
FAQIR:
Universidad
de los Andes, Auditorio Mario Laserna
Miércoles 17 de septiembre de 2008
2.2 Presentación de la Dra. María Mercedes Andrade*
Dentro del marco del Congreso Mundial del PEN Club
Internacional que, bajo el título “El papel de la palabra”, se celebra
actualmente en Bogotá, es para mí un placer presentarles a ustedes a la
escritora jordano-británica Fadia Faqir. Ante todo, quisiera agradecerle a la Universidad de los
Andes, a la Facultad
de Artes y Humanidades y su decana, la Dra. Claudia Montilla, al Departamento de
Humanidades y Literatura y su directora, la Dra. Carolina
Alzate, así como al PEN Club Internacional y, especialmente, a la Dra. Cecilia Balcázar
de Bucher, miembro de la junta del PEN Internacional, presidenta emérita del
PEN de Colombia y organizadora de este congreso, por haber hecho posible la
conferencia de hoy.
Fadia Faqir es doctora en Escrituras Creativas de la Universidad de East
Anglia, miembro del PEN Club de Inglaterra y miembro del consejo editorial de Al-Raida, la revista feminista que se
publica en la
Universidad Americana de Beirut. Su obra literaria incluye
novelas, cuentos y obras de teatro, y ha sido ganadora del New Venture Award y
el ALOA Literary Prize. Faqir ha publicado las novelas Nisanit (1990), Pillars of
Salt (1996) y The Cry of the Dove (2007),
esta última recientemente traducida al español con el título de Mi nombre es Salma, y publicada por
Ediciones Martínez Roca. Faqir ha publicado además diversos cuentos en
antologías y tradujo y editó la antología In the House of Silence: Autobiographical
Essays by Arab Women Writers.
Fadia Faqir es una voz importante y elocuente en el campo de
la escritura femenina, en general, y en particular de la literatura diaspórica,
interesada en retratar la situación de la mujer en los países islámicos. Sus
novelas demuestran una comprensión del mundo islámico que rompe con los
estereotipos fáciles, pues coexisten en ellas una visión lírica e incluso
nostálgica de la cultura musulmana, con la denuncia de la injusticia y la
opresión que deben enfrentar sus personajes, tanto en el país natal como en el
exilio. Esta mezcla de lirismo y compromiso con los derechos humanos le da a la
obra de Faqir un carácter inquietante y conmovedor.
“Escribo…”, dice Faqir, “…para dar testimonio y para hacer
justicia. También escribo para alejar el miedo, para exorcizarlo. Escribir es
un intento fútil por darme a mí misma poder. El viaje fue y aún es largo,
difícil, sin llegada, pero también con recompensas y lleno de pequeñas
sorpresas. Recuerdos en la
intranquilidad, no en la tranquilidad. Un árbol de jazmín en un jardín hostil.
Cámaras de tortura y túneles en el mundo árabe. El racismo y la falsa
representación en Occidente. Tomar té de menta con mi madre bajo una pérgola
con enredaderas. Los rostros inquietantes de los mutilados, los desplazados,
los desaparecidos. Nubes de perfume en un naranjal en flor. No es eso
exactamente, pero es mucho más o mucho menos que eso”.
2.2 Conferencia de Fadia Faqir: Cantar en la lengua del otro
Los inicios
Nací en Amman, Jordán, el año de la independencia de los
ingleses y crecí en un Amman del Este humilde pero vibrante. Uno de mis
primeros recuerdos son las colinas cubiertas con trigo y un gran club inglés
cercano, con una cerca de púas, perros, guardias y jardines. Los jordanos
nativos no estaban autorizados a entrar al club y eso lo hacía más seductor y
misterioso. Tratamos de entrar a escondidas muchas veces, pero el guardia nos
atrapó y los chicos fueron golpeados con un palo. Esta imagen de un espacio
colonial exclusivo y próspero ha permanecido conmigo.
Fui educada en colegios estatales, que en el Reino Unido se
llaman comprehensive, y luego, cuando
escogí una línea social para mi certificado de estudios secundarios, fui
enviada a la escuela Queen Zain El-Sharaf en Jabal Amman. Los estudiantes
locales, que teníamos que viajar, contratamos un taxi y cruzábamos la capital
todos los días de Este a Oeste. A la escuela Zain seguía el sistema de escuela
de gramática inglés y fue un gran ambiente para aprender. Fuimos educados bajo
la duda, el disentimiento y cómo burlarnos del patriarca.
Después de la graduación de la escuela mi familia arregló mi matrimonio.
Tenía 19 cuando me casé, y tres años más tarde mi padre decidió salvarme de ese
desastre. En los largos y complejos procedimientos del divorcio legal perdí la
custodia de mi único hijo, cuando sólo tenía trece meses de nacido. Todo lo que
he hecho después de eso, incluyendo mi prosa, son intentos de aceptar este enajenamiento.
Estoy desconsolada y lo que se ha perdido nunca se recuperará.
Cuando entré a la universidad en Jordán para hacer un BA en
Literatura Inglesa estaba destrozada, pero busqué consuelo en los libros.
Después de la graduación trabajé como reportera a destajo para el Jerusalem Star, un periódico semanal en
inglés. Las ideas para mi primera novela, Nisanit,
empezaron a germinar cuando cubrí la liberación de tres ex prisioneros
palestinos.
Nisanit es una novela sociopolítica que
explora el destino de tres personajes: un guerrillero palestino, una mujer
árabe y un carcelero israelí, todos antihéroes por accidente y víctimas de la
historia y la geografía.
En 1984 viajé a Gran Bretaña para estudiar Escritura en la Universidad de
Lancaster con David Craig. En 1985, fui condecorada con un MA en Escritura
Creativa, después viajé a Jordán con la determinación de estudiar árabe clásico
y empezar a escribir en mi lengua materna. La libertad es una condición previa
para leer y escribir, como lo escribió Sartre, y por esa época no había mucho de
eso en Amman. Los libros y periódicos eran censurados de manera rigurosa, se
violaban los derechos humanos y los periodistas dejaban el país en manadas.
Escribir no era una profesión respetada y para sobrevivir los escritores debían
hacer trabajos de baja categoría. En Lancaster escribí un promedio de once
páginas al día y en Amman, después de la pérdida de mis libertades políticas y
personales, se agotó mi inspiración.
El regreso al Reino Unido, en 1986, y le decisión de escribir
otra novela en inglés se sintió como otra traición a mi patria. Mi segunda
novela, Pillars of Salt, que fue
parte de mi tesis doctoral, se llevó a cabo durante el gobierno británico en
Jordán, y es una visión feminista del orientalismo. Pasé parte de mi niñez con
los beduinos, que eran seminómadas en ese entonces, arreando las cabras y las
ovejas, recogiendo la cosecha y desplazándonos a la era del trigo. Pillars of Salt fue escrita para
documentar ese paisaje mágico y preservar el estilo de vida noble de los
beduinos, que desapareció rápidamente. En 1990, la Universidad del Este
de Anglia me condecoró con el primer doctorado en Escritura Crítica y Creativa.
Ahora vivo en Durham, Reino Unido, y me considero a mí misma
como una ex patriada, una mujer que dejó su país a causa de su padre. Encuentro
difícil vivir en Occidente, especialmente en los tiempos de conflicto y guerra.
Algunos días, la nostalgia y la añoranza se apoderan de mí como una gripe. Este
anhelo de una idílica imagen de la patria, que tal vez no exista sino solo en
mi mente, fue descrito en un programa que escribí y presenté para la radio. A View from Abroad: In Search of a Jasmine
Tree gira alrededor de una búsqueda de árboles de jazmines en el noreste de
Inglaterra. Un árbol de jazmín, similar al que teníamos en nuestro jardín en
Amman, habría reflejado de manera parcial ese espacio físico y sicológico que
había dejado atrás. La búsqueda de estos árboles se convirtió en la búsqueda de
mí misma en este tapiz blanco y el fracaso de cultivarlos en Inglaterra tal vez
sea análogo a la frustración de sembrar raíces en esta tierra extranjera.
El exilio es un país triste. En el exilio el vacío entre la
imagen rural de la tierra natal y la ciudad occidental no puede cerrarse. Es
una ruptura del hogar, del Edén, de la niñez; una cierta pérdida, un desplazamiento,
un desarraigo. En el exilio, la nostalgia se convierte en una forma de lealtad
a la casa en Amman, al jardín con sus altos árboles de palma, al pañuelo de mi
madre, al pasado, a la villa; todas son imágenes congeladas en un medio que las
hace más bellas. En el exilio se desarrolla rápidamente una doble visión, en
donde las imágenes de las calles de Basra confluyen con aquellas de Kentish
Town. Empiezas a mirar hacia adelante al país que te adoptó mientras siempre se
mira atrás al país de origen. Revisas tu posición en cada cruce. Ajustas tus
espejos, tu sentido de pertenencia, y conduces explorando un nuevo mapa.
Continúas examinando y reexaminando tus lealtades tanto a la imagen congelada
en tu mente como al paisaje vivo del presente. Nunca más tomarás las cosas por
su valor ordinario. La duda, el disentir y el cuestionar se vuelven parte de tu
vida. Te conviertes en un híbrido, siempre calculando, evaluando, acomodando.
Solo hasta hace poco dejé de someterme a tales
interrogatorios. Ahora leo, escribo y camino en los bancos del río Wear.
Inspiraciones
Cuando tenía, quizá, trece mantenía un cuaderno que se
llamaba ‘Personajes en mi vida’, en el cual describía las apariciones físicas
de personas que había conocido. Luego me convertí en una reportera a destajo
del Jerusalem Star, y a través de mi
escritura para el periódico descubrí el poder y la magia de las palabras. En la Universidad de Jordán
estudié muchos autores como Shakespeare, Eliot y Flaubert. Leí mucho, pero
algunos libros me hicieron parar y pensar. Heart
of Darkness de Joseph Conrad es una acusación poderosa de los males del
imperialismo. Refleja las represiones salvajes llevadas a cabo en El Congo por
los belgas en uno de los actos de genocidio más grandes cometidos hasta esa
época. El narrador de Conrad se encuentra al final con la historia de un hombre
llamado Kurtz, muriendo, loco y culpable de unas atrocidades incalificables. Y
esa línea: “el horror, el horror” apunta en una vía de adentro hacia fuera. Esa
novela, junto con La Metamorfosis de
Kafka, abrió posibilidades y me permitió trazar el escape mental de Shadeed de
su solitario confinamiento mental en Nisanit.
Ese momento de locura / escape, que fue seguido de cerca en una corriente de
conciencia, puede verse cuando el se arrastra ‘fuera’ de la prisión al
imaginarse a sí mismo como una hormiga. El se busca a sí mismo en la
habitación, pero no puede encontrarse en ninguna parte ‘”Entonces él tiene seis
piernas, cada una con articulaciones de remolque. Magníficas. Sus mandíbulas
muelen la comida con rapidez y su cráneo pelado se sacude”. Cuando se arrastra
fuera de la prisión como una ‘hormiga’ es segado por la luz del sol. ‘”El rocío
de la pradera, el aire fresco, las estrellas solitarias. No puede creerlo.
Levanta su cabeza sacudiéndola regocijado.”
En la
Universidad de Anglia del Este fui alumna de la difunta
Angela Carter, de quien hasta ahora estoy empezando a aceptar su muerte
prematura. Ella solía reseñar libros de manera exhaustiva para el periódico The Guardian
y cada vez que venía al taller llevaba un libro de regalo para cada estudiante.
Uno sabía que el libro era un comentario a la pieza de escritura que había
presentado. Cuando estaba escribiendo Pillars
of Salt ella me dio el libro de Rana Kabani Europe’s Myth of the Orient: Device and Rule, que analiza la
degradación de las mujeres orientales en las narrativas occidentales, primero
como mujeres y después como orientales. Este libro me llevó rápidamente a la
obra de Edward Said. Entonces exploré el feminismo, el orientalismo, el
posmodernismo y escribí sobre viajes hasta que nació la escritora misógina. Sin
embargo, guardaba textos como Arabian
Nights, Arab Folktales y Qur’an en mi memoria. Entonces la mezcla se
convirtió en una novela sobre la memoria, la representación, los puntos de
vista conflictivos de la historia y la política sexual. Contaba con un narrador
informal, una mujer indígena y un final mítico, fabricado en su totalidad por
los escritores orientalistas.
Me topé con el realismo mágico por primera vez cuando leí Cien años de soledad de García Márquez,
una novela llena de milagros, sucesos sobrenaturales y extraños, un mundo en el
que es usual que los fantasmas se quejen en el jardín, o que la gente prevé su
propia muerte. También contiene ejemplos de casi cualquier tipo de soledad y
aislamiento que puedan sufrir los humanos, desde una encarcelación literal,
pasando por la ceguera hasta el vacío espiritual de las repetidas conquistas
sexuales, o la felicidad del aislamiento con la persona que amas. La soledad
del patriarca enfrentando el pelotón de fusilamiento fue su última penitencia.
Entonces comencé a pensar en la justicia poética en la ficción política.
Cuando era una estudiante de posgrado entrevisté a la
escritora afroamericana Toni Morrison para la revista de la universidad, en
1988, en la época en la que pertenecía a una minoría étnica en una universidad predominantemente
blanca. En la entrevista Toni Morrison dijo, ‘La literatura se trata sobre el
cambio y será cambiada por las minorías más concienzudas, que es donde está la
vida. Hecho consumado. Así, su trabajo, mi trabajo y el de las mujeres y las
personas de color es asegurarse de hacer justicia en lo que está por venir.’ Lo
que ella dijo fue de gran importancia y mostró tal confianza y orgullo, que
empecé a verme a mí misma como una escritora árabe negra.
Un año más tarde, me inscribí en la Universidad de Exeter,
en donde conocí a Maya Angelou, que en 1990 era una escritora en residencia.
Fui afortunada de compartir con ella y Dolly McPherson. Comencé a leer
escritoras afroamericanas de manera decidida. Por ejemplo, la obra Beloved, de Morrison, no es un cuento
lineal, contado de principio a fin. La novela es, en esencia, escrita en
fragmentos, piezas sueltas dejadas para que el lector las junte. La
yuxtaposición de pasado con presente sirve para reforzar la idea que el pasado
está vivo en el presente, y con esos fragmentos la historia se fusiona en una
sola pieza inseparable. Cada personaje, incluso los que están muertos y los
medio vivos, cuentan partes del cuento. El uso de Morrison del verso y la
corriente de prosa a conciencia no tiene comparación.
Mientras leía el trabajo de Morrison, My Name is Salma empezó a tomar forma. La narrativa está compuesta
de secciones cortas, algunas de un solo párrafo o dos, algunas incluso poéticas
en su economía. En un lapso de tiempo de 16 años, ellos cambian casi al azar en
escenas de la vida de Salma que transcurren entre su familia beduina, sus años
de custodia de protección, su vuelo a un monasterio y su posterior viaje a un
asilo en Inglaterra. Intercaladas con episodios de su vida en Exeter mientras
intenta encontrar trabajo, educarse y afianzarse en un ambiente extranjero. La
forma inconexa tiene la intención de reflejar su propio ser torturado. Visto
exclusivamente desde el punto de vista de Salma, muestra sus vínculos
inextricables con su pasado. El objetivo es prevenir al lector de cualquier
sentimiento de progreso sin obstáculos hacia una resolución. Constantemente nos
sentimos en dilema, como Salma, entre un pasado cruel, un país extranjero y
todo lo que conlleva, y los vínculos con la patria, la familia y la cultura.
Una vez agotado el lirismo, leo la poesía de Federico García
Lorca y Mahmoud Darwish, quien se percibe a sí mismo como una extensión de
Lorca. En su primera poesía Darwish sobresalió al mezclar lo personal con lo
político, lo oportuno con lo eterno y lo mundano con lo sublime.
Lo personal es político
Cuando se reprimen los puntos de vista políticos y se vive
bajo una autocracia monológica y monolítica, entonces, la literatura se
convierte en una salida para expresar tales opiniones. El difunto autor
palestino Emil Habibi propagó sus visiones marxistas en su ficción y en sus
últimos años lamentó este hecho. Si se nace en una zona de conflicto, el arte
por el arte se convierte en un lujo. Sin embargo, mi viaje literario muestra
cómo escribir ficción política también puede cambiar. Comencé con Nisanit, un grito del corazón, crudo,
cercano a la realidad y poco sofisticado, quizá. Cuando avancé en Pillars of Salt a explorar el
imperialismo y la política sexual, utilicé la tradición oral y los libros de viaje; en My Name is Salma, una novela sobre las restricciones de la
condición humana, la migración y el racismo, empecé a explorar el lirismo, el
ritmo y las descripciones minuciosas de la vida diaria para construir un todo.
Mis novelas son sociopolíticas, pero el tono, el estilo y la estructura han
evolucionado, eso espero. En otras palabras, las novelas son ventanas al mundo,
humanizan, hacen que el lector conozca las injusticias y construye puentes
culturales. En My Name is Salma no
hay buenos ni malos y todos los personajes son figuras trágicas, incluso
Elisabeth, la casera inglesa que maltrata a Salma. Cuando descubrimos por lo
que ha pasado y sobrevivido Elisabeth, olvidamos sus excesos. Si el discurso en
las metrópolis busca deshumanizar a los árabes y hacerlos desaparecer para
justificar el ‘daño colateral’, mi ficción y mi obra tienen como objetivo
humanizar no solo a los árabes, sino a los ingleses, americanos, indios, etc.
Quizá es más difícil dispararle a alguien que conoces muy bien. Lo que es
importante, al final, es presentar el caso de manera cuidadosa, con delicadeza
y sin rabia o superioridad moral.
Los árabes y musulmanes como los ‘otros’ incomprendidos
Derrida escribió, “Cada vez que el etnocentrismo se reversa
de manera ostentosa y precipitada, algún esfuerzo se esconde, de manera
silenciosa, detrás de todos los efectos espectaculares de consolidar un interior
y de dibujar a partir de este algún beneficio doméstico.” Jean Paul Sartre lo
llamó el ‘A no ser que’. “Cuando un francés le dice a otro francés ‘el país
está hecho para…’ el orador se incluye a sí mismo en sus queridos compatriotas.
Y luego, usualmente, añade ‘A no ser que…’”, que surge de la inter subjetividad
nacionalista. Retoma el discurso de Franz Fanon, no tiene un ‘a no ser que’ y
no apunta a dibujar una lección doméstica, por ejemplo, un beneficio para el
colonizador del encuentro colonial en Algeria.
Derrida articula la tendencia de los temas europeos de
constituir al otro como marginal al etnocentrismo y ubica eso como el problema
con todos los esfuerzos logo céntricos. Describiendo lo que él llama ‘mitología
blanca’, Derrida escribió, “[ésta] ha borrado dentro de sí misma la escena fabulosa
que ha producido, la que, sin embargo, permanece, activa y conmovedora,
inscrita en tinta blanca, un diseño invisible cubierto en el palimpsesto”. La
tarea está en recobrar lo que “sin embargo permanece, activo y conmovedor,
inscrito en tinta blanca”, es decir, lo que está activo y conmovedor en lo que
no podría ser otra cosa que lo ‘inimaginado’.
Mi obra está libre de ‘a no ser que’ y de lecciones para
beneficiar al colonizador, intenta rescatar, recobrar y articular lo que
permaneces activo y conmovedor, aunque inscrito en tinta blanca, y espero pueda
desafiar el reconocimiento implacable del otro por la asimilación. Por lo
tanto, yo soy una quinta columna cultural y una Albión pérfida en Gran Bretaña.
Mi prosa no pinta un cuadro rosa de este país, no es ‘exótica’ o confortable.
No es de sorprenderse que en ocasiones reciba críticas hostiles en la prensa. Nisanit y Pillars of Salt están enmarcadas en el mundo árabe y en general han
sido reseñadas de manera positiva por la prensa británica. My Name is Salma golpeó en un nervio sin curtir porque sirvió de
espejo para la sociedad inglesa, entonces pudo verse a sí misma con todas sus
imperfecciones y pudo ver la forma en como trata a los que buscan asilo y sus
problemas y debilidades, entonces es sorpresa que fuera evitado o reseñado de
manera negativa.
Por otra parte, las páginas de reseñas en la prensa están
clasificadas de manera clara y, como autor, yo soy inclasificable. No soy ni un
autor árabe escribiendo en árabe, ni un autor británico escribiendo sobre la
pequeña Inglaterra, ni un autor británico de orígenes árabes. Soy una escritora
transnacional y de diversas culturas por excelencia. Te sientas en la cima de
un volcán, un lugar excitante y precario, y conviertes una faceta crítica en
ambas direcciones: hacia el país de origen, y sus tradiciones, y hacia el país
de recepción. El desafío, la alienación, la ‘ofensa’, tiene dos caras. Pero
como muchos otros inmigrantes y exiliados sobrevivo buscando refugio en la casa
de la escritura y las canciones. De las cenizas de la guerra y la destrucción
surge un pájaro de supervivencia Akan Sankofa, siempre mirando hacia atrás
mientras vuela adelante hacia lo que es posible.
Imágenes de Oriente
La mayoría de las portadas de mis novelas, de las cuales casi
ninguna he visto o aprobado antes de su publicación, tienen mujeres cubiertas
con velos. A propósito, las portadas indonesa e italiana tienen una Salma
atractiva pero sin velo en la cubierta. La portada francesa no tiene una mujer
musulmana en ella, sólo un vaso de té marroquí y una taza de café inglés.
La imaginación occidental o euro céntrica está obsesionada
con entidades ficticias, como las ‘mujeres musulmanas’ o las mujeres afganas’.
Incluso un libro de cuentos arábicos modernos tiene mujeres cubiertas con velos
en sus portadas. Mi ficción trata sobre estas mujeres, pero cuando las veo
empastadas en la portada, dentro del contexto poscolonial, veladas y
silenciosas no soy feliz con la forma en que mis heroínas son reducidas y
producidas en masa.
Es importante explorar los patrones políticos, sociales e
históricos que hacen posible que tales imágenes reduccionistas persistan. La
cuestión de la representación occidental de la mujer musulmana es algo
compleja, y la mujer musulmana ‘liberada’ pero ‘ignorada’ ocupa un lugar
precario en el cual convergen discursos y trayectorias sobre la historia, la
religión, la sociedad, las ideologías, el orientalismo y el feminismo. También contiene
disertaciones contestatarias e ideas conflictivas concernientes a la
‘modernidad’ y la ‘emancipación’ y la manera en que esas ideas son escogidas,
empacadas y presentadas.
Reclamando el desierto
Puede ser el momento de restituir y reclamar el desierto con
toda su belleza majestuosa. Si las narrativas orientalistas lo describen como
símbolo de atraso y regresión, yo lo veo como un indicador de nobleza,
comportamiento civilizado y generosidad. Algunas partes de The Seven Pillars of Wisdom de T.E. Lawrence, las cuales fueron
escritas en la tradición romántica, me atraen, pero suenan irreales, vacías. El
desierto no es un destino turístico para mí, no es un lugar en el que tienes aventuras,
ya sean sexuales o políticas, y luego te vas. Es casi mi hogar. Muchos viajeros
ingleses escribieron sobre paisajes despoblados y vacíos y no esperaron que sus
narrativas fueran refutadas. Pero muchos escritores árabes o escritores de
orígenes árabes están dándole la vuelta y representando el paisaje como lo
experimentaron, vivo y unido con la gente. La historia será el quien juzgue las
dos narrativas: ‘las suyas’ y ‘las nuestras’.
La tiranía del lugar
‘La tiranía del lugar’ es parte de la condición humana. Todos
tenemos limitaciones por nuestras condiciones. En mi ficción todos y cada uno
de los personajes son víctimas de su crianza, su ambiente y su educación y esto
les impone limitaciones. Incluso los opresores son víctimas de una cultura que
designa un rol específico para los hombres. Um-Saad en Pillars of Salt desea salirse de su piel y convertirse en otra
persona. Pero esta ‘hierba es verde’ es parte de la condición humana. A la
final, no solamente no podemos escapar de quienes somos y donde vivimos, sino
que tampoco podemos escapar de la muerte y los confines de la condición humana.
En-el medio
En esta era de las migraciones, el ciberespacio, las guerras
y los conflictos más y más de nosotros nos hemos vuelto transnacionales.
Incluso aquellos que no han migrado están reexaminando su sentido de
pertenencia gracias a la expansión de las telecomunicaciones y la revolución de
la información. La mayoría de nosotros somos híbridos y lo puramente indígena
esta en disminución. Los británicos son blancos, pero muy pocos de ellos son
puros.
En lo que a mí respecta, sólo he crecido en el ‘intermedio’,
donde los idiomas, las historias y las culturas coexisten. Cuando llegué por
primera vez a Gran Bretaña examiné y reexaminé mi sentido de pertenencia,
ajusté el espejo y conduje explorando un nuevo mapa. Ahora no me sujeto a mí
misma a tales inquisiciones. Yo soy una escritora transnacional que atraviesa
culturas por excelencia, cruzo fronteras, idiomas, culturas y tradiciones
literarias en un abrir y cerrar de ojos. Pertenezco a una comunidad
multicultural sin raíces que se alimenta de blogs iraquíes, libros publicados
en América, filósofos franceses y novelistas latinoamericanos. Quizá esta
comunidad solo pueda existir y comunicarse en el ciberespacio. Y aunque sea un
lugar precario para existir, es bastante excitante.
Moviendo los escenarios
Mis narrativas pasaron de tener raíces a ser desarraigadas.
Es quizá una evolución natural. Después de vivir en el Reino Unido por 24 años,
el lugar donde se desarrolla mi ficción ha cambiado. Cuando fui por primera vez
a Inglaterra no estaba segura de ambientar mis novelas allí y representar al
inglés, y la mayoría de sus representaciones de los árabes fueron y siguen
siendo críticas. Luego de pasar la mitad de mi vida en Gran Bretaña, quizá me
estoy familiarizando más con el territorio multicultural inglés que con el aquí
y ahora del mundo árabe. Me siento más cómoda entretejiendo las voces de los
que buscan asilo y los inmigrantes en Gran Bretaña hoy en día que con un hombre
árabe de El Cairo, por ejemplo. Es inevitable que mi ficción refleje ese
cambio. Por primera vez tengo un personaje inglés en My Name is Salma. Esto fue reseñado de manera favorable, por lo que
he decidido tomar el riesgo y representar al inglés por completo. En In the Midnight Kitchen, la novela en la
que estoy trabajando ahora, tengo un personaje principal inglés también por
primera vez, viviendo a través de las guerras mundiales y sobreviviendo a
procesos personales y nacionales.
Autores anglo-árabes
Espero que con el tiempo los escritores anglo-árabes consigan
lo que sus colegas asiáticos han alcanzado y generen una nueva versión
arabizada del idioma inglés. Muchos escritores asiáticos y africanos, que escriben
en inglés, están descolonizando de manera activa este idioma, con el fin de
capturar las estructuras profundas y los lineamientos de sus culturas indígenas
y hacer del inglés un vehículo más auténtico de expresión de su sensibilidad y
conciencia. Entonces no sólo el imperio está contestando, sino está creando una
nueva tendencia dentro de la tradición literaria inglesa.
¿Por qué escribir en la lengua del otro?
No decidí dejar de escribir en árabe de manera deliberada, al
contrario, cada intento de volver a hacerlo no ha tenido éxito. Después de
vivir en Gran Bretaña por 24 años, el idioma inglés es ahora mi única
capacidad.
Un renacimiento cultural árabe quizá no sea posible si no es
a través del idioma árabe, la última frontera, como algunos pudieran
argumentar. Sin embargo, esto cobija las obras en este idioma y las
traducciones de la mayoría de trabajos de otros idiomas al árabe.
Desafortunadamente, la libertad de expresión está reprimida y no favorece a
animar a los jóvenes a ser creativos. Cada vez más, se invierte menos dinero en
las traducciones al árabe.
Si tuviera que definirme a mí misma, entonces diría que soy
una escritora árabe/inglesa, escribiendo sobre la cultura árabe en inglés. Si
fuera posible separar la sensibilidad del idioma, entonces el cuerpo de mi obra
en conjunto tiene una actitud árabe, receptividad, percepción, sabor e
identidad, expresada a través de un inglés ‘arabizado’, en otras palabras, un
inglés seleccionado cuidadosamente para transmitir un sabor árabe específico. Es
quizá algo similar a lo que los autores indios hicieron con el idioma inglés,
pero en una escala mucho más pequeña.
Me preocupan los temas del exilio y la representación, que
reflejan la condición de una ‘expatriada’, una escritora que ha cruzado de una
cultura por culpa de su padre. Esta posición transcultural se refleja en el
intrincado proceso a través del cual se compone mi obra y por medio de mis
intentos interminables de grabar un pequeño territorio dentro del idioma inglés
para mí misma. Detrás de todos los problemas ampliamente comprendidos de la
duplicidad de creatividad, desde una posición poscolonial, emerge la lucha de
una escritora por comprender un mundo extranjero y de enfrentar las profundas
consecuencias de vivir una identidad bicultural.
He rechazado todas las ofertas de traducir mi obra al árabe
porque no he estado segura de la calidad de la traducción y la extensión de la
distribución. Hace poco firmé un contrato con Al-Saqi Publishing y My Name is Salma se publicará en árabe este
año. Estaré presente en la Feria Internacional del Libro de Abu-Dhabi para el
lanzamiento y así conocer a la audiencia. Ya veremos cómo recibe mi trabajo el
público árabe.
Limitaciones de la traducción
La
Series
de escritoras árabes (Arab Women Writers
Series) (Garnet Publishing), que yo edité, fue un proyecto lleno de
dificultades. La poca distribución de libros árabes hizo casi imposible
encontrarlos en las librerías de las capitales occidentales. Después de pasar
casi un año buscando libros, consultando colegas, editoriales y vendedores de
libros, fueron encargadas cinco novelas de mujeres árabes, que por lo general
tienen poca publicidad en Occidente. Fueron escogidas de manera deliberada como
un antídoto a algunas de las preconcepciones que ciertos editores y lectores
tienen sobre el árabe ilógico y opresivo. El extenso debate con los editores
empezó por convencerlos de que un texto escrito originalmente en árabe no significa
de forma automática que sea inferior a uno en inglés. Lo que resulta complicado
son los pocos editores en las casas editoriales occidentales que manejen el
árabe. El árabe literario escrito con sus complejidades gramaticales es
notoriamente difícil de aprender. Incluso los lectores árabes necesitan dominar
un plano intrincado y antiguo de gramática, sintaxis y vocabulario extranjeros.
Esto explica de forma parcial la enorme dificultad de encontrar traductores de
calidad y debidamente entrenados para trabajar en las Arab Women Writer Series. La calidad de las traducciones, con
algunas excepciones, en realidad es bastante pobre.
Muchos árabes que viven en Occidente han decidido cortar los
intermediarios y crear un ‘libro árabe’ en el idioma del otro. Las razones
detrás de esta decisión varían, pero es un producto secundario del encuentro
colonial y, como Salah Trabelsi escribe, de una conciencia creciente del
‘multiculturalismo que de manera provisional desconoce que uno mismo escuche y
perciba, más allá de las diferencias, un parentesco de gestos y deseo.’ La obra
de algunos árabes en Occidente entra a la división entre dos culturas y, como
resultado, sufre y se beneficia de ocupar tal lugar tan peligroso en lo
lingüístico, además de otras cosas. El desplazamiento anima a los escritores
transculturales a darle una mirada crítica en ambos sentidos, hacia el país de
origen y el de adopción.
Me parece desconcertante que el amplio conjunto de obras en
inglés escritas por árabes o autores de origen árabe no haya sido sujeto a un
análisis y estudio serios. El libro de Geoffrey Nash The Arab Writer in English: Arab Themes in a Metropolitan Language,
1908-1958 es el primer estudio serio de lo que él describe como la ‘internacionalización
de la literatura’ y su impacto en los escritores árabes. Déjenme llenar este
vacío y acuñar un nuevo término: ‘árabes escribiendo en inglés’ (por sus siglas
en inglés AWE-Arabs Writing in English). Esto cubre el grueso del trabajo de
escritores árabes que escriben en idioma inglés y cuyo idioma natal es
usualmente el árabe. A veces, también es asociado con los trabajos de miembros
de la Diáspora
Árabe (Arab Diaspora). Como categoría, esto se ubica debajo del vasto reino de
la literatura poscolonial, producida en los países previamente colonizados como
Egipto, Líbano, Sudán y Jordán.
AWE es prosa transcultural que problematiza los asuntos
sociales, el sentido de pertenencia y los términos de referencia. La producción
de un nuevo discurso desafía las restricciones y tabúes de la cultura de
origen, tales como lo sagrado del idioma árabe o el estatus subalterno de las
mujeres, al ponerlos en diálogo con una cultura diferente. El objetivo es
concebir un nuevo espacio, en el cual las identidades se examinen, dispersen y
cambien y disentir sea posible.
Conclusión de In the House of Song
“Pero Sharazad, la cuentista oriental, la hija inmigrante del
visir, volteó su cara hacia un cielo más allá del último cielo, y canta con
Maya Angelou:
‘Tú, May, me inscribiste en la historia
con tus mentiras amargas y retorcidas.
Tú podrías pisarme en el mismísimo suelo
Pero de todas maneras, como el polvo, me elevaré.’
Sharazad, como muchos otros escritores en el exilio, movería
su vara a la tergiversación, al reduccionismo y la ignorancia. Ella, la sorda,
muda, ignorante, nativa, anuncia que ha llegado, el personaje telón de fondo de
un paisaje extranjero, descrito fielmente y románticamente en los libros de
viajes. ‘Aquí estoy’, dijo, ‘la nativa que nunca escribió sobre ti a tus
espaldas’. Ella trató de imaginarse a sí misma en obras occidentales: The Seven Pillars of Wisdom, Cry Freedom, Heart of Darkness. Ella vio
películas realizadas por la sociedad receptora, como The Sheltering Sky y argumenta que la inmensa mayoría de mujeres
bagdadíes tienen profesiones distintas a las más antiguas, los hombres
bagdadíes no son bestias lascivas y las sociedades de esa tierra han cambiado
desde que el observador occidental desembarcó por primera vez. La experiencia
negra no necesita de un intermediario blanco que la represente y legitimice.
Ella empezó a hablarse a sí misma en el ser; a pintar su imagen en la
existencia y a escribirse en la literatura.
Ella se dio cuenta de que Bagdad se construiría de nuevo por
su propia gente, que los árboles de palma sobrevivirían a las tormentas y que
esos espíritus valientes de seguro vencerían. Ella desamarró su lengua y
comenzó a cantar en cualquier idioma que se le ocurriera. Ella admira a Ngugi,
pero se encuentra a sí misma de pie, saliendo de su campo puritano. Ella se une
al campo Chinua Achebe en donde “lanzar el idioma inglés con el objetivo de
restaurar la justicia lingüística y el propio respeto por nosotros mismos es
una fantasía histórica… necesitábamos el idioma [el inglés] para transar
nuestros negocios, incluyendo el de derrocar el propio colonialismo con el
tiempo”. La reconciliación con el idioma inglés se lleva a cabo a pesar de lo
ambiguo que pueda ser. Ella debería celebrar su singularidad en inglés y
describir su nuevo mundo con el fin de entenderlo. Ella debería dibujar sus
colores de vuelta al tapiz predominantemente blanco.
Ella canta con Achebe La canción de nosotros mismos (The Song of Ourselves), celebrando las
diferencias y similitudes, rechazando las verdades absolutas sobre sí misma y
otros, dándole la bienvenida a los trastornos de las narrativas lineales,
aceptando el debate, la incertidumbre y la disconformidad. Parada afuera de la
ballena, ‘en este mundo sin esquinas seguras’, ella canta por los puentes,
aquellos destrozados y aquellos que se construirán. La verdad es que no hay
otra casa que la frágil y fuerte casa de la escritura, la casa de la canción.
La canción que entregó Sharazad en el pasado será entregada de nuevo. Ella,
como muchos otros inmigrantes y exiliados, sobrevivirá construyendo una casa de
canciones. Sharazad, la hija inmigrante del visir, la cuentista oriental, se
convierte en un fénix, un hermoso y colorido pájaro de la supervivencia,
volando por siempre más allá del último cielo.”
Singing in the Language of the
Other
Beginnings
1 was born in Amman,
Jordan, the year of
independence from the British and grew up in a humble, but vibrant, East Amman. One of my earliest
memories are hills covered with wheat and a large English club nearby, with a
wire fence, dogs, guards and gardens. The native Jordanians were not allowed to
enter the club and that made it more alluring and mysterious. We tried to sneak
in many times, but the guard caught us and the boys were beaten with a stick.
This image of an affluent, exclusive colonial space has remained with me.
1 was educated in government
schools, what in the UK is
called comprehensives, and then when I had chosen a science strand for my high school certificate I was sent to Queen Zain El-Sharaf School
in Jabal Amman.. Local
students, who had to travel, hired a taxi and we crossed the capital all the
way from the east to west end everyday. Zain school followed the English
grammar school system and was a great environment for learning. We were taught doubt, dissent and how to
out-wit the patriarch.
After graduation from school
my family arranged a marriage for me. I was nineteen when 1 got married, and
three years later my father decided to save me from my disastrous marriage. In
the complex and lengthy legal divorce proceedings I lost custody of my only son
when he was just thirteen months old. Everything I had done after that,
including my writing, are attempts to come to terms with this rapture. I am
unconsolable and what had been lost can never be regained.

When I joined Jordan university to do a BA in
English Literature I was in tatters, but I
sought solace in books. After graduation, I
worked as a freelance reporter for The Jerusalem
Star, a weekly
newspaper in Eng1ish. The ideas for my first novel, Nisanit germinating
when
I covered the release of three Palestinian
ex- prisoners. Nisanit is a socio-political novel
that explores the fate of three
characters: a Palestinian guerrilla fighter, an Arab woman
and an
Israeli jailer, all accidental anti-heroes and victims of history and
geography.
I traveled to Britain in 1984 to study writing at Lancaster University under David Craig. In 1985 I
was awarded an MA in Creative Writing, I then went back to Jordan
determined to study c1assical Arabic and to begin writing in my mother tongue.
Freedom is a precondition for reading and writing, as Sartre wrote, and there
wasn't much of it in Amman
at that time. Books and newspapers were rigorously censored, human rights
violated and journalists left the country in droves. Writing was not a
respected profession and to survive writers had to do menial jobs. In Lancaster I wrote an average of eleven pages a day and in Amman, after the loss of
my personal and political freedoms, I dried up.
The return to the UK in 1986 and
the decision to write another novel in English felt like another betrayal of my
homeland. My second novel, Pillars of Salt, which was part of my Ph.D.
dissertation, was set during the British mandate in Jordan, and is a feminist vision of
Orientalism. I spent part of my
childhood with the Bedouins, who were semi-nomadic then, herding the goats and
sheep, reaping crops, and traveling to the wheat threshing floor. Pillars of
Salt was written to document that magical landscape and preserve the
Bedouins' noble way of life, which was fast disappearing. In 1990 the University of East Anglia awarded me the first Ph.D.
in Critical and Creative Writing.
Now I live in Durham, UK
and consider myself an expatriach, a woman who left her country because of her
father. I find living in the west difficult specially in the time of conflict
and war. Nostalgia and homesickness overtake me some days like a flue. This
yearning for an idyllic image of a homeland, that perhaps does not exist except
in my own mind, was described in a program I had written and presented for the
radio. A View from Abroad: In Search of a Jasmine Tree revolves around a
search for jasmine trees in the North East of England. A jasmine tree, similar
to the one we had in our garden in Amman,
would have partially reflected that physical and psychological space I had left
behind. The search for jasmine trees turned into a search for the self in this
predominantly white tapestry and the failure to grow jasmine trees in England perhaps
para11els the failure to grow roots in this foreign land.
Exile is a sad country. In
exile the rift between the rural image of the homeland and the western city
cannot be healed. It is a severing from home, Eden, childhood; a sense of loss,
displacement, uprootedness. In exile, nostalgia becomes a form of loyalty to
the house in Amman,
to the, garden with its tall palm trees, to the mother's headscarf, to the
past, the village; all are images held still in a medium which beautifies. In
exile, you quickly develop a double vision, where images of the streets of Basra merge with those of Kentish Town.
You begin looking forward at the
country of adoption while always looking back at the country of origin You
check your position at every junction. You adjust your mirrors, your sense of
belonging, and drive on exploring a new map. You keep examining and
re-examining your loyalties to both the still picture in the mind and the
present living landscape. You no longer take things at face value. Doubt,
dissent and questioning become part of your life. You be come a hybrid, forever
assessing, evaluating, accommodating.
Yet lately I stopped
subjecting myself to such inquisitions. I only read, write and walk on the banks of the River Wear.
Inspirations
When I was perhaps thirteen I
kept a notebook called 'Characters in my Life', in which I described the
physical appearances of people I had met. Then I became a free-lance reporter
for the Jerusalem Star, and through writing for the paper I discovered
the power and magic of words. At the University
of Jordan I studied many
authors: from Shakespeare, to Eliot and Flaubert. I read widely, but some books made me stop and think. Joseph
Conrad's Heart of Darkness is a powerful indictment of the evils of
imperialism. It reflects the savage
repressions carried out in the Congo
by the Belgians in one of the largest acts of genocide committed up to that
time. Conrad's narrator encounters at the end of the story a man named Kurtz,
dying, insane, and guilty of unspeakable atrocities. And that line: 'the
horror, the horror' pointed towards a way in and out. That novel, together with
Kafka's Metamorphosis, opened up possibilities and allowed me to plot
Shadeed's mental escape from his solitary confinement in Nisanit. The
moment of his madness/breaking out, which was followed closely in a stream of
consciousness, is when he crawls 'out' of prison by imagining himself to be an
ant. He searches for himself in the room, but he is nowhere to be found 'So he
had six legs, each with tow joints. Marvellous. Bis jaws ground down the food
swiftly and his bald skull joggled. When he crawled out of prison an 'ant' he
was blinded by the sunlight. ‘Dew meadows, fresh air, the solitary stars. He
couldn't believe it. He raised his joggling head, exultingly’. '
3
At the University of East Anglia
I was taught by the late Angela Carter, whose premature death I am beginning to come to terms with. She
used to review books extensively for the Guardian newspaper and whenever she
carne to the workshop she handed each student a book as a gift. You knew that
the book was her comment on the piece of writing you had submitted. 1 was
writing Pillars of Salt then and she gave me Rana Kabani' s book Europe 's Myth of the Orient:
Devise and Rule, which
analyses the demeaning of eastern women in western narratives, first as women and then as Orientals. This book led me
quickly to the writings of Edward Said. So I explored feminism, Orientalism,
postmodernism and travel writing until the misogynist story-teller was born Yet
I kept the Arabian Nights, Arab Folktales and the Qur’Jan in
mind. So the mélange turned out to be a novel about memory representation,
conflicting views of history and sexual politics. It had the unreliable
narrator, the indigenous women, and the mythic ending that was totally
fabricated by the Orientalist story-teller.
I encountered magic realism
for the first time when I read García Márquez´s One Hundred Years of
Solitude, a novel full of miraculous, bizarre and supernatural happenings,
a world in which it is usual for ghosts to sulk in the garden, or for people to
foresee their own deaths. It also contains examples of almost every type of
loneliness and isolation that is possible for humans to suffer, from literal
incarceration through blindness to the· spiritual emptiness of repeated sexual
conquests, or' the happiness of isolation with the one you love. The loneliness
of the patriarch facing the firing squad was his ultimate penance. So I began
thinking about poetic justice in political fiction.
When 1 was a graduate student
I interviewed the African American writer Toni Morrison for the university
magazine in 1988. At the time I belonged to an ethnic minority at the
predominately white university. In the interview Toni Morrison said,
'Literature is about to change and it is going to be changed by earnest minorities,
that is where the life is. Fait accompli. So, your job, my job and the job of
women and people of colour is to make sure that they do justice to what is
about to come' What she said was earth-shattering and showed such confidence
and pride. As a result I began to see myself as a black Arab writer.
A year later I joined the University of EExeter, where I met Maya Angelou; who
in 1990 was a writer in residence. I was lucky to spend quality time with her
and Dolly McPherson. I began reading African American women writers in earnest.
Morrison's Beloved, for example, is not a linear tale, told from
beginning to end. The novel is, in essence, written in fragments, pieces
shattered and left for the reader to place together. The juxtaposition of past
with present serves to reinforce the idea that the past is alive in the
present, and by giving us fragments to work with Morrison melds the entire
story into one inseparable piece. Every character, even the dead ones and
half-alive ones, tell parts of the tale. Morrison's use of both verse and
stream of consciousness writing where
necessary is unsurpassed.
While reading Morrison's work My Name is Salma began taking shape. The
narrative comprises short sections, some only a paragraph or two long, some
almost poetic in their economy. Encompassing a 16-year time span, they switch
almost at random between scenes from Salma's life among her Bedouin family, her
years of protective custody, her flight into a monastery and subsequent journey
to asylum in England.
These are interspersed with episodes from her life in Exeter as she attempts to find work, educate
herself and establish a foothold in an alien environment. The disjointed form
is meant to reflect her tortured self. Seen exclusively from Salma's point of
view, it illustrates her inextricable links with her past. The aim is to
prevent the reader from feeling any sense of smooth progress towards a
resolution. Constantly we are torn, like S alma,
between a brutal past, an alien country with its own, more indifferent
cruelties, and the bonds of motherhood, family and culture.
Finally when lyricism dries up
I read the poetry of Federico
García Lorca and Mahmoud Darwish, who perceives himself as an extension of
Lorca. In his earIy poetry Darwish excelled at intertwining the personal with
the political, the timely with the timeless, and the mundane with the sublime.
The Personal is Political:
When political views are
repressed and you live under· a monolithic, monological, autocracy then
literature becomes an outlet for expressing such views. The late Palestinian
author Emil Habibi propagated his Marxist views in his fiction and in his later
years lamented that fact. If you are born in an area of conflict writing art
for art's sake becomes a luxury. However, my literary journey shows how writing
political fiction can also change. I started with Nisanit, a howl
from the heart, raw, close to reality and unsophisticated perhaps. When in Pillars
of Salt I moved on to explore imperialism and sexual politics I used the
oral tradition and the tradition of travel writing, In My Name is Salma, a
novel about the constraints of the human condition, migration and racism I·
began exploring lyricism,
pace, minute descriptions of daily life to construct a whole. All my novels are
socio-political, but the tone, style and structure have evolved I hope. In
other words novels are windows to the world, they humanize, bring injustice to
the readers' attention, build cultural bridges. In My Name is Salma I have no goodies
or badies and all the characters are tragic figures even the English landlady
Elisabeth, who mistreats Salma. When we discover what Elisabeth had gone
through and survived we forgive her excesses. If the díscourse in the
metropolis aim to de-humanize Arabs and make them disappear to justify
'collateral damage', my fiction and writings aim to humanize not only the
Arabs, but the English, Americans, Indians etc. It is harder perhaps to shoot
someone you know very well. What is important finally is to present the case
gently, subtly and without any anger or self-righteousness.
Arabs
and Muslims as incomprehensible 'Others'
Derrida wrote, 'Each time
.ethnocentrism is precipitately and ostentatiously. reversed, some effort
silently hides behind all the spectacular effects to consolidate an inside and
to draw from it some domestic
benefit.' Jean Paul Sartre called it the 'Unless'. 'When a Frenchman says to
another Frenchmen 'the country is done for..., the speaker includes himself
with his fellow-countrymen. And then, usually, he
adds 'Unless ...', which springs from national intersubjectivity. He went on to
argue that Franz Fanon's discourse has no 'unless' and does not aim to draw
some domestic lesson, i.e.. benefit for
the colonizer from the colonial encounter in Algeria.
-
Derrida articulates the
European subject's tendency to constitute the other as
marginal to ethnocentrism and
locates that as the problem with all logo centric endeavours. Describing what
he calls 'white mythology' Derrida wrote, , [it] has erased within itself the
fabulous scene that has produced it, the scene that nevertheless remains,
active and stirring, inscribed in white ink, an invisible design covered over
in the palimpsest. ' The task is to recover what 'nevertheless remains, active
and stirring, inscribed in white ink,' which is to say, what is active and
stirring in what is otherwise 'imageless'.
My writing is free of the
'unless' and lessons to benefit the colonizer, it attempts to retrieve,
recover, articulate what remains active and stirring although inscribed in
white ink and hopefully challenges the relentless recognition of the other by
assimilation. Therefore, I am a fifth cultural column
and perfidious Albion in Britain. My
writing does not paint a rosy picture of
Britain,
is not 'exotic' or comforting. It is not surprising that I get
hostile reviews in the press sometimes. Nisanit and Pillars of Salt were
set in the Arab world and overall were reviewed positively by the British
press. My Name is Salma hits a raw nerve because it holds a mirror to
English society so it can see itself warts and all and how it treats asylum
seekers and the down and outs so it is not surprising that it was either
bypassed or reviewed negatively.
Moreover, review pages in the
press are classified clearly and as an author, I am unclassifiable. I am
neither an Arab author writing in Arabic, nor a British author writing about
little England,
nor a British author of Arab origins. I am
a cross-cultural, transnational writer par excellence. You sit on the top of a
volcano, a precarious, exciting place, and turn a critical face both ways,
towards o the country of origin and
its traditions and the country of reception. The challenge, the alienation, the
'offence' are two-sided. (But like many other immigrants and exiles I survive by taking shelter in the house of
writing and songs) From the ashes of war and destruction rises an Akan Sankofa
bird of survival, forever looking backward while flying forward beyond what is
possible.
Orientalising images
The majority of my novel's
covers, most of which I never see or
approve before publication, have veiled women. By the way the Indonesian and
Italian covers have an attractive, but unveiled Salma on the cover. The French
cover has no Muslim women on it, just a glass of Moroccan tea and a mug of
English coffee.
The Eurocentric or western
imagination is obsessed with fictive entities, such as 'Muslim women' or
'Afghani women'. Even a book about modem Arabic short stories has a veiled
woman on the cover. My fiction is about veiled Muslim woman, but when I see
them pasted on the cover, within the postcolonial context, veiled and silent I am never happy with the way my heroines
are reduced and mass produced.
It is important to explore the
historical, social and political patterns that made the persistence of such
reductive images possible. The question of Western representation of Muslim
women is quite complex and 'liberated' but 'unaware' Muslim woman,· occupy a
precarious site where different historical, religious, social, ideological,
Orientalist and feminist trajectories and discourses converge. It also shows
contesting discourses and conflicting ideas concerning 'modernity' and
'emancipation' and the way those ideas are chosen, packaged and presented.
Reclaiming the desert
It might be time to reinstate
and reclaim the desert with all its majestic beauty. If Orientalist narratives
portray it as symbol of backwardness and regression I see it as marker for
nobility, civilized behaviour and generosity. Some sections of T. E. Lawrence's
The Seven Pillars of Wisdom, which was written in the Romantic
tradition, appeal to me, but they ring unreal, hollow. The desert for me is not
a tourist destination, a place you have a few adventures in, whether sexual or
political, and then abandon. It is partly my home. So many English travelers
wrote about empty, unpopulated landscapes and did not expect their narratives
to be contested. But many Arab writers or writers of Arab origins are writing
back and representing the landscape as they experienced it, alive and teaming
with people. History will be the ultimate judge of both narratives: 'ours' and
'theirs'.
The tyranny of place
'The tyranny of place' is part
of the human condition. We all have
limitations due to our conditioning. In my fiction each and every character is
a victim of their upbringing, their environment, their educations and that
imposes limitations on them. Even the oppressors are victims of a culture that
designates a specific role for the male members. Um-Saad in Pillars of Salt wishes to slip out of
her skin and turn into another person. But this 'grass is greener' is part of
the human condition. Finally not only we cannot escape who we are, and where we
live, but we cannot escape death and the confines-of the human condition.
8
In-betweenness
In this age of migration,
cyberspace, wars and conflicts more and more of us have become transnational.
Even those who did not migrate are re-examining their sense of belonging
because of the expansion of IT and the information revolution. Most of us are
hybrid and the pure indigenous are diminishing. 93% of the British are white, but very few are pure.
As for me I only thrive in the
'in-between', where languages, histories, cultures
co-exist. When I first arrived
in Britain
I examined and re-examined my sense of belonging, adjusted the mirror and drove
on exploring a new map. NowI I don't subject myself to such in inquisitions. I
am a cross-cultural, transnational writer par excellence, I cross borders,
languages, cultures and literary traditions in a blink. I belong to a rootless
multi-cultural community that feeds on blogs from Iraq,
books published in America,
French philosophers, and Latin American novelists. Perhaps this community can
only exist and communicate in cyberspace. Also it is a precarious place to be,
but quiet exciting.
Moving settings
My narratives moved from
rootedness to uprootedness. It is perhaps a natural progression. After living
in the UK for about 24 years the site where my fiction
takes place has shifted. When I first went to England
I was not confident about setting my novel s in England and representing the
English, and· was and still is
. critical of' most of their representations of the
Arabs. After spending half of my life in Britain I am becoming more familiar
with the British multi-cultural territory than perhaps the here and now in the
Arab world. I am more comfortable weaving the voices of asylum seekers and
immigrants in Britain now
than an Arab man growing up in Cairo,
for example. It is inevitable for my fiction to reflect that shift. Also in My
Name·is Salma I have an English character for the first time. This was
reviewed favourably so I decided to take the plunge and represent the English
fully. In In the Midnight Kitchen, the novel I am working on now, I have
a main English character for the first time, who lived through the world wars
and survived personal and national trials.
9

Anglo-Arab authors
1 hope that Anglo-Arab writers
will achieve, in the fullness of time, what their Asian colleagues had achieved
and create a new Arabised version of the English language. Many Asian and
African writers, who write in English, are actively decolonizing the English
language, so as to capture the deep structures and lineaments of their
indigenous cultures and make English a more authentic vehicle of expression of
their sensibility and their consciousness. So not only the empire is writing
back, but it is creating -a new strand within the English literary tradition.
Why write in the language of
the other?
1 did not abandon writing in
Arabic by design, on the contrary, every attempt to return and write in Arabic
did not succeed. Now the English language is my only capability after living in
Britain
for twenty-four years.
Perhaps an Arab cultural
revival is not possible except through the Arabic language, the last frontier,
as some would argue. However, this covers writings in the Arabic language and
translations of major works from other languages into Arabic. Unfortunately
freedom of expression is stifled and this is not conducive to encouraging the
young to be creative. Moreover a minuscule amount of money is invested into
translation into Arabic.
If I have to define myself
then I am an Arab/British writer, writing about the Arab culture in English. If
it is possible to separate sensibility from language, then the body of my
writing overall have an Arab attitude, responsiveness, perception, flavour and
identity, expressed through the medium of an 'Arabised' English, in other
words, an English selected carefully to convey a specific Arab flavour. Perhaps
something similar to what Indian authors did with the English language, but at
a much smaller scale.
I find myself preoccupied with
themes of exile and representation that reflect the condition of an
'expatriarch', a writer who has crossed from one culture into another because
of her father. This trans-cultural position is reflected in the intricate
process through which my writing is composed and through my endless attempts to
carve a small territory within the English language for
10
myself. Behind the
all-embracing problems of creative duplicity, from a postcolonial position emerges one writer's struggle to
comprehend an alien world and cope with the profound consequences of living a
bicultural identity.
I turned down all offers to
translate my work into Arabic because I was not sure about the quality of the
translation and wideness of distribution. I signed a contract with Al-Saqi
Publishing recently and My Name is Salma will come out in Arabic this
year. When the Arabic translation is launched I will go to the Abu-Dhabi
International Book Fair to meet the audience. We shall see how the Arab public
receive my work.
Limitations of Translation
The Arab Women Writers Series
(Garnet Publishing), which I edited, was a project fraught with difficulties.
The poor distribution of Arab books made them almost impossible to find in the
bookshops of Western capitals. After spending almost a year chasing up books,
consulting colleagues, publishers and booksellers, five novels by Arab women,
who normally get little publicity in the West, were commissioned. The novels
were deliberately chosen as an antidote to some of the inferior texts that get
translated into English and that normally confirm many of the preconceptions
some editors and readers have about the oppressive and illogical Arab. The long
debate with the publishers began to convince them .that a text written
originally in Arabic rather than in English does not automatically mean it is
inferior. What complicates matters is the small number of editors in Westem
publishing houses who master Arabic. Written, literary Arabic with its
grammatical complexities is notoriously difficult to learn. Even Arabic readers
need to master an ancient and intricate blueprint of foreign grammar, syntax
and vocabulary. This might partly explain the uphill struggle to find qualified
and properly trained translators to work with on the Arab Women Writers Series
The quality of the translations, with few exceptions, was poor indeed.
Many Arabs living in the West
have decided to cut out the middleman and create 'an Arab book' in the language
of the other. The reasons behind this decision vary, but it is a by-product of
the colonial encounter and, as Salah Trabelsi writes, of a rising awareness of
'multiculturalism that provisionally disowns one' s self to listen to and to
perceive, beyond differences, a kinship of gestures and of desire.' The writing
of some Arabs in the West treads the divide
11
between two cultures and, as
result, suffers and benefits from occupying such a dangerous site,
linguistically and otherwise. Displacement urges transcultural writers to turn
a critical face both ways, towards the country of origin and towards the
country of adoption.
I find it puzzling that the
large body of writing in English by Arabs or authors of Arab origin has not yet
been subjected to serious study and analysis. Geoffery Nash's book The Arab
Writer in English: Arab Themes in a Metropolitan Language, 1908-1958 is the
first serious study of what he describes as the 'internationalization of
literature' and its impact on Arab writers. Let me fi11 this gap and coin a new term: 'Arabs writing in English'
(AWE). This covers the body of work by Arab writers who write in the English
language and whose mother tongue is usually Arabic. It is also associated with
the works of members of the Arab Diaspora. As a category, this comes under the
broader realm of postcolonial literature, produced in previously colonised
countries such as Egypt, Lebanon, Sudan
and Jordan.
AWE is transcultural writing
that problimatises social issues, sense of identity and terms of reference. The
production of a new discourse defies the constraints and taboos of the culture
of origin, such as the sacredness of the Arabic language or the subaltern
status of women, by putting it in dialogue with a different culture. The aim is
to devise a new space, where identities shift and disperse, where traditions
are examined and where dissent is possible.
Conclusion from 'In the House
of Song':
'But Shahrazad, the oriental
story-teller, the immigrant daughter of the vizier, turns her face towards a
sky beyond the last sky, and sings with Maya Angelou:
'You May write me down in
history
with your bitter, twisted
lies.
You may trod me in the very
dirt
But still, like dust, 1'll
rise.'
Shahrazad, like many other
writers in exile, would shake her stick at misrepresentation, reductionism and
ignorance. She, the deaf, mute, ignorant native, announces that she has arrived
- the character backdrop of a foreign
12
landscape faithfully and
romantically described in travel books. "I
am here," she says, "the native who never wrote
about you behind your back". She tries to imagine herself in western
works: The Seven Pillars of Wisdom, Cry Freedom, Heart of Darkness. She
watches films made by the host society, like The
, Sheltering Sky and
argues that the vast majority of Baghdadi women have professions other than the
oldest one, Baghdadi men are not lascivious beasts and the societies of that
land have changed since the ,western observer first landed. The black
experience does not need a white middle man to represent and legitimize it. She
begins to talk herself into being; to paint her image into existence, to write
herself into their literature.
She realizes that Baghdad will be built
again by its own people, that palm trees outlast storms, and that brave spirits
shall overcome. She unties her sore tongue o and
begins singing in whatever language comes first. She admires Ngugi, but finds
herself standing up and walking out of his puritan camp. She joins the camp of
Chinua Achebe where 'to throw out the English language in order to restore
linguistic justice and self-respect to ourselves is a historical fantasy ... we
needed [the English] language to transact our business, including the business
of overthrowing colonialism itself in the fullness of time' .The reconciliation
with the English language takes place despite her ambiguous feelings towards
it. She should celebrate her uniqueness in English, and describe her new world
in order to understand it. She should write her colours back into the
predominantly white tapestry.
She sings with Achebe
"The Song of Ourselves" celebrating differences and similarities,
rejecting absolute truths about herself and others, welcoming disruptions of linear narratives, embracing
debate, uncertainty and dissent. Standing outside the whale, 'in this world
with no safe corners', she sings for bridges, those destroyed and those to be
built. The truth is that there is no house apart from the fragile, strong house
of writing, the house of song. The song
which delivered Shahrazad in the past will deliver her again. She, like many
other immigrants and exiles, will survive by building a house of songs.
Shahrazad, the immigrant daughter of the vizier, the oriental story-teller,
becomes a phoenix, a beautiful, colourful bird of survival, forever flying
beyond the last sky.'
Copyrights Fadia Faqir, Durham, September 2008
2.2 Présentation de Fadia
Faqir. Dr. María Mercedes Andrade
Dans le cadre du Congrès Mondial
du PEN Club Internacional qui, avec l´intitulé « Le rôle des mots », a
actuellement lieu à Bogotá, je suis très heureuse de vous présenter l'écrivain
Jordano-britannique Fadia Faqir. Je voudrais avant tout remercier l´Université
des Andes, la Faculté
des Arts et des Sciences Humaines et sa doyenne Mme Claudia Montilla, le
département de Sciences Humaines et de Littérature et sa directrice Mme
Carolina Alzate, ainsi que le PEN Club International, et plus particulièrement
Mme Cecilia Balcazar de Bucher, membre du comité directeur du PEN International, présidente émérite du
PEN de Colombie et organisatrice de ce congrès, pour faire de la conférence
d'aujourd'hui une réalité.
Fadia Faqir est une voix
importante et éloquente dans le domaine de l'écriture féminine en général, et
en particulier de la littérature diasporique, qui s'attache à faire le portrait
de la femme dans les pays islamiques. Ses romans révèlent une compréhension du
monde islamique qui se démarque des stéréotypes faciles, car en elle coexistent
une vision lyrique et même nostalgique de la culture musulmane avec la
dénonciation de l´injustice et de l'oppression auxquelles doivent faire face
ses personnages, que ce soit dans leur pays d'origine ou dans l'exil. Ce
mélange de lyrisme et d'engagement pour les droits humains donnent à l´œuvre de
Faqir un caractère inquiétant et touchant.
« J'écris... », dit Faqir, «...
pour témoigner et pour rendre justice. J'écris également pour éloigner la peur,
pour l'exorciser. Écrire est une tentative futile pour me donner moi-même du
pouvoir. Le voyage a été et est encore long, difficile, sans point de chute,
mais apporte aussi des récompenses et fourmille de petites surprises. Des
souvenirs dans l´intranquillité, non dans la tranquillité. Un arbre de jasmin
dans un jardin hostile. Des chambres de torture et des tunnels dans le monde
arabe. Le racisme et la fausse représentation en Occident. Prendre du thé à la
menthe avec ma mère sous une pergola recouverte de plantes grimpantes. Les
visages inquiets des mutilés, des déplacés, des disparus. Des nuages de parfums
dans une orangeraie en fleurs. Ce n'est pas exactement ça, mais c'est beaucoup
plus ou beaucoup moins que ça ».
3. FORO: EL PAPEL DE LA PALABRA EN EL PERIODISMO
Patrocinado por la Embajada del Canadá
Auditorio del Museo del Banco de la República
Jueves 18 de septiembre
Moderador: Jorge Orlando Melo
Ponentes: Javier Darío Restrepo, Claudia López, Paul Knox y Haroon
Siddiqui.
3.1 Biografía de los participantes
Jorge Orlando Melo
Nació en Medellín, en 1942. Historiador; autor de una extensa
obra. Profesor universitario y ex director de la Biblioteca Luis
Ángel Arango en Bogotá. Es doctor en Historia por la Universidad de Oxford.
Entre las obras publicadas se encuentran: El
régimen de Santander en la
Gran Colombia (1966); Historia
de Colombia, economía y sociedad en el siglo XVIII (1978); Sobre historia y política (1979); Origen de los partidos políticos en Colombia
(1979); Los partidos políticos en el
siglo XIX (1979); Historia económica
de Colombia (1988); Historia de
Antioquia (director y coordinador) (1988); Crónicas de dos décadas de política colombiana (1988); Colombia Hoy (1996); Historia de Colombia: El establecimiento de
la denominación española (1996); Historiografía
colombiana; realidades y perspectiva (1996); Germán Colmenares, ensayo sobre su obra (1999).
Javier Darío Restrepo
Periodista de larga trayectoria en la prensa escrita y en la
televisión. Profesor universitario en el campo de la ética periodística y
comunicación social. Co-fundador de la Comisión de Ética del Círculo de Periodistas de
Bogotá y del Instituto de Estudios sobre Comunicación y Cultura (IECO).
Columnista de prestigiosos diarios colombianos.
Recibió el Premio
Nacional del Círculo de Periodistas de Bogotá en la categoría de Prensa, en
1993; el Premio Nacional de Periodismo
Simón Bolívar, en las modalidades de Crónica e Investigación en Televisión,
el Premio San Gabriel del Episcopado
Colombiano, en 1994, el Premio Germán
Arciniegas de la
Editorial Planeta, en 1995. El Premio Latinoamericano a la Ética Periodística, otorgado por el
Centro Latinoamericano de Periodismo (CELAP) en 1997. Desde 1995 es maestro de
ética de la FNPI
Claudia López
Analista,
investigadora y consultora de las Naciones Unidas. Egresada de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado
de Colombia, con estudios de maestría en Administración Pública y Política
Urbana. Sus investigaciones sobre la
“parapolítica”, fueron publicadas inicialmente en la revista Semana y posteriormente en la segunda
edición del libro: Parapolítica. La ruta de la expansión paramilitar y los
acuerdos políticos, de la
Corporación Nuevo Arco Iris,
Haroon Sidiqui
Es editor honorario del periódico más importante de Canadá, The Toronto Star, en el cual escribe una
columna dos veces por semana, desde 1978. Antes de ser editor de editoriales,
desempeñó varios cargos entre 1990 y 1998: editor nacional, editor de noticias
y analista de relaciones internacionales. Ha estado en cuarenta países y ha
cubierto eventos como la invasión soviética a Afganistán, la crisis de rehenes
norteamericanos en Irán, la guerra entre Irak e Irán y el surgimiento de China
e India como potencias económicas.
Ocupó puestos gerenciales en varias organizaciones
profesionales y no gubernamentales canadienses y, en 2001, fue nombrado miembro
de la Orden de
Canadá por el apoyo local a ‘oportunidades justas y equitativas en nuestra
sociedad pluralista’. Participó en la campaña de defensa de ‘una función más
amplia para Canadá en la aldea global’. Es autor de Being Muslim, sobre la
geopolítica después del 9/11 y es doctor honorario en Letras de la Universidad de York.
Haroon se desempeñó como presidente del PEN Canadá.
3.1 Biographies of the
participants
Jorge Orlando Melo
Born in Medellín in 1942. He
is an historian, with extensive published works. University Professor. Fomer Director
of the Biblioteca Luis Ángel Arango. He has a doctorate by Oxford
University. Published works; El régimen de Santander en la Gran Colombia (1966); Historia de Colombia, economía y sociedad en el siglo XVIII (1978);
Sobre historia y política (1979); Origen de los partidos políticos en Colombia
(1979); Los partidos políticos en el
siglo XIX (1979); Historia económica
de Colombia (1988); Historia de
Antioquia (director y coordinador) (1988); Crónicas de dos décadas de política colombiana (1988); Colombia Hoy (1996); Historia de Colombia: El establecimiento de
la denominación española (1996); Historiografía
colombiana; realidades y perspectiva (1996); Germán Colmenares, ensayo sobre su obra (1999).
Javier Darío Restrepo
Has been a journalist for many
years in print media and TV. He is a university professor in the ethics of
journalism and social communications. Co-founder of the Ethics Commission of
the Círculo de Periodistas of Bogotá and the Instituto de Estudios sobre
Comunicación y Cultura (IECO). Writes in prestigious Colombian newspapers.
Received a national prize from
the Circulo de Periodistas de Bogotá in the print media category in 1993; Simón
Bolívar National Prize for Journalism for story and research for TV; San
Gabriel Prize of the Colombian Episcopate in 1994; Germán Arciniegas Prize of
Editorial Planeta in 1995; Latin American prize for Journalistic Ethics,
awarded by the Latin American Center for Journalism (CELAP) in 1997. From 1995
he teaches ethics at FNPI.
Claudia López
She is an analyst, researcher
and consultant at the UN. Graduated from the Faculty of Finance, Government and
International Relations at Universidad Externado de Colombia, with a master’s
degree in public administration and urban policy. Her research on
‘’parapolitics’’ was initially published in the newsweekly Semana and
subsequently in her book Parapolítica: la
ruta de la expansion paramilitary y los acuerdos politicos, published by
Corporación Nuevo Arco iris (2nd edition).
3.1 Biographie des participants
Jorge Orlando Melo
Il est né à Medellín en 1942.
Historien, il est l´auteur d'une œuvre prolifique, professeur universitaire et
ancien directeur de la bibliothèque Luis Angel Arango de Bogotá. Il est docteur
en Histoire de l'université d'Oxford. Ses livres publiés: El
régimen de Santander en la
Gran Colombia (1966); Historia
de Colombia, economía y sociedad en el siglo XVIII (1978); Sobre historia y política (1979); Origen de los partidos políticos en Colombia
(1979); Los partidos políticos en el
siglo XIX (1979); Historia económica
de Colombia (1988); Historia de
Antioquia (director y coordinador) (1988); Crónicas de dos décadas de política colombiana (1988); Colombia Hoy (1996); Historia de Colombia: El establecimiento de
la denominación española (1996); Historiografía
colombiana; realidades y perspectiva (1996); Germán Colmenares, ensayo sobre su obra (1999).
Javier
Darío Restrepo
Journaliste de longue date dans
la presse écrite et la télévision, il est professeur universitaire dans le
domaine de l'éthique journalistique et de la communication sociale. Il est
cofondateur de la
Commission d'Éthique du Cercle des Journalistes de Bogotá et
de l'Institut d'Études sur la
Communication et la Culture (IECO). Il est chroniqueur de journaux
colombiens reconnus.
Il a reçu le Premio Nacional del Círculo de Periodistas de Bogotá dans la
catégorie Presse, en 1993, le Premio
Nacional de Periodismo Simón Bolívar, dans les modalités de Chroniques et
d'Enquête pour la télévision, le Premio
San Gabriel del Episcopado Colombiano en 1994, le Premio Germán Arciniegas de la maison d´édition Planeta, en 1995,
et le Premio Latinoamericano a la Ética
Periodística, attribué par le Centre Latino-américain de Journalisme
(CELAP) en 1997. Depuis 1995 il est professeur d'éthique de la FNPI.
Claudia
Lopez
Elle est analyste, chercheuse et
consultante auprès des Nations unies ; diplômée de la faculté de Finances,
Gouvernement et Relations Internationales de l´Université Externado de
Colombia, avec des études de master en Administration Publique et Politique
Urbaine. Ses recherches sur la « para-politique », ont tout d'abord
été publiées dans la revue Semana puis dans la deuxième édition du
livre : Parapolítica. La ruta de la expansión paramilitar y los acuerdos políticos, de la Corporation Nuevo
Arco Iris.
Haroon Siddiqui
Il est rédacteur en chef émérite du journal le plus important du Canada, The
Toronto Star où il écrit une chronique deux fois par semaine depuis 1978.
Avant d'occuper le poste de rédacteur en chef, il a occupé plusieurs fonctions
entre 1990 et 1998 : éditeur national, éditeur des nouvelles et analyste
de relations internationales. Il a été présent dans 40 pays et a couvert des
événements comme l'invasion soviétique en Afghanistan, la crise des otages
américains en Iran, la guerre entre l'Irak et l'Iran, et l'émergence de la Chine et de l'Inde en tant
que puissances économiques.
Il a occupé des postes de direction dans plusieurs organisations
professionnelles et non-gouvernementales canadiennes et, en 2001, il a été
nommé membre de l'Ordre du Canada pour le soutient local aux
« opportunités justes et équitables dans notre société pluraliste ».
Il a participé à la campagne de lutte pour « l´élargissement du rôle du Canada
au sein du village global ». Il est l'auteur de Being Muslim, qui
traite de la géopolitique après le 11 septembre, et est Docteur Honoraire de
Lettres de l'université de York.
Haroon a occupé les fonctions de président du PEN du Canada.
El tema de la mesa redonda y su
articulación con el tema del Congreso.
Cecilia Balcázar introduce el tema con el que se han querido
ligar todos los actos del Congreso: El papel del lenguaje, no como
transmisor de una realidad que esté por fuera de él, sino como intérprete y
constructor del mundo de lo cultural, de
lo político y de lo social según la ideología tácita o explicita de quien
ejerza el poder simbólico dentro de la sociedad.
The
language of journalism and its its
relationship withthe topic of the Congress
Cecilia
Balcázar briefly sketches the topic that ties up all the acts of the Congress:
the thesis of the part of the word,
not as a transmitter of a supposed objective reality, but as an interpreter and
constructor of the cultural, political and social world, depending on the
explicit or tacit ideology of whoever holds the symbolic power in society. The theme allows a
lot of freedom within the common view that written, visual, and oral language,
perform the effect of objectivity. I am
elated that we can have this high quality public debate, that we can open a
space of reflection on the influence of the press in constructing social,
political, economic imaginaries; that we can shed a light on the facts produced
by the inherent qualities of discourse, on the inclusion or exclusion it
creates and maintains.
Le langage
du journalisme et sa relation avec le sujet du Congrès
Cecilia Balcázar présente
brièvement le sujet qui soustend la réflexion du Congrès: la part de la parole dans son rôle d’interpretation et de
construction du monde culturel, politique, social, selon l'idéologie tacite ou
explicite de ceux qui exercent le pouvoir symbolique au sein de la société
3.2 Jorge Orlando Melo: Introducción
El tema de discusión de este congreso es el papel de la
palabra. En nuestra tradición cultural, la palabra está en el origen de todo:
en el principio era el verbo. Y sobre todo, la palabra es equivalente a la
razón: el logos de los griegos es al mismo tiempo palabra y razón. La sociedad griega, que está en el comienzo
de nuestras tradiciones, permitió que la palabra se usara públicamente, en el
ágora, para buscar las razones de la ciudad, el logos de la política. Por eso
pudo esbozar la primera sociedad democrática de la historia.
La discusión se refiere, en principio, a la palabra escrita.
Desde la aparición de la imprenta la palabra adquiere una fuerza nueva, pues ya
no se limita a decirse a quien está cerca. El libro permite hablar a muchos a
la vez, lejos del que habla, incluso en otros tiempos. Pero aún más dramático
fue el cambio que trajo el periodismo. A partir del siglo XVIII las sociedades
pueden intentar hacerse democráticas, porque el periodismo se convierte en el
medio central por el cual los ciudadanos pueden tener la información necesaria
para participar en el gobierno de sus propias sociedades. No hay democracia sin
opinión pública, porque la democracia supone que el público en general esté
enterado, opina y participe en la toma decisiones.
Sin embargo, para que la democracia funcione se requieren
ciertas condiciones, que todos conocemos. La prensa debe ser libre y tener
conciencia del papel que desempeña, de manera que se esfuerce por ofrecer la
información relevante en forma imparcial. En la realidad, los medios de comunicación
están sometidos a restricciones y a presiones de toda clase. Los que tienen el
poder político o económico tienen formas de influir, aunque sólo hasta cierto
punto, sobre la forma como se presenta la información y sobre cuál información
se presenta.
En los comienzos de la democracia, los periódicos se dirigían
a unos grupos reducidos de lectores, usualmente poderosos y educados. Por eso
los periódicos eran severos y austeros, pesados y llenos de argumentos. Desde
finales del siglo XIX, cuando todos saben leer y todos son ciudadanos, los
periódicos comienzan a transformarse, a unir la función de informar y debatir
con la de entretener. Con el surgimiento del radio, en la década de los
veintes, y la generalización de la televisión, a mediados del siglo XX, debe
luchar para mantener su fuerza buscando más y más lectores, y para hacerlo
trata de satisfacer todos los públicos y de responder a todos sus deseos. El
periódico es la fuente de la información política y económica, pero también
satisface el gusto por el chisme, que ahora no se refiere a los incidentes del
barrio sino que busca su objeto en cualquier lugar del mundo, y de los temas
que la televisión sugiere. Y la mayoría de los periódicos dejan de creer que su
tarea es ayudar a formar una opinión libre e informada, para buscar seguir más
o menos los caprichos de la opinión: ya no publican lo que creen importante
sino lo que las encuestas dicen que el público quiere leer. Y según sople el
viento de las encuestas, se orienta la veleta periodística.
Estos periódicos son menos independientes, y pueden caer más
fácilmente en la tentación de servir a los poderes políticos y económicos. En
momentos de gran polarización, como los que vive Colombia, algunos medios se
ponen incondicionalmente al lado de los gobiernos. En esas coyunturas
dramáticas, los gobiernos buscan mantener en vilo la opinión. La estrategia del
temor, el uso de un lenguaje agresivo, en el que los disidentes son definidos
como criminales o eventuales aliados de los terroristas, hacen parte frecuente
de las estrategias oficiales. Algunos medios se suman a esto, pues la cercanía
del poder puede dar ventajas, pero también saben que el temor y la crispación
atraen masivamente a los lectores. En los Estados Unidos o en Colombia, la
estrategia del temor es parte importante del mensaje de los gobiernos y de
algunos medios.
En estas condiciones, el uso de la palabra se transforma. Uno
podría mostrar cómo el sentido de los términos se transforma para servir los
intereses de la propaganda: ya no se usan en sus sentidos propios, como
palabras que sirven para analizar y discutir, sino en significados más o menos
arbitrarios que sirven para condenar y rechazar, y las palabras empiezan a
querer decir lo que los gobiernos quieren.
En Alicia en el País de
las Maravillas, un huevo huero y presuntuoso, Humpty Dumpty, le contesta a
Alicia, que protesta porque él usa los términos con un significado que no
tienen: "Cuando yo uso una palabra - insistió Humpty Dumpty, con un tono
de voz más bien desdeñoso - quiere decir lo que yo quiero que diga..., ni más
ni menos.”
Al mismo tiempo, toda clase de recursos retóricos sirven para
convertir a los medios en canales de persuasión, en elementos de un mecanismo
de manipulación. Los hechos negativos se recubren de eufemismos: las
ejecuciones fuera de combate son daños colaterales, los ministerios de guerra
se convierten en ministerios de defensa, la economía no cae sino que “se
desacelera”, el empleo no disminuye sino que “crece negativamente” y la ley que
pretende perdonar a los paramilitares sus crímenes se llama de “alternatividad
penal” o de “justicia y paz”. El lenguaje de los medios se llena de las formas
del lenguaje oficial, en la que predominan las frases impersonales y en voz
pasiva (“fueron asesinados” evita hablar de que alguien asesinó), las
perífrasis burocráticas que sugieren que ciertos hechos son el resultado de
procesos impersonales, casi inevitables (en vez de desplazados o pobres hay
“personas en situación de desplazamiento” o “en situación de vulnerabilidad
económica”. Cuando los gobiernos hacen algo con el dinero que han cobrado al
público, los medios hablan de “los grandes esfuerzos” de un ministro o un
presidente, y las metáforas atractivas, el “presidente de teflón”, la
“hecatombe” se repiten ad nauseam, definiendo el ámbito y los elementos de la
discusión.
El lenguaje llamado culto, en vez de alimentarse, como antes,
en la creatividad infinita del lenguaje popular, se impone gradualmente como un
molde rígido sobre este, a través de la televisión sobre todo, para quitarle
transparencia, gracia y variedad a las palabras que todos usamos.
A veces las cosas van más lejos: un incidente que acaba de
ocurrir muestra incluso formas de manipulación más directas. Estos días los
medios, encabezados por un noticiero de televisión, han mostrado imágenes en
las que se muestran jóvenes encapuchados arengando a los estudiantes en una de
nuestras universidades. Según los titulares, estos videos “prueban la presencia
de las FARC en la
Universidad” y además muestran al rector, al que se quiere
condenar porque hace parte de un grupo político de oposición, oyendo sin
protestar las arengas de los guerrilleros.
Lo que no dicen los medios es que se trata de un montaje: al
comienzo del semestre, frente al rector, unos estudiantes encapuchados
invitaron a los estudiantes a sumarse a un movimiento político radical y a
convertirse en buenos estudiantes, para poder enfrentarse y luchar con armas
intelectuales contra el sistema. En este evento no se habla de armas ni de
guerrillas, y el rector lo escucha, no sabemos si indiferente o irritado, pero
lo permite. Y unos meses después, pocos días después de la muerte de un
guerrillero de las FARC, Raúl Reyes, en un ataque militar, un grupo de
estudiantes encapuchados se dirige a los estudiantes, lamenta la muerte de
Reyes y los invita a solidarizarse con sus luchas. El segundo grupo, que parece
formado por personas diferentes al primero, tiene obvias simpatías con las
FARC, aunque nada permite deducir que no sean estudiantes de la Universidad sino
guerrilleros, como insiste en noticiero. Y el rector no aparece en ninguna
parte en el segundo video. Pero el noticiero de televisión enlaza las dos
filmaciones en una sola y deja al público convencido de que el rector estuvo
presente en un sólo evento, en el que se invitó a llorar por los caídos de la
guerrilla y a luchar contra el gobierno. Nadie, ningún medio, ha aclarado esta
manipulación, este engaño, y así se va formando la opinión a favor de una
política que trata no solo de poner a la población contra las FARC, sino contra
un rector que permite ciertos niveles de libertad de expresión en una
universidad.
Señalo este incidente como un simple ejemplo de una situación
que se repite muchas veces. En este caso la tergiversación es hecha por los medios,
pero el origen está en el gobierno, que ha hecho un gran esfuerzo por
transformar y redefinir los términos que se aplican a los conflictos del país,
por negar la existencia de un conflicto armado pero al mismo tiempo poner al
país en una guerra sin límites contra la guerrilla y contra aquellos que se
perciben como cómplices de ésta.
En español, “dar la palabra” indica que uno está diciendo la
verdad. Si yo le “doy mi palabra” de que algo ocurrió es porque estoy seguro de
que es así. Es también una expresión que indica un compromiso que se cumplirá
por encima de cualquier obstáculo. La expresión apunta a una relación con la
realidad, a la idea de que la palabra es un instrumento para comprender el
mundo, para decidir entre diferentes
interpretaciones de la realidad, para discutir entre lo que ocurrió y lo que es
un engaño o una mentira. Algunos afirman, que todo discurso es subjetivo y que
no podemos pretender que los medios sean objetivos, porque la objetividad no
existe. Pero el hecho de que ningún discurso sea una reproducción exacta de la
realidad no lleva lógicamente a la conclusión de que todos están igualmente
alejados de ella.
Esta discusión es difícil, pero estoy seguro de que es muy
productiva, y podemos comenzarla, “dando la palabra” a los conferencistas
invitados.
Jorge Orlando
Melo
The topic for discussion at
this congress is the role of the word. In our cultural tradition, the word is
at the origin of everything: In the beginning was the word. But especially, the
word is equivalent to logic: the logos of the Greeks is at once word and
reason. Greek society which lies at the inception of our tradition made it
possible to use words publicly in the agora, in pursuit of the logical
discourse of the city: the logos of politics. That is how the first democratic
society in history came into being.
The discussion refers in
principle to the written word. From the appearance of the printing press, words
acquired new strength, for the word was no longer circumscribed to whoever was
close by. A book makes it possible to speak to many people at the same time,
and they may be far from the speaker, even from in another time. But even more
dramatic was the change brought about by journalism. After the 18th
century societies could attempt to become democratic because newspapers became
the central means for citizens to obtain the information necessary to
participate in the government of their own society. There is no democracy
without public opinion, because democracy rests on the idea that the public in
general is informed, expresses opinions and participates in decision-making.
Even so, for democracy to work certain conditions are required, which we all
know. The press must be free and be aware of the role it plays, endeavoring to
offer relevant information in an impartial manner. In reality, the media are
subject to all kinds of restrictions and pressure. Those who hold political or
economic power have ways of making their influence felt, though only to a
certain extent, to affect what information is presented and how it is
presented.
In the early years of
democracy, newspapers were read by small groups, usually powerful and
well-educated. That is why newspapers were severe and austere, weighty and
well-reasoned. From the end of the 19th century, when literacy was
universal and everyone was a citizen, newspapers began to change, to unite the
function of informing and reasoning with that of entertaining. In the 20th
century, with the appearance of radio in the twenties and television at
mid-century, print media had to struggle to maintain its readership. It tried
to satisfy all segments of the public and respond to all their desires. The
newspaper is the fount of political and economic information but also satisfies
the craving for gossip, now no longer a record of incidentals in the
neighborhood, but a search for targets anywhere in the world, led by TV. Most
papers no longer believe their task to be the education of free and informed
opinion and now pander to the caprices of public opinion: the paper no longer
publishes what it believes important but what the public wants to read about,
as indicated by surveys. Wherever the
wind blows, there do newspapers sail before it. These newspapers are less
independent and can more easily fall in the temptation of serving political and
economic powers. At times of great polarization, such as those Colombia is
experiencing, some media align themselves unconditionally with the government.
Because of the dramatic circumstances, the government tries to keep public
opinion on tenterhooks. The strategy of fear, the use of aggressive language
that defines dissidents as criminals or even allies of the terrorists -- these
are frequently part of the official strategy. Some media become part of this:
being close to power offers advantages. But they also know that fear and
nervousness powerfully attract readers. In the USA
or in Colombia,
the strategy of fear is an important part of the message of the government and
of certain media.
In such conditions the use of
the word is transformed. One could show how the meaning of terms is transformed
to serve the interests of propaganda: words are no longer used in their proper
senses, as something that serves to analyze and discuss, but are given more or
less arbitrary meanings that serve to condemn and reject. Words begin to mean
whatever the government wants them to mean.
In Alice in Wonderland, a vain and presumptuous egg, Humpty Dumpty,
answers Alice,
protesting because he misuses words. ‘’When I use a word,” insisted Humpty
Dumpty in a rather disdainful tone, ‘’it means whatever I want it to mean…not
more, not less.””
At the same time, all sorts of
rhetorical resources are used to convert the media into channels of persuasion,
parts of a mechanism of manipulation. The negative facts are coated in
euphemisms: executions outside of combat are collateral damage, war ministries
become defense ministries, the economy does not fall but ‘’decelerates’’, just
as employment does not diminish but ‘’grows negatively’’, and the law that
pretends to pardon paramilitaries for their crimes is called the ‘’penal
alternative’’ law or the law of ‘’justice and peaces’’. The language of the
media is filled with the forms of official language, where phrases in the
impersonal and passive forms predominate: ‘’were assassinated’’ avoids stating
that somebody assassinated them. Bureaucratic periphrases suggest that certain
occurrences are the results of virtually inevitable impersonal events: instead
of displaced persons, or poor persons, we have ‘’persons in a situation of
displacement’’ or ‘’in a situation of economic vulnerability’’. When the
government does something with the money collected from the public, the media
speak of the ‘’great efforts’’ of a minister or president, graced with
attractive or useful metaphors, i.e. the ‘’Teflon president’’ facing the
‘’hecatomb’’ – this repeated ad nauseum
defines the terms and ambit of the discussion.
So-called cultivated language,
instead of drawing as before on the infinite creativity of popular language,
gradually imposes itself as a rigid model over the vernacular, especially
through TV, to leach transparency, humor and variety from the words we all use.
Sometimes things go farther:
an incident that has just happened shows even more direct forms of
manipulation. Recently the media, headed a TV news program, have shown images
where hooded young people are haranguing students at one of our universities.
According to the headlines in the TV news, this ‘’proves the presence of the
FARC in our universities’’. The university president, who they are interested
in condemning because he belongs to an opposition political group, is also
shown, listening to the harangues of the guerrillas, without protesting.
What the media do not say is
that it was a montage: at the beginning of the semester, in front of the
university president, some hooded students invited students to join a radical
political movement and become good students, to be able to confront the system
and fight it with intellectual weapons. At that event, nothing was said of
weapons or guerrillas and the president listened, we do not know if indifferent
or irritated, but permitting it. Then, some months later, just after the death
in a military attack of a FARC guerrilla, Raul Reyes, a group of hooded
individuals addressed the students, lamented the death of Reyes and invited
them to solidarity with his struggle. The second group, apparently composed of
persons different from those of the first one, demonstrated obvious sympathy
with the FARC, even though nothing made it possible to deduce that they were
not university students but guerrillas, as the TV news insisted. Now, the
university president did not appear anywhere in the second clip. But the TV
news merged the two occasions into a single one and left viewers convinced that
the university president was present at a single event where students were
invited to mourn the fallen guerrilla and fight against the government. Nobody,
no media, has cleared up this manipulation, this deceit; and in this manner
public opinion is configured, in an attempt not only to get the population to
oppose the FARC, but also oppose a university president who permits a certain
level of freedom of expression in his establishment.
I point to this incident as a
mere example of a situation that is often repeated. In this case, the
tergiversation is accomplished by the media, but the origin lies with the
government, which has made a strong effort to transform and redefine the terms
applied to the conflict within the country, working to deny the existence of an
armed conflict but actually inducing the country to wage an unlimited civil war
against the guerrillas and against whoever is perceived as an accomplice of
them.
“”To give your word’’
indicates that you are saying the truth. If I ‘’give my word’’ that something
happened, it is because I am certain that it is so. It is also an expression
that indicates a commitment, something that will happen no matter the
obstacles. The expression points to a relation with reality, to the idea that
the word is an instrument to make the world intelligible, to decide between
different interpretations of reality, to discuss what happened in contrast to
what is deceitful or a lie. Some affirm that all discourse is subjective and
that we cannot expect the media to be objective because objectivity does not
exist. But the fact that no discourse can be an exact reproduction of reality
does not lead logically to the conclusion that all discourses are equally
distant from the truth.
This is a difficult discussion
but I am certain that it is very productive, and we can begin it ‘’giving our
word’’ to our invited speakers.
3.2 Présentation de Jorge Orlando Melo
Le sujet de discussion de ce
congrès est le rôle des mots. Dans notre tradition culturelle, les mots sont à
l'origine de tout : au début était le verbe. Mais surtout, les mots sont
équivalents à la raison : le logos des grecs est à la fois mots et raison. La
société grecque, qui est à l´origine de nos traditions, a permis que la parole
soit utilisée en public, dans l'agora, pour chercher les raisons de la ville,
le logos de la politique. Elle a ainsi pu faire l'esquisse de la première
société démocratique de l'histoire.
La discussion se réfère en
principe à la parole écrite. Depuis l'apparition de l'imprimerie, les mots
acquièrent une force nouvelle, ils ne sont en effet plus limités à se
transmettre à qui est proche. Le livre permet de parler en même temps à
plusieurs personnes, éloignées de celui qui parle, et même à d'autres époques.
Mais le journalisme a apporté un changement encore plus dramatique. À partir du
XVIIIe siècle, les sociétés peuvent essayer de devenir démocratiques, car le
journalisme devient le moyen central qui permet aux citoyens d'obtenir
l'information nécessaire pour participer au gouvernement de leurs propres
sociétés. Il n'y a pas de démocratie sans opinion publique, car la démocratie
suppose que le public en général soit informé, donne son opinion et participe à
la prise de décisions.
Cependant, pour que la démocratie
fonctionne, plusieurs conditions, que nous connaissons tous, sont requises. La
presse doit être libre et avoir conscience du rôle qu'elle joue, afin qu'elle
s'efforce de rapporter l'information importante de façon impartiale. Dans la
réalité, les médias sont soumis à des restrictions et à des pressions de toutes
sortes. Ceux qui détiennent le pouvoir politique ou économique possèdent des
façons d'influer, bien que jusqu'à un certain point seulement, sur la façon de
présenter l'information et sur quelle information présenter.
Au début de la démocratie, les
journaux s'adressaient à des groupes réduits de lecteurs, ayant
traditionnellement du pouvoir et de l'éducation. Pour cette raison les journaux
étaient sévères et austères, lourds et remplis d'arguments. Depuis la fin du XIXe
siècle, quand tous savent lire et sont tous des citoyens, les journaux
commencent à se transformer, à associer la fonction d'informer et de débattre à
celle de divertir. Avec l'apparition de la radio dans les années vingt, et la
généralisation de la télévision au milieu du XXe siècle, ils doivent lutter
pour maintenir leur place en recherchant de plus en plus de lecteurs, et pour
ce faire, essayer de satisfaire tous les publics et répondre à tous leurs
désirs. Le journal est la source d'information politique et économique, mais
satisfait également le goût pour le ragot, qui ne parle plus maintenant des
incidents du quartier mais qui cherche son sujet n'importe où dans le monde, ou
parmi les thèmes suggérés par la télévision. Ainsi la plupart des journaux cessent
de croire que leur rôle est d'aider à former une opinion libre et informée,
pour chercher plus ou moins à suivre les caprices de l'opinion : ils ne
publient plus ce qu'ils croient important mais ce que les enquêtes disent que
le public veut lire. Et les girouettes journalistiques s'orientent dans le sens
du vent des sondages.
Ces journaux sont moins
indépendants et peuvent plus facilement être tentés de servir les pouvoirs
politiques et économiques. Dans des moments de grandes polarisations, comme celles
de la Colombie
actuelle, certains médias se rangent inconditionnellement du côté des
gouvernements. Dans ces conjonctures dramatiques, les gouvernements cherchent à
maintenir l'opinion en haleine. La stratégie de la crainte, l´utilisation d'un
langage agressif, dans lequel les dissidents sont assimilés à des criminels ou
éventuellement à des alliés des terroristes, font fréquemment partie des
stratégies officielles. Certains médias s'y joignent, la proximité du pouvoir
peut en effet donner des avantages, ils savent également que la crainte et la
crispation attire massivement les lecteurs. Aux États-Unis ou en Colombie, la
stratégie de la crainte représente une part importante du message du
gouvernement et de certains médias.
Dans ces conditions, l'usage des
mots se transforme. Il serait possible de montrer comment le sens des mots se
transforme pour servir les intérêts de la propagande : ils ne sont pas
utilisés dans leur sens propre, comme des mots qui servent à analyser et à
discuter, mais comme des signifiants plus ou moins arbitraires qui servent à
condamner et à rejeter, et les mots commencent à dire ce que les gouvernements
veulent.
Dans Alice au pays des
merveilles, un œuf creux et prétentieux, Humpty Dumpty, répond à Alice, qui
proteste parce qu'il utilise les mots avec un sens qu´ils n'ont pas :
« quand j'utilise un mot - insiste Humpty Dumpty, avec un ton plutôt
dédaigneux dans la voix - il veut dire ce que je veux qu'il dise..., ni plus ni
moins ».
En même temps, toutes sortes
d'utilisations rhétoriques servent à convertir les médias en moyens de
persuasion, en éléments d'un mécanisme de manipulation. Les faits négatifs se
couvrent d'euphémismes : les exécutions en dehors du combat sont des
dommages collatéraux, les ministères de la guerre se transforment en ministères
de la défense, l'économie ne chute pas mais elle « décélère », l'emploi ne
diminue pas mais il « croît de façon négative » et la loi qui prétend pardonner
leurs crimes aux paramilitaires est appelée « alternative pénale » ou de « justice
et paix ». Le langage des médias se comble des formes du langage officiel, où
prédominent les phrases impersonnelles et à la voix passive (« ils ont été
assassinés » évite de parler de qui a commis l'assassinat), les périphrases
bureaucratiques qui suggèrent que certains faits sont le résultat de processus
impersonnels, presque inévitables (au lieu de déplacés et de pauvres il y a «
des personnes en situation de déplacement » ou « en situation de vulnérabilité
économique »). Quand les gouvernements font des réalisations avec l'argent
qu'ils ont obtenu du public, les gouvernements parlent de « grands efforts »
d'un ministre ou d'un président, et les métaphores attractives, de « président
en Téflon », « l'hécatombe » se répètent à n'en plus finir, et définissent le
cadre et les éléments de la discussion.
Le langage appelé culte, au lieu
de s'alimenter comme auparavant de la créativité infinie du langage populaire,
s'impose graduellement comme un moule rigide sur ce dernier, surtout par
l'intermédiaire de la télévision, pour enlever de la transparence, de la
drôlerie et de la variété aux mots que nous utilisons tous.
Les choses vont parfois plus loin
: un incident qui vient d'arriver montre même des formes de manipulations plus
directes. Ces jours-ci les médias, avec à leur tête un journal télévisé, ont
montré des images présentant des jeunes cagoulés qui haranguent les étudiants
dans une de nos universités. Selon les gros titres, ces vidéos « prouvent la
présence des FARC au sein de l'université » et montrent en outre le recteur,
que l'on veut condamner parce qu'il fait partie d'un groupe politique
d'opposition, qui écoute sans protester les harangues des guérilleros.
Ce que les médias ne disent pas
c´est qu'il s'agit d'un montage : au début du semestre, face au recteur, des
étudiants cagoulés ont invité les étudiants à rejoindre un mouvement politique
radical et à devenir de bons étudiants, pour pouvoir faire face et lutter
contre le système avec des armes intellectuelles. Lors de cet événement
personne ne parle d'armes ou de guérilla, et le recteur écoute, nous ne savons
pas s'il est indifférent ou irrité, mais il laisse faire. Et quelques mois plus
tard, quelques jours après la mort d'un guérillero des FARC, Raul Reyes, lors
d'une attaque militaire, un groupe d'étudiants cagoulés s'adresse aux
étudiants, lamente la mort de Reyes et les invite à se joindre à leurs luttes.
Le deuxième groupe, qui semble formé de personnes différentes du premier, a des
sympathies évidentes avec les FARC, bien que rien ne permette de déduire qu'ils
ne sont pas des étudiants de l'Université mais des guérilleros, comme insiste
le journal télévisé. Et le recteur n'apparaît nulle part dans la deuxième
vidéo. Cependant le journal télévisé unit les deux prises pour n'en faire
qu'une et laisse le public convaincu que le recteur a été présent à un seul
événement, qui a invité à pleurer les pertes de la guérilla et à lutter contre
le gouvernement. Personne, aucun média, n'a éclairci cette manipulation, cette
tromperie, et c'est ainsi que se forme l'opinion en faveur d'une politique qui
essaie non seulement de lever la population contre les FARC, mais également
contre un recteur qui permet certains niveaux de liberté d'expression dans une
université.
Je signale cet incident comme un
simple exemple d'une situation qui se répète de nombreuses fois. Dans ce cas la
tergiversation est faite par les médias, mais l'origine vient du gouvernement,
qui a réalisé un effort important pour transformer et redéfinir les mots qui
s'appliquent aux conflits du pays, pour nier l'existence d'un conflit armé, et
en même temps lancer le pays dans une guerre sans limites contre la guérilla et
contre ceux qui sont perçus comme leurs complices.
En espagnol, « donner la paroleNT » indique que l'on dit la vérité. Si
je vous « donne ma parole » qu´un fait a eu lieu c'est parce que je suis sûr
que c'est ainsi. C'est également l'expression qui indique un engagement qui
sera accompli par-dessus tout obstacle. L'expression tend vers une relation
avec la réalité, vers l'idée que les mots sont un instrument pour comprendre le
monde, pour décider entre différentes interprétations de la réalité, pour
discerner ce qui s'est passé de ce qui est une tromperie ou un mensonge.
Certains affirment que tout discourt est subjectif et que nous ne pouvons pas
prétendre que les médias soient objectifs, parce que l'objectivité n'existe
pas. Mais le fait qu´aucun discours ne soit une reproduction exacte de la
réalité ne conduit pas logiquement à la conclusion qu'ils sont également tous
éloignés de celle-ci.
Cette discussion est difficile,
je suis sûr qu'elle est très productive, et nous pouvons la commencer, « en
donnant la parole » aux conférenciers invités.
3.3 Ponencia de Paul Knox: El papel
de la palabra en el periodismo. La construcción social a partir del discurso de
los medios en Colombia
"El papel de la palabra” hace alusión al lenguaje que, en su acepción más
amplia, instaura y transmite cultura, construye identidad y, a su vez, funda y
mantiene el ordenamiento de lo social, lo político y lo económico, y teje o
destruye los lazos de la convivencia. El desarrollo de la capacidad
lingüística, innata en todos los seres humanos, potencia sus capacidades y es
motor del progreso de las comunidades.
‘Empalabrar’ es sinónimo de ‘empoderar’. (Palabras del proyecto del proyecto del Congreso
Mundial, del PEN en Colombia).
Nos han invitado a reflexionar sobre ‘el papel de la palabra
en el periodismo’. Es algo que nos puede llevar por varios rumbos. Yo por lo
menos les ofrezco tres.
Primero, la palabra como herramienta de la comunicación, que
en periodismo es el oficio y la técnica, a lo cual le asigno mucho valor.
Segundo, la palabra como compromiso u obligación; un poco la llamada ética del
periodismo, pero también la necesidad de tener claridad sobre para quiénes
estamos trabajando. Y tercero, la palabra en el sentido de algo que confiere
derecho o voz. O sea, el derecho de la libre expresión y su trascendencia para
el desarrollo del ser humano y las sociedades.
Creo que fácilmente se pueden trazar lazos entre estas tres
cosas, y creo que es muy importante mostrar que el oficio está estrechamente
vinculado con el compromiso y el derecho.
La palabra como herramienta
Veamos entonces: la palabra como herramienta. En estas
semanas estoy dando clases de gramática y revisión de textos. Les digo que es
una cosa muy interesante y muy linda explicar cómo los detalles técnicos de la
ortografía y las reglas de la gramática tienen sus raíces en la teoría. Les
propongo que lo más importante es ofrecerle algo al lector y, por analogía, al
oyente o vidente, que sea verosímil, que tenga una lógica interna y represente
fielmente un pedacito de nuestro mundo, observado y analizado. De allí la
importancia de afinar la precisión, no crear dudas y borrar toda ambigüedad.
Afortunadamente disponemos de una amplia gama de técnicas para esta tarea. Una
de ellas es la selección de palabras.
Un consejo que a veces ofrezco a los jóvenes colegas, y que a
lo mejor ayudó a uno que otro es que cada vez que se sientan a escribir traten
de utilizar una palabra nueva, una que jamás hayan utilizado en una nota, lo
que les ayudará a darle más tejido y contenido a su obra, enriqueciendo la
experiencia y el conocimiento de su público, porque cada palabra tiene un sentido
único. Entonces, entre más amplio sea el espectro lingüístico, se estará
desarrollando más conocimiento y transmitiendo más información.
Además, las palabras, si son bien escogidas, son divertidas.
Entretienen a la audiencia, la mantienen atenta. Le dicen que eres culto,
sabio, inteligente, hasta seductor. Como decían los Bee Gees en aquella
canción: Son solo palabras / Y palabras son lo único que tengo / Para llevarme
tu corazón.
La palabra como compromiso
Quizás ustedes habrán percibido una preocupación de mi parte
por la relación entre el periodista y su público. No es casualidad. La palabra
como herramienta es importante, pero ha de ser más que un conjunto de morfemas.
Debe significar una relación con el público, y es una relación que va mucho más
allá de la diversión o la seducción.
Por lo menos en los cuatro idiomas de las Américas de origen
europeo, la palabra también significa algo muy serio: el compromiso. Si le doy
mi palabra, debo ser de fiar. Palabra de honor no es ningún capricho: cuántas
personas en la historia han muerto o se han quedado en muy malas condiciones
porque no cumplieron con su palabra.
De allí, volviendo al periodismo, surge la pregunta:
¿compromiso con qué, y con quién?
Por supuesto con la verdad. Es obligatorio mantenernos fieles
a los datos y hechos observados e investigados. Si llovió hoy, no podemos decir
que la sequía continuó. Si América le ganó dos a uno a Millonarios, no se puede
decir que empataron. Y, por supuesto, el periodista tiene que mantener un
compromiso consigo mismo, necesita tener una idea del periodismo ideal y estar
siempre tratando de alcanzarlo.
Pero después viene el problema, porque de la verdad y de un
ideal personal se puede construir poesía o teología, pero no periodismo. El
periodismo se dirige hacia el mundo externo. Lo hacemos para otros. Y existe
con ellos un compromiso, explícito o implícito, que tenemos que cumplir.
¿Con cuáles otros? ¿Con el patrón? Sí, en el sentido que hay
que presentarse a la hora indicada para trabajar y seguir la dirección del jefe
de redacción para que todo lo que se necesita cubrir sea cubierto. ¿Con los
anunciantes? Solo en el sentido que hay que trabajar bien porque una empresa
quebrada no sirve a nadie. ¿Con la nación? ¿Con las fuentes? ¿Con alguno que
otro personaje o comunidad? Para mí, solo de manera muy limitada, estrechamente
vinculada al compromiso con la verdad. Hay que ser fiel a la realidad observada
y a lo que se dice, eso sí, sin afiliarse con intereses no declarados, sin
asustarse frente a hechos duros, ni entregarse a coqueteos.
No, para mí el compromiso de la palabra tiene que ser con el
público, el lector, el oyente, el vidente. Cada jefe de redacción, cada
director de noticias, conoce a su público, por eso le pagan su sueldo. El
manejo de la redacción se maneja por la capacidad y la técnica de quienes la
integran, pero también por los intereses y el gusto del público. Y así debería
ser en una sociedad libre. A veces nos llegan con consejos provenientes de la
filosofía o de lo que se llama ética aplicada, de acuerdo a los cuales tenemos
que ser más sensibles a ciertas comunidades, más fieles a las fuentes; que
tenemos la obligación de cuidar a los ciudadanos que se encuentran en el medio
de hechos noticiosos. Bueno, hay que ser cultos, hay que actuar con cortesía,
hay que seleccionar las palabras para no insultar o despreciar, pero uno no
puede quedarse haciendo cálculos, tratando de adivinar qué pasará si sale tal
nota o tal dato a la luz pública, si le va a perjudicar a alguien. Si nos
prestamos a esto, estamos perdidos y el público también. Si no tenemos claro este
papel de la palabra, podríamos caer en mucha confusión. Palabra es compromiso y
tenemos que tener muy presente con qué y con quién.
La palabra como derecho
Resulta que en algunos idiomas la palabra tiene otro sentido
todavía. Cuando decimos que alguien tiene la palabra, es decir, que tiene el
derecho de hablar, hay que callarse para escucharlo y prestar atención a lo que
dice, no necesariamente para estar de acuerdo, pero sí para mostrarle respeto.
Allí, la palabra llega a ser no solo herramienta y obligación, sino algo que le
otorga voz a todos, incluso a los que jamás la han tenido. Asumo con gusto esta
idea de la palabra como voz o derecho, porque estoy convencido de que una de
las luchas más importantes de nuestros tiempos es la de la libertad de
expresión, y también porque es evidente que el periodista es uno de sus
principales abanderados.
¡Qué tan importante es este derecho! Que lo tengamos claro: no
estoy hablando de las condiciones de trabajo del periodista o el escritor. No,
señores: la libre expresión es una condición primordial para el desarrollo del
ser humano y la sociedad. Sin poder informarnos, sin poder expresarnos, no
seremos más que hormigas en hormigueros, viviendo para morir.
Me imagino que eso lo saben ustedes, pero también podemos
enterarnos de la trascendencia de este derecho por otra vía, que tiene tantos
enemigos. Según el Comité para la
Protección de Periodistas, con sede en Nueva York, 65 colegas
murieron en 2007 por motivos vinculados al ejercicio de su oficio.
¿Quiénes son estos enemigos? Bueno, está Robert Mugabe con
sus verdugos en Zimbabwe, encarcelando a periodistas y bloqueando señales de
emisoras independientes. Están las autoridades chinas que mandaron callar a los
medios sobre las atrocidades en construcción descubiertas por el sismo de mayo
pasado, los mismos que no cumplieron con lo pactado en cuanto al acceso a
Internet durante las olimpiadas. Está la administración Bush, que detuvo por
seis años en Guantánamo a un camarógrafo de Al-Jazeera, y que durante el
transcurso de la guerra en Irak ha detenido con frecuencia a periodistas iraquíes
que trabajan para medios extranjeros.
Y están aquí en casa, en las Américas. Hemos vivido tiempos
bien amargos, ya lo saben ustedes. En las guerras sucias del cono Sur; en
Centroamérica. Ya los medios norteños en México, atemorizados, casi no publican
nada sobre el narcotráfico. En Cuba le caen encima a cualquiera que se atreva a
ejercer periodismo fuera del marco estatal. Y damas y caballeros, aquí, en
Colombia, tan hermosa, ¿cuántos queridos colegas han sido asesinados, o se han
visto duramente perjudicados por los enemigos de la verdad, y defraudados, ya
muertos, por la cultura de impunidad? Y para no distorsionar el panorama,
también tantos que todavía tienen la valentía para seguir investigando hechos y
difundiendo los resultados.
Además, no hay que matar o desaparecer a personas para
atentar a la libre expresión. Se puede hacer con el papel. Hablo de las leyes
del acceso a la información, porque el derecho a expresarse queda en el ámbito
teórico si no va acompañado con un régimen de acceso a la información. Se ha
logrado mucho en esta área, sobre todo en América Latina, donde después de
muchos años de lucha se están haciendo avances en varios países. Pero en otros
no, y aquí debo decir que desgraciadamente en Canadá estamos viendo retrocesos.
Se han hecho pruebas y estudios, y es claro que algunas entidades estatales
tienen políticas de obstaculización, no obstante que la ley deba garantizar el
acceso tanto del ciudadano común y corriente como el del periodista.
Lo que la palabra en periodismo no debe significar
Por lo menos en el periodismo, la palabra no puede ser Verbo,
si bien en inglés ambas ideas se traducen con una sola palabra, o sea, word. Nuestra palabra no es aquel ser
todopoderoso, del cual dice el libro de Juan en la Biblia cristiana: “En un
principio estaba el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era
Dios.” Ese Verbo es algo a veces aterrorizante,
y otras veces pacificador, pero siempre místico, como señaló mi compatriota Leonard
Cohen en su canción La historia de Isaac,
en la cual habla de “la belleza del Verbo,” presente en el más terrible momento
de agonía. Pero el Verbo, con V mayúscula, no está en el fondo para la
comunicación.
Nuestras palabras tampoco pueden ser órdenes. No deberíamos
prestarnos a proyectos de dominación. Eso es un peligro, y lo tenemos que tener
presente en todo momento. Porque desde la invención de la escritura se ha
reconocido que la letra y la palabra representan una amenaza a quienes no las
manejen, e igualmente que otras formas de comunicación.
Basta ir al Museo de Arte Moderno en Nueva York y apreciar la
obra del plástico norteamericano David Smith, Veinticuatro y griegas. Es, según Smith, un grito de dolor en
respuesta a lo que llamó el ataque de la palabra contra la pureza. O, para
decirlo de otra forma, el atentado de los fabricantes de palabras
malagradecidos, esos que siempre demandan del artista, frente a su obra: ‘¿Qué
significa?’
También se puede ir a nuestro querido Museo Real de Ontario,
en mi ciudad de Toronto, y ver inscripciones de escribanos del Egipto antiguo,
en las cuales se están riendo de los demás artesanos por brutos, sucios y feos.
Ni siquiera es necesario observar que los carpinteros y trabajadores en cobre,
analfabetas todos, por supuesto, no tenían cómo dejar sus observaciones
sardónicas sobre los escribanos a generaciones posteriores. La historia se
escribe por los vencedores, eso sí, pero también por los escritores.
Así que tenemos que reconocer que el saber manejar la palabra
confiere una ventaja, y que habrá quienes consideran el arte de mostrar y
convencer a través de la palabra como una ventaja injusta. No por eso podemos
dejar de hacerlo, pero aumenta la necesidad de mantenernos vigilantes para
ejercerlo con responsabilidad, y para no caer en la trampa de alinearnos con
poderes que nada tienen que ver con los intereses del público.
Conclusión
Los periodistas no ordenamos, no dictamos, no creamos un
mundo o una sociedad a través de la palabra. Pero sí informamos, avisamos,
llamamos la atención. Sí denunciamos, cuando a través de palabras falsas o
distorsionadas se quiere erigir un poder ilegítimo, o cuando se quiere usar la
palabra como instrumento de dominación.
Las palabras no dan a luz, no matan, no construyen, no
destruyen en sí, son los seres humanos quienes lo hacen. Pero las palabras sí
pueden ser agentes de transformación. Es a través de la palabra que el
ciudadano aprende lo que es el poder, cómo utilizarlo, cómo organizarse para
construir una sociedad. No solo la palabra sino lo que se construye y se
transmite a través de ella: la información, los datos, la memoria de los hechos
que constituyen la identidad de una sociedad y, en su conjunto, de la raza
humana.
Para mí es claro que hay lazos estrechos entre estos tres
sentidos de la palabra en el periodismo. Tenemos que trabajar bien para cumplir
el compromiso con el público. Si lo hacemos, vamos a mantener el respeto de la
sociedad, quizá no es demasiado pedir que la sociedad vuelva a solidarizarse
con el periodismo. Y si eso pasa, aumentaríamos el respeto para el derecho a la
libre expresión, lo cual, en cambio, necesitamos para poder trabajar bien.
Es a través de la palabra como el periodista admira la verdad
y gana el respeto del público. Es a través de la palabra que el público se
entera de su mundo. Por lo tanto, la palabra tiene que ser el vínculo entre el
que escribe, en este caso el periodista, y la sociedad. Es un vínculo de
respeto. Palabra es oficio. Palabra es compromiso. Palabra es derecho. Viva la
palabra, viva el periodismo, vivan el
ser humano y la sociedad.
© Paul Knox 2008
Derechos reservados
Notes for a presentation on
“The role of the word in Journalism”
Paul Knox
© Paul Knox 2008
All rights reserved
"El papel de la palabra hace alusión al lenguaje que en su acepción
más amplia, instaura y transmite la cultura, construye la identidad, a la vez
que funda y mantiene el ordenamiento de lo social, de lo político y económico y
teje o destruye los lazos de la convivencia. El desarrollo de la capacidad
lingüística, innata en todos los seres humanos, potencia sus capacidades y es
motor del progreso de las comunidades. “Empalabrar” es sinónimo de empoderar".
(Palabras del proyecto actualizado para el Congreso Internacional del PEN
en Colombia).
We’ve
been asked to reflect on “the role of the word in journalism,” and this could
lead us in several directions. I have three ideas about words that I would
invite you to consider today. First of all, the things we use as tools of
communication, which in journalism amounts to craft and technique – something I
value highly. Second, the promises or obligations we make as journalists – what
is often called journalistic ethics, and the need to be clear about the goals
and direction of our work. And third, the importance of securing and
maintaining rights, and of giving voice – specifically, the right to freedom of
expression and the need to allow a place for all in public discussion.[1] The connections among these three ideas can
be demonstrated relatively easily, and I think it’s important to understand how
closely the technical elements of our craft are linked to the obligations we
assume as journalists and the rights we must constantly defend.
Words as tools
This semester, at my university, I’m teaching copy editing and grammar.
I’m enjoying explaining how the technical details of spelling and the rules of
grammar are rooted in theory. What I suggest is that the most important concern
of a copy editor is to offer to the reader – and by analogy to the listener or
viewer – a text or production with verisimilitude. It must have its own
internal logic, and it must faithfully represent a small piece of our world, observed
and analyzed. Hence the importance of fine-tuning methods of precision,
eschewing doubt and removing ambiguities.
Fortunately we have a broad range of techniques to carry out this task.
One of these is relatively simple: the choice of words. Here’s a bit of advice
I sometimes give to young colleagues, which may be helpful here and there: In
each story you write, try to use one new word – a word you’ve never used in a
story before. It’s a device to give more texture and more content to your work.
It’s a method of enriching the reading experience and the knowledge of your
public. For each word has its own unique meaning, and therefore, the broader
your linguistic spectrum, the more knowledge you’ll be developing and the more
information you’ll transmit. Furthermore, well chosen words are fun. They
entertain readers; they keep them on their toes. They tell them you’re
cultured, wise, intelligent, even seductive. As the Bee Gees sang many years
ago:
It’s only words
And words are all I have
To take your heart away.
Word as trust
You may have discerned
a concern on my part for the relationship between the journalist and his
public. This is not accidental. “Words as tools” is an important concept, but a
text must amount to more than a jumble of morphemes. “My words” must also be
“my word” – my relationship with my audience must have a certain character, far
beyond simple entertainment or seduction.
In all four major American languages of European origin, “word” may
signify something quite serious – a commitment. If I give you my word, I must
be trustworthy. “Word of honour” is no passing whim: think of those who have
died, or ended up in dire circumstances, because they didn’t keep their word.
But in
journalism, the question arises: commitment to what and to whom?
Obviously, to
the truth. Faithfulness to facts and figures, duly observed and investigated,
is obligatory. If it rained today, we can’t say the drought continued. If
América defeated Millonarios by a score of 2-1, we can’t say they played to a
draw. And of course the journalist must be faithful to himself. He must have a
notion of what is ideal in journalism, and strive constantly to attain it.
But that alone is
insufficient to answer the question. You can make poetry or theology out of
truth and personal ideals, but not journalism. For journalism is directed
toward the external world. We do it for others. And explicitly or implicitly,
we make a promise to those others – a promise on which we then are bound to
deliver.
Now, just who exactly are these others?
Our bosses? Yes, in the sense that we have
to show up on time for work, and follow the directions of the assignment editor
so that everything that needs to be covered gets covered. Our advertisers? Only
in the sense that we have to do our jobs well, because a bankrupt company is no
good to anyone.
Our nation? Our sources? Some particular
personality or community? For me, these kinds of commitments can exist only in
a very limited form, and only if they are rooted in our promise to report the
truth. To be sure, we must be faithful to observed reality and to what is said
by those we report about. But we cannot cater to hidden interests. Nor can we
shrink before unpleasant facts, or be seduced ourselves by attractive offers.
No, for me our word of honour – our basic
relationship of trust – is a pact with our public – readers, listeners and
viewers. Every news editor and news director knows his particular audience –
that’s what he gets paid for. A newsroom runs on the abilities and the
technical skills of its workers – but also according to the interests and
tastes of its audience. And so it should be in a free society.
Sometimes we hear advice from
philosophers, or from the specialty known as applied ethics, to the effect that
we ought to be more sensitive to certain communities, show more loyalty to our
sources, or render a duty of care to citizens who find themselves involved in
news events. Well, certainly one ought to be civilized and courteous. Certainly
one ought to choose one’s words carefully, so as not to disparage or insult.
But we can’t get sidetracked in calculations, trying to guess what might or
might not happen if a certain story or fact is published – whether it might
cause harm to someone in some way. If we go that route we’ll get lost, and so will our audiences. If we
aren’t clear about what “our word” in the sense of commitment means, confusion
will be the result. Our word is our bond, but we must remember for what and for
whom.
The right of information and voice
The third idea I want
to raise is one that will be less familiar to unilingual English speakers than
to others. In Spanish, Portuguese and French, the equivalents of the English
“word”– respectively, palabra, palavra and
parole – may also carry a meaning
quite different from “unit of language” or “commitment.” They may signify the
right, or in some cases the ability, to speak. For example, in Spanish, tener la palabra means to have the
floor, as in a public meeting. When someone else has la palabra, one ought to shut up and listen – not necessarily to
agree, but certainly to show respect. Similarly, perder la palabra means to lose the power of speech. Here the idea
becomes much more than a tool or obligation. It is something that grants a
voice to everyone, including those who customarily are not heard. I like this
idea of a voice or a right that is linked linguistically to the means of
expression and the obligations their mastery entails. For not only is the fight
for freedom of expression one of the crucial battles of our time, it is one
whose most vocal champions are typically journalists.
How important
is this right? Let’s be clear: I’m not talking about better working conditions
for journalists or writers. Not at all. Free expression is a basic condition of
human and social development. If we – all of us – can’t inform ourselves or
express ourselves, we are little better than ants in anthills, alive only as a
prelude to death.
Here in Bogotá
you are quite aware of this, no doubt. But even if you weren’t, there are many ways
of measuring the importance of the right to free expression. One is by counting
its enemies. In 2007, according to the New York-based Committee to Protect
Journalists, 65 of our colleagues were killed for reasons related to the
practice of their trade.
Who are these
enemies? Well, for starters there are Robert Mugabe and his goons in Zimbabwe, who
jail journalists and block the transmissions of independent broadcasters. There
are the authorities in China,
who ordered the media to stay silent about the construction atrocities that
were revealed by the earthquake in May. These, by the way, are the same ones
who failed to keep their promises to provide Internet access to journalists
during the Olympic Games. Then there’s the Bush administration, which jailed an
Al-Jazeera cameraman for six years in Guantanamo,
and frequently detained local journalists working for foreign media during the Iraq war.
We also have
enemies of freedom of expression among us here in the Americas. You
know some of the bitter experiences all too well – in the dirty wars of the
Southern Cone, for example, or in Central America.
In northern Mexico,
the terrorized media now publish very little about drug trafficking. In Cuba, the
authorities target anyone who dares to practice journalism outside the state
media. And ladies and gentlemen, here in beautiful Colombia, how many cherished
colleagues have been murdered, or seriously harmed, by the enemies of truth –
and then further betrayed in death by the culture of impunity? And being careful
to give the full picture, we must recognize and salute those colleagues who
still find the courage to keep investigating newsworthy events and publicizing
their findings.
Of course you
don’t have to murder people or disappear them to attack freedom of expression.
You can do it with paper. I refer to the laws covering access to information –
because, after all, the right to express oneself is only a theoretical right
unless it is accompanied by a functioning access-to-information regime.
Many gains in this area
have been realized – above all in Latin America.
Concrete steps have been taken in several countries after many years of
struggle. But not in all of them, and I also have to say that in Canada,
unfortunately, we are seeing quite a bit of backsliding. Studies have shown
that some government entities obstruct access requests as a matter of policy,
despite the fact that the intent of the law is to guarantee access to ordinary
citizens as well as journalists.
What the word cannot mean for journalists
The word we’ve been
speaking of begins with a lower-case w. There is also the Word – an
all-powerful presence, sometimes soothing, sometimes frightening. John the
Evangelist writes of it in the Christian Bible: “In the beginning was the Word,
and the Word was with God, and the Word was God.” Leonard Cohen, in his song The Story of Isaac, finds “the beauty of
the Word” in the most terrible moment of agony. But this Word is a mystical
concept, difficult to penetrate, and clearly unsuitable for the purpose of
journalism.
Nor can the word in journalism signify an order. We must always be
conscious of the danger of lending our craft and our abilities to schemes of
domination and control. Words are not always neutral. Since the invention of
writing, words have posed a threat to those who lack the power to use them, and
a challenge to other forms of communication.
In the Royal Ontario Museum
– in my home town, Toronto – there are
inscriptions in which the scribes of ancient Egypt mock their fellow artisans as
crude, dirty and ugly. Of course, illiterate carpenters and coppersmiths had no
way of leaving future generations their own sardonic observations about the
scribes. History is written by the winners, for sure – but also by the writers.
In New York, in the Museum of Modern Art,
there’s a sculpture by the the American artist David Smith called Twenty-Four
Greek Ys. Smith described it as a cry of pain in response to what he called the
“befouling” of purities by words, or the assaults of “ingrate word makers” – those
who always want to know of an artist’s work: “What does it mean?”
So we must acknowledge that the ability to use words, and to demonstrate
and convince through their usage, is an advantage – one that some consider
unjust. That doesn’t mean we should stop
writing. But it does mean we must be that much more vigilant, use our abilities
responsibly, and avoid the pitfalls of aligning ourselves with powerful people
whose interests are not those of the public.
Conclusion
As journalists, we don’t give orders. We don’t díctate. We don’t use
words to create worlds or societies. But we do issue warnings, inform and call
attention. And we denounce, when we see power secured illegitimately through
falsehoods or distortions, or the use of words as instruments for domination.
Words don’t give birth. They don’t kill. By themselves they neither
build nor destroy. It is human beings who do these things. But words can be
agents of transformation. Through the
use of words as tools or promises, or as concrete expressions of the right to
speak out, people come to understand power, how to use it, and how to organize
themselves to build their societies. They use not only words, but also the
things that words enable them to construct and transmit, such as facts, and the record of events that
constitutes the identity of societies and the human race.
There are close links between the three meanings we have explored for word/palabra/palavra/parole in
journalism. To fulfill the commitments we make to our audiences, we journalists
must perform well with the tools at our disposal. If we do so, we will gain and
retain the respect of our fellow citizens, and perhaps we may venture to hope
they will once again feel a sense of solidarity with us. If that occurs, we
will also have increased respect for the right to free expression – which, to
close the circle, is necessary for us to be able to perform well.
In journalism, then, the role of the word, and of the right to speak and
write, is to give voice to truth, to allow journalists to capture and report
it, and to maximize public consciousness of the world in which we live. So long
live the word – as craft, as commitment and as civil right.
3.8 Question-and-answer session
When one has to live in this country, where it seems the only option
for us is to consent to a single line of thought, to avoid accusations of being
the enemy; in a country where the communication media give us the same line
over and over; when we feel compelled to censor ourselves, to be objective and
to think correctly, to talk about the news even though we realize that the
concept of what is news is imposed from above,
how can we listeners use the power of words to oppose, to resist, to
confront what’s happening?
Paul Knox: We have to change our thinking about what we mean
by freedom of expression. In the last 20 years we’ve experienced a historic
phenomenon via the Internet. Never in human history have we had such a
diversity of opinion and information, accessible to so many people. The
traditional news media feel besieged by this technology, and by the demographic
changes in the population. And even in the traditional media there are things
to celebrate. The head of the Washington
bureau of a major U.S.
newspaper chain was just awarded a prize for his work before the Iraq invasion,
when he assigned his staff to investigate the discrepancies and contradictions
of the Bush administration over the issue of supposed weapons of mass
destruction. We have to applaud the fact that there are journalists who
continue to do these things. Not all media are the same, and we shouldn’t be
saying the media are the enemy.
3.3 Présentation de Paul
Knox : Le rôle des mots dans le journalisme.
« Le rôle des mots » fait
allusion au langage, qui dans son acception la plus ample, instaure et transmet
la culture, construit l'identité et, en même temps, fonde et maintient l'ordre
social, politique et économique, et tisse ou détruit les liens de la
convivance. Le développement de la capacité linguistique, innée chez tous les
êtres humains, met en valeur ses capacités et est un moteur de progrès dans les
communautés.
«
Prendre la parole » est synonyme de « prendre le pouvoir ». (Phrase du projet
du Congrès Mondial du PEN en Colombie).
Nous sommes invités à réfléchir
sur « le rôle des mots dans le journalisme ». Cela peut nous conduire dans
différentes directions. Quant à moi je vous en offre au moins trois.
Tout d'abord, les mots en tant
qu'outils de communication, qui en journalisme sont le métier et la technique,
ce à quoi j'attache une grande importance. Ensuite les mots en tant
qu'engagement ou obligation ; un peu ce que l'on appelle l'éthique du
journalisme, mais également le besoin d'avoir présent à l'esprit pour qui nous
travaillons. Enfin, les mots dans le sens de quelque chose qui confère un droit
ou une voix. C'est-à-dire, le droit à l'expression libre et sa transcendance
dans le développement de l'être humain et des sociétés.
Je crois qu'il est facile de
tisser des liens entre ces trois points, et je crois qu'il est très important
de montrer que ce métier est étroitement lié avec l'engagement et le droit.
Les mots en tant qu'outil
Voyons tout d´abord : les mots en
tant qu'outil. J'ai donné ces dernières semaines des cours de grammaire et de
révision de textes. Je peux vous dire qu'il est très intéressant et très beau
d'expliquer comment les détails techniques de l'orthographe et des règles de
grammaire tirent leurs racines de la théorie. Je propose que le plus important
est d'offrir quelque chose au lecteur et, par analogie, à l'auditeur ou au
téléspectateur, qui soit vraisemblable, qui possède une logique interne et
représente de façon fidèle une petite partie de notre monde, observée et
analysée. D'où l'importance d'affiner la précision, de ne pas créer de doutes
et d'effacer toute ambiguïté. Nous disposons heureusement d'une large gamme de
techniques pour cela. L'une d'elle est la sélection des mots.
Un conseil que je donne parfois
aux jeunes collègues, et qui au mieux en aura aidé quelques uns, est que chaque
fois qu´ils s´assoient pour écrire, ils essaient d´utiliser un mot nouveau, un
mot qu´ils n´ont jamais utilisé auparavant dans un article, ce qui les aidera à
donner plus de corps et de contenu à leur travail, enrichira l´expérience et la
connaissance du public, car chaque mot a un sens unique. Ainsi, plus l´éventail
linguistique sera large, et plus la connaissance se développera et plus
l´information se transmettra.
En outre, les mots sont amusants
s'ils sont bien choisis. Ils divertissent l'audience, et maintiennent son
attention. Ils lui disent que tu es cultivé, savant, intelligent, et même
séducteur. Comme disaient les Bee Gees dans une chanson : Ce ne sont que
des mots / Et les mots sont la seule chose que je possède / Pour gagner ton
cœur.
Les
mots en tant qu'engagement
Peut-être aurez-vous perçu une
préoccupation de ma part au sujet de la relation entre le journaliste et son
public. Ce n'est pas par hasard. Les mots en tant qu'outils sont importants,
mais ils doivent représenter plus qu'un ensemble de morphèmes. Ils doivent
signifier une relation avec le public, et c'est une relation qui va bien
au-delà du divertissement ou de la séduction.
Tout au moins dans les quatre
langues des Amériques d'origine européenne, les mots signifient également
quelque chose de très sérieux : l´engagement. Si je vous donne ma parole,
je dois être quelqu'un de confiance. La parole d'honneur ne représente aucun
caprice : combien de personnes au cours de l'histoire sont mortes ou se sont
retrouvées dans de très mauvaises situations pour n'avoir pas respecté leur
parole.
Donc pour en revenir au
journalisme, une question se pose : engagement avec quoi et avec qui ?
Bien évidemment avec la vérité.
Rester fidèle aux données et aux faits observés et sur lesquels on a enquêté
est une obligation. Si aujourd'hui il a plu, nous ne pouvons pas dire que la
sécheresse continue. Si l'équipe de foot América a gagné deux à un contre
l'équipe Millonarios, je ne peux pas dire qu'ils ont fait match nul. Le
journaliste doit bien sûr maintenir un engagement avec lui-même, il doit avoir
une idée du journalisme idéal et doit toujours essayer de l'atteindre.
Mais c'est ensuite que le
problème apparaît, parce qu'avec la vérité et un idéal personnel il est
possible de construire de la poésie ou de la théologie, mais pas du
journalisme. Le journalisme se tourne vers le monde extérieur. Nous le faisons
pour les autres. Et nous avons envers eux un engagement, explicite ou
implicite, que nous devons respecter.
Qui sont ces autres ? Avec le
patron ? Oui, dans le sens où il faut se présenter à l'heure indiquée pour
travailler et suivre l'orientation du chef de la rédaction pour que tout ce
qu'il ait besoin de couvrir soit fait. Avec les annonceurs ? Simplement dans le
sens où il faut bien travailler parce qu'une entreprise en faillite ne sert à
personne. Avec le pays ? Avec les sources ? Avec tel ou tel personnage ou
communauté ? Pour moi, seulement de façon limitée, en lien étroit avec
l'engagement pour la vérité. Il faut être fidèle à la réalité observée et à ce qui
est dit, bien évidemment, sans souscrire à des intérêts non déclarés, sans
prendre peur devant des faits difficiles, ni succomber à des séductions.
Non, pour moi l'engagement des
mots doit être envers le public, le lecteur, l'auditeur et le téléspectateur.
Chaque chef de rédaction, chaque directeur des informations, connaît son public
et c'est pour cela qu'il reçoit un salaire. La gestion de la rédaction se fait
grâce à la capacité et à la technique de ceux qui la composent, mais également
avec les intérêts et le goût du public. Et c'est ainsi que cela doit se passer
dans une société libre. On nous présente parfois des conseils issus de la
philosophie ou de ce que l'on appelle l'éthique appliquée, selon lesquelles
nous devons être plus sensibles à certaines communautés, plus fidèle aux
sources et que nous avons l'obligation de protéger les citoyens qui se
retrouvent au milieu des faits. D'accord, il faut être cultivé, il faut être
poli, il faut choisir les mots pour ne pas insulter ou mépriser, mais nous ne
pouvons pas nous asseoir pour faire des calculs, essayer de deviner ce qui va
se passer si telle note ou telle donnée est révélée au public, et si elle va
porter préjudice à quelqu'un. Si nous nous prêtons à ce jeu, nous sommes perdus
ainsi que le public. Si pour nous le rôle des mots n'est pas clair, nous
pourrions tomber dans la plus grande confusion. Les mots sont un engagement et
nous devons savoir parfaitement avec quoi et envers qui.
Les mots en tant que droit
Il se trouve que dans certaines
langues les mots ont encore un autre sens. Quand nous disons que quelqu'un a la
parole, c'est-à-dire qu'il a le droit de parler, il faut se taire pour
l'écouter et être attentif à ce qu'il dit, sans être nécessairement d'accord,
mais comme une marque de respect. Ici, les mots deviennent non seulement des
outils et une obligation, mais également quelque chose qui donne une voix à
tous, même à ceux qui ne l'ont jamais eu. Je suis enchanté d'accepter cette
idée des mots en tant que voix ou droit, parce que je suis convaincu qu'une des
luttes les plus importantes de notre époque est celle de la liberté
d'expression, et parce qu'il est également évident que le journaliste en est un
de ses principaux représentants.
Combien ce droit est important !
Soyons clairs : je ne parle pas des conditions de travail du journaliste ou de
l'écrivain. Non Messieurs : l´expression libre est une condition primordiale du
développement des êtres humains et de la société. Si nous ne pouvons pas nous
informer, si nous ne pouvons pas nous exprimer, nous ne serons rien de plus que
des fourmis dans une fourmilière, qui vivent pour mourir.
J'imagine que vous savez cela,
mais nous pouvons également nous rendre compte de l'importance de ce droit par
une autre voie, qui a de nombreux ennemis. Selon le Comité pour la Protection des
Journalistes, dont le siège se trouve à New York, 65 collègues sont morts en
2007 pour des raisons liées à l'exercice de leur profession.
Qui sont ces ennemis ? Eh bien,
parlons de Robert Mugabe et de ses bourreaux au Zimbabwe, qui met des
journalistes en prison et bloque l'émission de radios indépendantes. Nous avons
les autorités chinoises qui ont fait taire les médias sur les horreurs dans la
construction découvertes après le séisme de mai dernier, ceux mêmes qui n'ont
pas respecté les engagements sur l'accès à Internet pendant les jeux
olympiques. Il y a l'administration Bush, qui a détenu un cameraman de
Al-Jazeera pendant six ans à Guantanamo, et qui tout au long de la guerre en
Irak a fréquemment arrêté des journalistes irakiens qui travaillaient pour des
médias étrangers.
Et ils sont là chez nous, dans
les Amériques. Nous avons vécu des temps difficiles, vous le savez déjà,
pendant les guerres sales du Cône Sud, et en Amérique centrale. Actuellement,
les médias du nord du Mexique, terrorisés, ne publie pratiquement rien sur le
narcotrafic. À Cuba, toute personne qui ose exercer le journalisme en dehors du
cadre de l'État est arrêtée. Et Mesdames et Messieurs, ici en Colombie, si
belle, combien de nos collègues ont été assassinés ou ont été durement touchés
par les ennemis de la vérité, et ont été déçus, ou sont déjà morts, à cause de
la culture de l'impunité ? Et pour ne pas déformer le panorama, nombreux sont
ceux qui ont encore le courage de continuer à enquêter sur les faits et à
publier les résultats.
En outre, il n'est pas nécessaire
de tuer ou de faire disparaître une personne pour porter atteinte à la liberté
d'expression. Il est possible de le faire avec le papier. Je parle des lois sur
l'accès à l'information, parce que le droit de s'exprimer reste dans le cadre
théorique s´il n´est pas accompagné d´un régime d´accès à l´information.
Beaucoup de progrès ont été réalisés dans ce domaine, surtout en Amérique
latine, où après de nombreuses années de luttes, des avancées sont visibles
dans plusieurs pays. Ce n'est pas le cas pour certains, et ici je dois dire
qu´au Canada nous observons malheureusement un recul. Des examens et des études
ont été réalisés, et il ressort que certains organismes d'État pratiquent des
politiques qui font obstacle, bien que la loi doive garantir l'accès que se
soit au simple citoyen comme au journaliste.
Ce que les mots ne doivent pas
signifier en journalisme
Au moins en journalisme, les mots
ne peuvent être le Verbe, bien qu'en anglais ces deux idées se traduisent par
un seul mot, word. Nos mots ne sont
pas cet être tout-puissant, dont dit le livre de Jean dans la Bible chrétienne : « Au
début était le Verbe, et le Verbe était avec Dieu, et le Verbe était Dieu ». Ce
Verbe est parfois quelque chose de terrifiant, et aussi parfois pacificateurs,
mais toujours mystique, comme l'a signalé mon compatriote Léonard Cohen dans sa
chanson Story of Isaac, où il parle
de « la beauté du Verbe », présente dans le plus terrible moment
d'agonie. Mais le Verbe, avec un V majuscule, n´est pas dans le fond pour la
communication.
Nos mots ne peuvent pas non plus
être des ordres. Nous ne devrions pas nous prêter à des projets de domination.
C'est un danger, et nous devons y penser à chaque instant. Car depuis
l'invention de l'écriture il est reconnu que les lettres et les mots
représentent une menace pour ceux qui ne savent pas les utiliser, à l'instar
d'autres formes de communication.
Il suffit d'aller au musée d'Art
Moderne de New York et d'apprécier l'œuvre du plasticien nord-américain David
Smith, Twenty-Four Greek Y's. C'est, selon Smith, un cri de douleurs en
réponse à ce qu'il a appelé l´attaque des mots contre la pureté. Ou, pour le
dire d´une autre façon, l'attentat des ingrats fabricants de mots, ceux qui
demandent toujours à l'artiste devant son œuvre : « qu'est-ce que ça veut dire
? ».
Nous pouvons également aller à
notre cher musée Royal d'Ontario, dans ma ville de Toronto, et regarder les
inscriptions d'un scribe de l'Égypte antique, dans lesquelles il se moque des
autres artisans pour être bêtes, sales et laids. Il n'est pas besoin d'observer
que les charpentiers et les travailleurs en cuivre, évidemment tous
analphabètes, n'avaient pas la possibilité de laisser leurs observations sarcastiques
sur les scribes pour les générations futures. L'histoire est écrite par les
vainqueurs, bien sûr, mais également par les écrivains.
Nous devons donc reconnaître que
savoir utiliser les mots donne un avantage, et il y en aura toujours qui
considéreront que l'art de montrer et de convaincre en utilisant les mots donne
un avantage injuste. Ce n'est pas une raison pour ne plus le faire, mais cela
accroît le besoin de rester attentif pour l'exercer avec responsabilité, et
pour ne pas tomber dans le piège de nous aligner sur les pouvoirs qui n'ont
aucun rapport avec les intérêts du public.
Conclusion
En tant que journaliste nous ne
donnons pas d'ordre, nous ne dictons pas, nous ne créons pas un monde ou une
société à l´aide des mots. Au contraire nous informons, nous prévenons, nous
attirons l'attention. Et nous dénonçons, quand un pouvoir illégitime veut
s'ériger avec des mots faux ou distordus, ou quand les mots sont utilisés comme
un instrument de domination.
Les mots seuls ne font pas
naître, ne tuent pas, ne construisent pas, ne détruisent pas, ce sont les êtres
humains qui le font. Par contre les mots peuvent être des agents de
transformation. C'est par l'intermédiaire des mots que le citoyen apprend ce
qu´est le pouvoir, comment l'utiliser, comment s'organiser pour construire une
société. Et non seulement les mots mais ce qu´ils construisent et transmettent
: l'information, les données, la mémoire des faits qui constituent l'identité
d'une société et, dans leur ensemble, de la race humaine.
Il est pour moi évident qu´il
existe des liens étroits entre ces trois sens des mots dans le journalisme.
Nous devons bien travailler pour respecter l'engagement envers le public. Si
nous le faisons, nous allons conserver le respect de la société, et il n'est peut-être
pas trop demander que la société redevienne solidaire du journalisme. Si cela
se produit, nous accroîtrions le respect pour le droit à l´expression libre, ce
dont nous avons besoin en échange pour bien travailler.
C'est avec les mots que le journaliste
admire la vérité et gagne le respect du public. C'est avec les mots que le
public s´informe sur son monde. Ainsi, les mots doivent être le lien entre
celui qui écrit, dans ce cas le journaliste, et la société. C'est un lien de
respect. Les mots sont un métier. Les mots sont un engagement. Les mots sont le
droit. Vive les mots, vive le journalisme, vive l'être humain et la société.
© Paul Knox 2008
Tous
les droits réservés
3.4 Ponencia de Javier Darío Restrepo: Los poderes de la
palabra en la prensa
Mi tarea de periodista es como la de Dios cuando crea y
recrea. Según el Génesis, dijo Dios y las cosas fueron hechas. Mi trabajo es
más complejo que eso porque llego después de que las cosas han sucedido y debo
recrearlas. Con mis palabras debo hacer una segunda creación; pero ahí no
termina mi tarea porque mi recreación debe servirles a los lectores para que
ellos hagan su propia recreación, la tercera, de un fragmento de la historia
que puede ser la materia prima de sus decisiones y su libertad. Es una triple
creación hecha con la palabra como instrumento.
¿Dónde nacen las palabras? Me pregunté alguna vez ¿Cuál fue
la primera palabra hablada? Son preguntas que encuentro respondidas en medio de
los abstrusos debates de lingüistas, antropólogos y filósofos que creyeron
vislumbrar un origen divino porque las palabras “no podían concebirse como obra
humana”, según escribió alguno, “o como un manar de las profundidades de la
humanidad”, o como “un don del más íntimo hado o destino”.
Prosaicos, hubo lingüistas que vieron la palabra como el
resultado de una evolución a partir del grito, de la interjección o de la
onomatopeya. Algunos pensaron lo imposible, que hubo una etapa en la que el
hombre fue mudo e inexpresivo, porque no había aparecido la palabra. En medio
de ese barullo y garrulería he sentido crecer y fortalecerse mi convicción de
que la palabra es la prueba definitiva de la existencia del alma.
En 52 años de ejercicio profesional, la palabra ha sido mi
principal instrumento de trabajo, así que le debo el homenaje de este
recorrido, llevado de la mano por mis recuerdos, por el jardín de sus
prodigios.
Recrear los hechos
Cuando fui testigo del incendio que carbonizó los cuerpos de
los guerrilleros indígenas que ocupaban la embajada de España en Ciudad de
Guatemala, sentí que mis lectores y televidentes deberían ser espectadores de
primera fila de un hecho que revelaba, con dolorosa crudeza, la naturaleza del
conflicto que enfrentaba a los indígenas del Quiché con el gobierno del general
Romeo Lucas. Entonces intenté la transformación de los lectores en testigos, en
jueces, en alumnos, con las palabras como instrumento principal. Yo mismo no
sabía que al apelar a las palabras en éste y en incontables trabajos
periodísticos, estaba poniendo los hechos al resguardo del efímero tiempo.
Comentando esta expresión de Aristóteles, Emilio Lledó explica que “el lenguaje
conserva en sus engarces intersubjetivos la posibilidad de superar lo efímero
de la subjetividad” (Lledó, 165).
En la búsqueda de la palabra exacta, o del género que hiciera
más comunicable el hecho, o del ritmo mismo de las palabras, latía la intuición
de que en la naturaleza de las palabras hay una esencia de universalidad. Y
que, acertadamente utilizados esos elementos, las palabras conservarían el
poder creador que desde antiguo se les atribuyó cuando nombrar era crear y
conocer.
Esto lo expresa bellamente Vicente Huidobro cuando le dice al
poeta: “eres un dios, no cantes a la lluvia, haz llover” (citado por Benito p.
20). Carmen Benito a su vez observa que “los milagros del Evangelio todos
tienen una base verbal” (Benito Essels, 73) y Steiner recuerda que el Talmud
decía: “omitir o añadir una sola letra puede llevar a la destrucción del mundo
entero” (Steiner 82).
Esta conciencia sobre el poder creador de las palabras no era
conocimiento sino intuición cuando en mi trabajo periodístico pretendía hacer,
en otra dirección, el acto creador de Dios con la palabra que yo volvía
creadora de realidades.
Descubrir lo real
Fue un inesperado encuentro con su poder el que tuve en la
plaza Marte, esa enorme explanada en el centro de Ciudad de Guatemala, que
aquel día lucía todas sus galas. Miles de indígenas vestidos de fiesta colmaban
el lugar, dominado por la alta plataforma donde resplandecía, blanco como una
aparición, el papa Juan Pablo II. Para llegar hasta allí habíamos bordeado los
coloridos y enormes tapices hechos con aserrín de colores, con que estaban
decoradas las calles. Sobre esa profusión de imágenes, discutíamos con el
equipo de video por qué nos proponíamos hacer un relato eficaz de la vistosa
celebración. Pero, súbitamente, pareció desaparecer todo frente a la imponente
imagen de una india que, con los oscuros ojos fijos en lo alto, rezaba, con voz
clara y audible, una oración natural como un arroyo, en la que enumeraba, como
si fueran versos de un salterio, los sufrimientos de su pueblo. La recuerdo
alta y hermosa, como fundida en bronce, con aquella voz diáfana y aquel
surtidor de palabras que nos alejaron de la retórica de los cantos, de los
pabellones, de las consignas y de la misma muchedumbre, para sumergirnos en una
realidad que se escondía detrás de los rostros impasibles de los miles de
indígenas apiñados contra los barandales de metal. Hoy recuerdo esa escena
mientras subrayo el texto de Aristóteles: “la palabra es para manifestar lo
conveniente y lo dañoso, lo justo y lo injusto y es exclusivo del hombre tener
él solo el sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto“ (Aristóteles
I, 2). Texto que Lledó comenta: “(estos) son los hilos que enhebran y
constituyen lo social.” Aquellas palabras dejaban ver los hilos y la trama del
tejido social y, más allá de las apariencias, revelaban lo real.
Mi instinto de reportero me indicó entonces que, por sobre
las brillantes imágenes que habrían servido para una crónica como tantas, había
que plegarse al poder de unas palabras que hacían ese contacto con lo real.
Revelar lo posible
Parte invisible de lo real es lo posible. Son posibles un
país en paz, una sociedad tolerante, un orden social justo; es posible la
convivencia del ciervo y el león, el florecimiento de las piedras y cosechar en
el desierto. Son posibilidades que hoy se confunden con las utopías y
pertenecen al reino de las palabras, el mismo en el que se configuraron los
ideales de libertad e independencia en los siglos XVIII y XIX, o el ideal de la
emancipación de los esclavos, el de la igualdad de los derechos políticos para
indios y mujeres. En cada caso parecieron armas frágiles las palabras con que
en La Bagatela, o en Los Toros de Fucha, en El
Tiempo, o en El Espectador se
pusieron en circulación todos esos posibles. La historia ha demostrado que
aquellos muros de prejuicio cayeron demolidos y que las palabras, con su
fragilidad de mariposas, sobrevivieron. La palabra ha sido el instrumento
eficaz del periodista para hacer visible esa parte invisible de la realidad que
es lo posible. Observa Lledó en su lectura de Aristóteles que la novedad del
filósofo consiste en su idea sobre “el lenguaje efímero que nos lleva a
descubrir las verdaderas condiciones de posibilidad de la existencia humana”
(Lledó 165).
Recrear los hechos, revelar y conectar con la realidad,
anunciar y abrir la puerta de lo posible son papeles de la palabra en manos del
periodista; pero todas estas son tareas que parten de una acción inicial y
originaria: la palabra del periodista tiene garantizada una entrada permanente
en la conciencia de las personas.
Entrar en la conciencia
Dicho así, parece asustar a los académicos y lingüistas.
Aurora de Albornoz, en su estudio sobre Antonio Machado, interpreta al poeta:
“puesto que solo somos tiempo, estar de camino es nuestra tarea. La vida del
hombre tiene su finalidad en sí misma: vivir de la palabra, intentando
convertir el tiempo biológico en tiempo de conciencia” (Benito 297). En la
palabra el mundo se vuelve conciencia, idea cercana a la de los antropólogos y
filósofos que ven en el hombre la conciencia de lo creado. Fue un paso inicial
hacia ese reconocimiento del poder creador de conciencia de la palabra, para
transformar lo natural y lo sobrenatural: los griegos las usaron recitadas o
cantadas para curar enfermedades, y al rey Alfonso El Sabio, enfermo en Huesca,
le pusieron sobre el cuerpo el libro de las cantigas de Santa María para que se
curase. Los moriscos burlaban el ojo vigilante de los inquisidores, llevando
sobre su cuerpo las cédulas o nóminas, pequeños pedazos de papel con las
palabras del Corán, que escondían en sacos de tela, recubrían con cera y
forraban con telas finas. Una práctica común fue la de beber agua en la que se
habían diluido palabras escritas, a las que se atribuía poder curativo. Borges
lo dijo a su manera, insuperable: “Si como Platón afirma en Cratilo, el nombre
es arquetipo de la cosa, en las letras de la rosa está la rosa y todo el Nilo
en la palabra Nilo.
Solo en nuestro tiempo, remansados los oleajes de
racionalismos e irracionalismos que impedían examinar la realidad del poder de
la palabra, se ha ponderado y aplicado el poder que resulta de su entrada en la
conciencia, poder más eficaz que si las palabras se bebiesen o llevasen
adheridas al cuerpo. Predicadores y confesores, lo mismo que los exploradores
del subconsciente, se valieron de él para forzar las puertas, almenas y fosos
con que cada hombre protege su castillo interior. Pero fue Joseph Pulitzer, el
patriarca del periodismo de Estados Unidos, quien con voz de precursor dijo,
citando al honorable Whiteland Reid, sobre el poder del periodista: “sus
palabras llegan más ampliamente y más lejos que las de un cura. Él produce el
evangelio de la humanidad. No es un rey, pero alimenta y forma al rey, y la
tierra es regida por la opinión pública que él evoca y forma” (Pulitzer, 19).
Esta palabra que llega hasta la conciencia es, a su vez, la
causa eficiente del influjo del periódico y del periodista, porque él y su
palabra están presentes en la conciencia en el momento en que se toma una
decisión; es una presencia que se convierte en influencia. Parsons explica: “si
ego persuade a alter al ofrecerle una información que por su importancia lo
lleva a decidir, desde ese momento ego influye en alter, porque se ha situado
en el centro de decisión” (Parsons).
La influencia es el efecto que obtiene la palabra que ha
recreado un hecho. El mismo Parsons coincide con Habermas al señalar que, en la
eficacia de este proceso generador de influencia, es definitivo el manejo de
las palabras.
Ponderando tan diversos y admirables poderes del instrumento
de trabajo del periodista hemos llegado a una de sus máximas expresiones, la
que se descubre cuando se relaciona la palabra con la libertad.
Generar libertad
Miro hacia atrás y encuentro que como reportero muchas veces
usé la palabra para conjurar el miedo que percibía a mi alrededor como un aire
viscoso. Había miedo en medio de las catástrofes naturales, como la que sepultó
a Armero; paralizaba el miedo en aquellos finales de los años ochenta, cuando
el terror difundido por un narcotráfico poderoso, enardecido y asesino le
resoplaba en la nuca al país; ha estado presente por los secuestros, los
ataques con cilindros y los atentados terroristas, el miedo creado por
guerrilleros y paramilitares. Y cada vez la palabra exhibía un poder ambiguo:
era opresor cuando amplificaba el terror; o liberador cuando la palabra serena,
documentada e inteligente hacía ver y entender.
Escribía Hegel que “el lenguaje configura el mundo,” porque
el conocimiento que da la palabra activa la voluntad humana, que es el órgano
de la libertad y del futuro. “La voluntad humana ha sustituido a la razón, como
la facultad espiritual humana más elevada,” comprobaba gozosa Hannah Arendt
(Arendt 253). En efecto, la prensa debe usar la palabra bajo la certeza de que
a más información, mayor libertad. Al mismo tiempo, los periodistas descubrimos
la alta dimensión de la dignidad profesional, ante el hecho de que al informar
nuestras palabras crean libertad.
Por último, a los periodistas las palabras nos hacen vivir
muchas vidas. Cuando repaso los textos escritos, encuentro que he vivido las
vidas de todos aquellos a quienes describí con palabras, o cuyas palabras
recogí. En cada caso, la palabra tendió un puente por el que llegaron a mi vida
de reportero las desgracias o la felicidad, la esperanza o el desespero de
alguien. Escribir, reflexionaba Camus, me obligaba a compartir la desgracia y
la esperanza que compartíamos. Todavía más, las aladas palabras, que mencionaba
Homero, harían posible que muchos incontables lectores también participaran de
la experiencia de compartir la vida.
William Faulkner, en la sesión de la academia sueca en la que
recibió el premio Nobel de Literatura, señaló como un deber de quien maneja el
instrumento de las palabras “escribir sobre el hombre, ese inmortal, porque
tiene un alma, un espíritu, capaz de compasión, de sacrificio y de resistencia”.
Es el espectáculo al que tiene acceso el reportero todos los días y ¿cómo, si
no es con las palabras, podría compartir con el mundo esa visión de privilegio?
El poder inmenso de las palabras, que son nuestro instrumento de trabajo,
reclama como reciprocidad y contraparte esta revelación diaria de la grandeza y
dignidad del hombre y del poder salvador de su esperanza. Viene a mi memoria la
sentencia hiperbólica de José Saramago al evocar la figura de su abuelo: “era
capaz de poner el universo en movimiento
apenas con dos palabras”. Es el poder que nos dan las palabras: mantener el
universo en movimiento.
Javier Darío
Restrepo: The powers of the word in the press
My task as a journalist is
like God’s when he creates and re-creates. According to Genesis, ‘’The Lord God
spake, and it was so’’, yet my work is more complex than that because it comes
after things have happened, and I have to re-create them. With my words I must
effect a second creation; but my task does not end there, because my recreation
must serve my readers, allowing them to do their own re-creation, the third, of
a fragment of history which can be the raw material for their decisions and
their freedom. This is a triple creation, done with the word as instrument.
Where do words come from? I
asked myself once. What was the first spoken word? These are questions that I
find answered in the abstruse debates of linguists, anthropologists and
philosophers who believed they glimpsed a divine origin, because words ‘’could
not be conceived as a human creation’’, as somebody wrote, or as ‘’a surge from
the depths of humanity’’ or as ‘’a gift from the most intimate fate or
destiny’’.
Prosaically, some linguists
saw the word as the result of an evolution from a scream, an interjection or an
onomatopoeia. Some believed the impossible, that there was a stage where man
was mute and non-expressive because the word had not appeared. In the midst of
this din and chatter I have felt my conviction grow and become stronger: the
word is the definitive proof of the existence of the soul.
In fifty-two years of
professional exercise, words have been my principal working instrument, so I
owe them the homage of this trodden path, led by the hand by my memories,
through the garden of its marvels.
Re-creating the facts
When I witnessed the fire that
charred the bodies of the Indian guerrillas who occupied the Spanish Embassy in
Guatemala City,
I felt that my readers and viewers needed to have front row seats before a fact
that revealed with painful crudity the nature of the conflict the Quiché
Indians endured with the government of General Romeo Lucas. Thus I tried to
transform readers into witnesses, judges, students, with words as the main
instrument. I myself did not know that by appealing to words in this and
countless other instances of journalism, I was protecting the facts from
ephemeral time. Remarking on this expression of Aristotle, Emilio Lledo
explains that ‘’language preserves in its inter-subjective catenations the
possibility of overcoming the ephemeral condition of subjectivity (Lledo, 165).
In the search for the exact
word or the form that makes the fact more communicable, or the very rhythm of
words, there beats the intuition that in the nature of words there is an
essence of universality. And that when these elements are properly used, words
could preserve the power to create that was ascribed to them in antiquity, when
to name was to create and know.
Vicente Huidobro said it
beautifully when he said to the poet: ‘’You are a god, do not sing to the rain,
make it rain.” (Quoted by Benito, p. 20). Carmen Benito in turn observed that,
‘’the miracles of the Gospel, they all have a verbal base,’’ (Benito Essels,
73) and Steiner reminds us that the Talmud said: ‘’To omit or add a single
letter can lead to the destruction of the entire world.” (Steiner, 82).
This awareness of the creator
power of words was not knowledge but intuition, when in my work as a journalist
I wished to repeat, in another sense, the creative action of God with words
that I made into creators of reality.
Discovering the real
It was an unexpected encounter
with the power of words, what happened to me in Plaza Marte, that enormous
esplanade in the center of Guatemala
City, on that day fully bedecked. The square
overflowed with thousands of Indians in raiment for a gala. Dominating the
scene from a high platform, Pope John Paul II, white as an apparition, shone in
splendor. To reach the place we had passed the enormous and colorful tapestries
made with colored sawdust that decorated the streets. Amid that profusion of
images, we held a discussion with our video team, because we proposed to tell
the story of the showy celebration efficiently. But suddenly everything seemed
to disappear behind the imposing figure of an Indian woman who, dark eyes
raised to heaven, uttered, in a clear and audible voice, a prayer as natural as
a stream, where she enumerated, like verses from a psalm-book, the suffering of
her people. I recall that she was tall and beautiful, as if cast in bronze,
with that diaphanous voice and fountain of words that distanced us from all the
rhetoric and chanting, the pavilions, the slogans and the crowd itself, to
submerge us in a reality concealed behind the impassive faces of the thousands
of Indians packed against the metal fencing. Today I recall that scene as I
emphasize Aristotle’s text: ‘’The word serves to manifest what is convenient
and what is harmful, what is just and unjust, and it pertains to man alone to
possess the sense of good and evil, just and unjust.’’ (Aristotle, I,2). A text
that LLedo comments: ‘’[These] are the threads that weave and constitute the
social dimension.’’ Those words allow us to see the warp and weft of the social
weave and, beyond appearances, reveal reality.
Mi reporter’s instinct then
indicated to me that, over the brilliant images which would have served for a
story like so many others, we had to bow before the power of words that made
that contact with the real.
Revealing the possible
An invisible part of the real
is the possible. A country in peace, a tolerant society, a just social order is
possible. The lion and the lamb can lie together, stones can flower and crops
grow in the desert. These are possibilities that today are alloyed to utopia
and belong to the realm of words, the same realm where the ideals of freedom
and independence were shaped in the 18th and 19th
centuries, or the ideal of emancipation for the slaves, equal political rights
for Indians and women. In each case, the words with which La
Bagatela or Los
Toros de Fucha, El Tiempo or El
Espectador sought to have all these ‘’possibles’’ circulate seemed fragile
weapons. History has shown that those walls of prejudice fell, demolished and
that words, with their butterfly-like fragility, survived. Words have been
journalists’ efficient instruments to make visible this invisible part of
reality constituted by the possible. Lledo observes, in his reading of
Aristotle, that what is new about the philosopher is his idea about ‘’ephemeral
language that leads us to discover the true conditions of possibility of human
existence.’’ (Lledo, 165).
Recreating the facts, to
reveal and connect with reality, to announce and open the door of the possible
are roles of words in the hands of a journalist; but all these are tasks that
begin with an initial and originating action: the words of a journalist are
guaranteed to have permanent entry into the consciousness of people.
To enter consciousness
Thus stated, it appears to
create consternation in academics and linguists. Aurora de Albornoz, in her essay
on Antonio Machado, interprets the poet: ‘’Because we are only time, to be on
our way is our task. The life of man has its purpose in itself: to live from
the word, trying to convert biological time into the time of consciousness.’’
(Benito, 297). In the word the world becomes consciousness, an idea close to
that of anthropologists and philosophers that see in man the consciousness of
what is created. This was an initial step towards recognition of the creative
power that lies in being conscious of the word, to transform nature and the
supernatural: the Greeks used words, recited or chanted, to cure illness, and
on the body of King Alfonso the Wise, lying sick in Huesca, were placed the Cántigos de Santa María to help in his
cure. The Moors deceived the vigilant eye of the Inquisitors by carrying on
their bodies the cédulas or nóminas, small pieces of paper bearing
the words of the Koran, concealed in cloth sacs, then coated in wax and covered
with fine cloth. A common practice was to drink water in which written words
had been diluted; curative power was attributed to them. Borges said it in his
in unsurpassable way: ‘’If, as Plato affirms in the Cratylus, the name is the
archetype of the thing, in the letters of the rose is the rose and all the Nile
in the word Nile.’’
Only in our time, when the
tides of rationalism and irrationalism that impeded examining the reality of
the power of words have stilled, have we pondered and applied the power
inherent in their entrance into consciousness, a power more efficacious than if
words were drunk or carried next to the body. Preachers and confessors, just
like the explorers of the unconscious, used this power to force the doors,
battlements and moats with which every man guards his inner castle. But it was
Joseph Pulitzer, the dean of American journalism, who with a far-seeing voice
said, citing the honorable Whiteland Reid on the power of the journalist: ‘’His
words reach more broadly and farther than those of a priest. He produces the
gospel of humanity. He is not a king, but he nourishes and educates the king.
The earth is ruled by the public opinion that he evokes and forms.’’ (Pulitzer,
19).
This word that reaches
consciousness is at once the efficient cause of the influx of the newspaper and
the journalist, because he and his words are present in consciousness at the
moment of taking a decision; it is a presence that becomes an influence.
Parsons explains: ‘’If ego persuades alter upon offering him an information
that because of its importance leads the latter to decide, from that moment on
ego influences alter, because ego has placed himself at the center of the
decision.’’ (Parsons).
Influence is the effect
obtained by the word that has re-created a fact. Parsons himself agrees with
Habermas when observing that in the efficacy of this influence-generating
process, how words are used is definitive.
Pondering the so diverse and
admirable powers of the journalist’s working instrument, we have reached on of
his highest expressions, which we discover when relating the word to freedom.
Generating freedom
I look back and I find that as
a reporter I quite often used the word to conjure up fear that I perceived
around me as a viscous vapor. There was fear in the midst of natural
catastrophes, like the one that buried Armero; fear paralyzed us at the end of
the 80s, when the terror radiated by powerful, incensed and murderous
drug-trafficker breathed down the country’s neck; it has been present because
of kidnapping, attacks with exploding cylinders and terrorist attacks, the fear
created by guerrillas and paramilitaries. And once and again words exuded an
ambiguous power: they were oppressors when amplifying terror or liberating when
serene words, documented and intelligent, made us see and understand.
Hegel wrote that ‘’language
configures the world,’’ because the knowledge words provide activates human
will, which is the organ of freedom and the future. ‘’Human will has
substituted reason as the most elevated human faculty,’’ Hannah Arendt was
pleased to notice (Arendt, 253). Indeed, the press must use words under the
certainty that the more information, the more freedom. Equally, we journalists
discovered the high dimension of professional dignity, faced with the fact that
as we inform, our words create freedom.
Last, words allow us
journalists to live many lives. When I review written texts, I find that I have
lived the lives of all those I described in words, or whose words I reported.
In each case, words built a bridge over which somebody’s misfortune or
happiness, hope or despair reached my reporter’s life. To write, reflected
Camus, obliged me to share the misfortune and hope we shared. Even more, the
winged words Homer mentions would make it possible for countless reader to also
participate in the experience of sharing life.
William Faulkner, receiving
the Nobel Prize for Literature from the Swedish Academy, noted that it was the
duty of whoever managed the instrument of words ‘’to write of man, that
immortal, because he has a soul, a spirit capable of compassion, sacrifice and
resistance.’’ This is the spectacle to which reporters have access every day
and how, if not through words, could he share with the world this privileged
vision? The immense power of words, our work instrument, lays claim, as
reciprocity and counterpart, to this daily revelation of the grandeur and
dignity of man and of the saving power of his hope. A hyperbole of José
Saramago, evoking the figure of his grandfather comes to mind: ‘’He was capable
of putting the universe into motion with just two words.” That is the power
words give us: to maintain the universe in motion.
3.5 Ponencia de Claudia López
Lo que se dice en los medios de comunicación termina por
construir una realidad.
Mi testimonio es una manifestación vivencial, un testimonio
de vida porque vivo del ejercicio de la palabra y entiendo el valor que tiene.
El ejercicio de estos años de usar la palabra, como investigadora y columnista
me ha convencido del relativismo de la palabra. No hay ‘la’ palabra, hay muchas
palabras. Así se conforma la libertad de expresión. Hay una competencia de
muchas palabras.
No creo que la palabra ni los medios de comunicación tengan
el poder de crear realidades, la realidad la crean los hechos, no importa qué
tanto poder crean tener los medios. La realidad es como el agua, siempre
termina por salir a flote, no importa lo que se intente crear a través de los
medios. La realidad la forman los hechos, las acciones, no las percepciones.
Pero el gran poder del periodismo y de los medios, el de la palabra, es el de
influir sobre las percepciones, que terminan generando acciones y realidades.
El privilegio que he tenido de estar en el periodismo
escrito, durante estos tres años, me lleva a la conclusión de que la realidad
está formada de los hechos y las percepciones de quienes son protagonistas de
esos hechos, y que el gran poder de la palabra es crear las percepciones de
quienes no son los protagonistas de los hechos; hay un menor número de
protagonistas directos y la mayoría no son protagonistas directos de los hechos.
¿Por qué ese empeño? Cuando uno dice que la palabra crea
poder e influencia, es porque está entre dos mundos: el de la política y el del
poder, que dependen y se ven
influenciados por las percepciones; de ahí expresiones como
‘políticamente correcto’. La palabra no crea realidad pero sí crea
percepciones, sobre lo que es correcto y lo que no.
Uno es preso de lo que dice y dueño de lo que calla; no se
debe abusar del uso de la palabra. En el ejercicio de la palabra hay una gran
exigencia de rigurosidad. Si se abusa de la palabra, ésta terminará perdiendo
confianza. Si pierde credibilidad pierde confianza.
Con el nivel de empirismo he ejercido la palabra en tres
escenarios: como investigadora para descubrir, como analista para entender y
como columnista para opinar. Hubiera pensado que iba a tener más obstáculos y
dificultades, más amenazas de censura para descubrir y entender; no he tenido
mayores obstáculos. En general, las entidades públicas no me han negado el
acceso a la información. Donde he encontrado obstáculos reales es para opinar,
para ejercer el derecho de opinión. Dos políticos me han demandado
judicialmente citando mis ideas y opiniones como columnista. ¿Por qué hay más
intento de censura en la opinión que en la investigación, cuando es la
investigación la que revela los hechos?
El periodismo debe visualizar otros discursos. ¿Por qué
hablar de un tema? Uno confronta esta decisión todos los días. No tiene que ser
un columnista ni un periodista; como ciudadano debe escoger de qué habla. El
tono no es gratuito, el tono es parte esencial en la palabra, de lo que se
expresa. Yo uso un tono porque no me puedo abstener de opinar sobre lo que
descubrí y entendí. Eso es parte de la discusión sobre el uso de mi palabra. A
veces como investigadora y analista me demandan un tono menos sesgado, más
ortodoxo, que el que me admiten como columnista. Entiendo y acepto la
diferencia que debe existir entre el contenido y tono de lo uno y lo otro. Pero
no acepto que en nombre de la ortodoxia y objetividad se pretenda que lo
“correcto” sea abstenerse de opinar sobre lo que se descubre y se entiende. Eso
es también un intento. Lo que se dice en
los medios de comunicación termina por construir una realidad.
3.6 Ponencia de Haroon Siddiqui
Word
& Journalism
Haroon Siddiqui, Toronto Star
Bogota, Colombia
Sep. 18, 2008
Words
can be both noble and evil. We the practitioners of words – writers,
journalists, poets, etc. -- generally think only of the noble part of this
equation: words to convey the truth, do good, dispel evil, improve the
human condition, lift humanity to a higher plateau.
But words are also an instrument of hatred and divisions, and in the hands of government, a tool for propaganda, retention of power, and sometimes, to wage wars.
We are all familiar with the highly organized role of propaganda in WWI and II. In the contemporary world, we know how incendiary words on the radio were used to instigate the genocide in Rwanda.
We associate propaganda and the flip side of it – censorship and control of communications – with authoritarian governments (be they military, monarchical, oligarchic or totalitarian). But the more modern phenomenon is the propaganda waged by democracies: propaganda on behalf of products, politicians (think Sarah Palin) or wars, including the “war on terrorism.” We see all of this at work especially in the United States.
But words are also an instrument of hatred and divisions, and in the hands of government, a tool for propaganda, retention of power, and sometimes, to wage wars.
We are all familiar with the highly organized role of propaganda in WWI and II. In the contemporary world, we know how incendiary words on the radio were used to instigate the genocide in Rwanda.
We associate propaganda and the flip side of it – censorship and control of communications – with authoritarian governments (be they military, monarchical, oligarchic or totalitarian). But the more modern phenomenon is the propaganda waged by democracies: propaganda on behalf of products, politicians (think Sarah Palin) or wars, including the “war on terrorism.” We see all of this at work especially in the United States.
What
we do not fully grasp is that these full-throated expressions of freedom
of speech do not necessarily mean that there is no censorship or self-censorship.
There is plenty of it. There are clear zones of what is deemed acceptable
discourse and what is not, what is permissible and what is not. This is
where the battle for truth lies in democracies.
There is, for example, the Accepted Truth about the glories of globalization, peddled by governments and other prophets of free trade and free markets. In this universe, dissenting voices are rarely heard, a subject that John Ralston Saul has tackled in his best-selling book The Collapse of Globalization & The Reinvention of the World.
For a more serious, and extreme, example of the power of the word misused, let’s turn to “the war on terrorism.” The massive propaganda mounted on its behalf, at a cost of billions of dollars, has been waged on two fronts: 1) to win “the war for hearts and minds” abroad, especially in the Muslim world, and 2) to justify to Americans the war on terror – and its two biggest manifestations, the invasion and occupation of Iraq and Afghanistan; and this has been done with the politics of fear and the politics of patriotism.
There is, for example, the Accepted Truth about the glories of globalization, peddled by governments and other prophets of free trade and free markets. In this universe, dissenting voices are rarely heard, a subject that John Ralston Saul has tackled in his best-selling book The Collapse of Globalization & The Reinvention of the World.
For a more serious, and extreme, example of the power of the word misused, let’s turn to “the war on terrorism.” The massive propaganda mounted on its behalf, at a cost of billions of dollars, has been waged on two fronts: 1) to win “the war for hearts and minds” abroad, especially in the Muslim world, and 2) to justify to Americans the war on terror – and its two biggest manifestations, the invasion and occupation of Iraq and Afghanistan; and this has been done with the politics of fear and the politics of patriotism.
In
post-9/11 American media, we have had too much jingoism, too little journalism.
Therefore, the truth, the whole truth about the war on terror -- with all its
terror and secrecy, and the upending of the rule of domestic and international
law -- was never fully grasped by the public, or even by a significant number
of citizens to make a meaningful dent in public policy.
It
took too long for the horrors of Abu Ghraib to emerge. Ditto for Guantanamo Bay. Ditto about the Orwellian
‘extra-ordinary rendition,’ the practice of sub-contracting torture abroad. Up
to this day, a significant portion of the American public equates any
questioning of George W. Bush’s policies with being anti-American. Up to this
day, the real horrors of Iraq
and Afghanistan
are not fully understood by the public.
On 9/11, about 2,900
innocent civilians were murdered. Since then, between 100,000 and 1.2 million
innocent civilian Iraqis are estimated to have been killed (See www.iraqbodycount; John Hopkins
University’s School
of Public Health study; Lancet
magazine; Opinion Research Business, London). That’s an infinitely higher number of people dead than in Darfur. That’s not all. Up to 4 million Iraqis have been
displaced – 1.2 million in Syria,
800,000 in
Jordan,
and 2 million displaced internally in Iraq (UNHCR).
We do not know how many
civilians have been killed in Afghanistan
– 30,000? 50,000? We do not know because we do not even bother to count the
dead Iraqis and Afghans, so racist is our mindset. (“We do not
do body counts,” in the infamous phrase of U.S. General Tommy Franks, the
commander who oversaw the invasions of both Iraq
and Afghanistan).
These facts have not yet penetrated the
conscience of the American public. The American media, ostensibly the freest
media in the world, have been complicit in sanitizing these two wars. The
wordsmiths of our age stand guilty.
I
am not saying that public opinion has not shifted – it clearly has, two-thirds
oppose the war, and 80 percent say they have no confidence in Bush. Yet there remain enough residues of paranoia,
fear, false information and false discourse that the government continues to
get away with keeping Guantanamo Bay open, continuing the wars in Afghanistan and Iraq, continuing the warrantless
surveillance of Americans, etc.
This
is part of the growing democratic deficit in the U.S.,
Canada,
and elsewhere, with the media, in effect, helping governments pursue politics
contrary to the opinion of their respective publics. It follows that we have a
new phenomenon at work.
Our
conception of “the word” as the sword of truth, as the weapon against
falsehood, especially in a democracy, stands exposed -- especially in the most
powerful and open and free democracy in the world. It has been challenged to
lesser degrees in other democracies, such as in mine, Canada.
This
should prompt us to rethink our most fundamental assumptions about the role of
the word in modern journalism and democracy. One of the most basic assumptions
of democracy and freedom of speech is that it dispels falsehood and makes for
an informed electorate and citizenry at large. That has clearly not been the
case. At least not until now, seven years into “the war on terrorism.”
To
summarize, contemporary wordsmiths have failed us on two fronts:
We
have failed to fully convey the horrors of “the war on terror,” its impact on
human beings, and also the impact of the parallel cultural war being waged on
Muslims and Islam.
We
have failed to fully convey to growing schism between the U.S. and its allies (including Canada, Europe, and here in parts of Latin America).
This
is the tragic legacy of our failure to live up to the true mission of the word
and the mission of PEN International, which is to bring people together in one
humanity.
3.6 Présentation de
Haroon Siddiqui
Les
mots et le journalisme
Haroon Siddiqui,
Toronto Star
Les mots peuvent être
nobles ou maléfiques. En tant que praticiens des mots – les écrivains, les
journalistes, les poètes... – nous ne pensons en général qu'à la partie noble
de l'équation : que les mots transmettent la vérité, font le bien, éloignent la
malveillance, améliorent la condition humaine et conduisent l'humanité vers un niveau
supérieur.
Mais les mots sont aussi
un instrument de haine et de division ; ils peuvent être un outil de propagande
entre les mains du pouvoir et être à l'origine des guerres.
Le rôle de la propagande
pendant la deuxième guerre mondiale est bien connu. Dans le monde actuel nous
savons comment les mots incendiaires de la radio ont été utilisés pour
provoquer le génocide du Rwanda.
Nous associons la propagande et son aspect
négatif –la censure et le contrôle des communications– avec des gouvernements
totalitaires, qu'ils soient militaires, monarchiques, oligarchiques ou
totalitaires. Cependant le phénomène moderne vient de la propagande véhiculée
par les démocraties : la propagande de produits, de politiques –comme le cas de
Sarah Palin–, celle des guerres, y compris la « guerre contre le terrorisme »
comme celle à laquelle nous assistons précisément aux Etats-Unis.
Ce que nous ne
comprenons pas complètement, c'est que toutes ces manifestations de la liberté
des mots ou d'expression, ne signifient pas que la censure ou l'autocensure
n'existent pas ; car elles sont fortement présentes. Il existe des zones
très claires de ce que l'on considère comme un discours acceptable ou non, de
ce qui est permis ou non par un gouvernement. C'est là que se livre la bataille
pour la vérité dans les démocraties.
Une Vérité sur les
bontés de la globalisation est par exemple acceptée, soutenue par les
gouvernements, par les prophètes du libre commerce et du marché libre. On
entend dans ce contexte très rarement des voix de désaccord, comme le dit John
Ralston Saul dans son fameux livre « Mort de la globalisation
(2005) ».
Pour un exemple plus
sérieux et plus extrême du mauvais usage des mots, prenons « la guerre contre
le terrorisme ». La propagande massive organisée dans ce but a coûté des
billions de dollars et s'organise autour de deux axes : 1) gagner la
guerre dans les coeurs et les esprits à l'étranger, particulièrement dans le
monde islamique, et 2) justifier devant les Américains la guerre contre la
terreur –et ses deux plus grandes manifestations, l'invasion et l'occupation de
l'Irak et de l'Afghanistan– ; et cela a été fait en utiisant la politique
de la peur et la politique du patriotisme.
Je ne dis pas que
l'opinion publique n'a pas changé, parce que c'est une réalité. Les deux tiers
s'opposent à la guerre et 80 % ont perdu la confiance en Bush. Mais il reste
des résidus de paranoïa et de peur, de fausse information, de faux discours que
le gouvernement a utilisés pour maintenir Guantanamo, pour continuer les
guerres d'Irak et d'Afghanistan, pour prolonger la surveillance sans garanties
de nombreux Américains, etc.
Cela fait partie de
l'accroissement du déficit démocratique aux Etats-Unis, au Canada et dans
d'autres parties du monde. Les médias, par conséquent, aident les gouvernements
à poursuivre leurs politiques contraires à l'opinion de leurs propres citoyens.
D´où l'apparition d'un nouveau phénomène : notre conception « des mots »
comme une épée de la vérité, comme une arme contre la tromperie, surtout dans
une démocratie, est exposée ; particulièrement dans la plus puissante,
ouverte et libre démocratie du monde. Elle a également été remise en question à
un moindre degré dans d'autres démocraties, telle que la mienne, au Canada.
Après le 11 septembre,
nous avons vu beaucoup de patriotisme et peu de journalisme dans les médias des
Etats-Unis. Ainsi, la vérité sur la guerre contre le terrorisme –avec toute la
terreur et le secret et le viol des normes du droit national et international–
n'a jamais été complètement perçue par le public, pas même par un nombre
significatif de citoyens pour produire une critique minimale des politiques
publiques.
Connaître les atrocités
d´Abu Ghraib a pris trop de temps. Il en est de même pour Guantanamo : la
pratique orwellienne de « l´extraordinaire reddition », la pratique de
sous-traitance de la torture à l'étranger. Il n'y a pas si longtemps encore le
public américain prennait toute remise en question des politiques de George W.
Bush comme de l'antiaméricanisme. Jusqu'à maintenant, les horreurs d'Irak et
d'Afghanistan n'ont pas été complètement comprises par le public.
Nous ne savons pas combien de civils sont morts
en Afganistan –30 000 ? 50 000 ?–. Nous ne le savons pas parce que le
compte des Irakiens et des Afghans morts ne nous intéresse même pas ;
voilà où en est l'état de notre racisme. –« Nous ne comptons pas les
cadavres » est une phrase célèbre du Général américain Tommy Faks, le
commandant qui a supervisé les invasions de l'Irak et de l'Afghanistan–. Ces
faits n'ont pas pénétrés la conscience du public américain. Les médias
américains, ostensiblement les plus libres du monde, se sont faits les
complices de la présentation aseptisée de ces deux guerres. Les professionnels
des mots de notre époque sont coupables.
Nous avons échoué en transmettant
fidèlement les horreurs de la « guerre contre la terreur », son impact sur les
êtres humains, et l'impact de la guerre culturelle parallèle contre le monde
musulman et islamique. Nous avons échoué en transmettant fidèlement le schisme
croissant entre les États-Unis et ses alliés –y compris le Canada, l'Europe et
certains pays d'Amérique latine–.
C´est un héritage tragique
de notre échec dans l´intention d´essayer de vivre à la hauteur de la véritable
mission des mots ; et de la mission du PEN International : celle de
réussir à unir les peuples en une seule humanité.
Comentarios adicionales de Paul Knox:
Es necesario reformular o cambiar lo que entendemos por
libertad de expresión. Jamás en la historia hemos vivido un momento en el que
haya más diversidad de opiniones e información y que sean más accesibles a más
personas. En los últimos veinte años hemos vivido un fenómeno histórico a
través de Internet. Los medios tradicionales se sienten sitiados por la
tecnología y los cambios demográficos en la población. Ya no controlan como
antes. Entonces ustedes sí tienen herramientas tecnológicas bastante útiles.
Tienen la capacidad de hacer oír su voz. El problema, a veces, es que
la ciudadanía se limita a comunicar entre sí, y no se organiza para generar
cambios políticos. Ahora, en cuanto a los medios tradicionales, creo que aún
allí hay algo que celebrar. Acaban de premiar al jefe de una cadena de
periódicos en los Estados Unidos por su trabajo antes de la invasión de Irak,
cuando mandaba a su gente a investigar sobre las discrepancias y las
contradicciones de la administración Bush, en cuanto a la supuesta materia
bélica que tenía. Hay que celebrar con los periodistas que sí están haciendo
estas cosas. No todos los medios tradicionales son iguales. No se puede decir sin
reserva que los medios son el enemigo.
4. CEREMONIA DE INAUGURACIÓN DEL 74 CONGRESO MUNDIAL DEL PEN
INTERNACIONAL
Auditorio Teresa Cuervo del Museo Nacional
Jueves 18 de septiembre de 2008
Palabras de bienvenida:
Cecilia Balcázar, miembro de la junta mundial del PEN
Internacional
El PEN
Internacional nos convoca hoy en su Congreso anual a reflexionar sobre la
palabra. A celebrar la palabra. A sospechar de la palabra. Palabra de la tradición oral que se
repliega y se fija en la escritura; que
se fija también y se representa en el papel que moldea los balbuceantes labios
del afiche. La interpretación de las ideas
abstractas, convertida en figura, recicla allí su sentido y re-traducimos
entonces desde el dibujo, desde ese referente material que es la imagen, para
tocar con el aliento de sus labios todas las áreas de la vida.
Papel;
antiguo papiro; lugar, superficie inerte que recibe el trazo. Palabra y boca en su metonímica
representación del ser humano como actor en la escena de lo social, si acudimos
a la metáfora tradicional. O ser humano
concebido como un texto en el que se graban y condensan todos los discursos de
la cultura. Ser humano que se construye permanentemente en la común unión del
amor y de la unidad de la especie. O ser humano despojado de su humanidad, construido por la palabra como blanco de
destrucción, como objeto de odio y de venganza.
El Papel
del la Palabra,
el papel del todopoderoso Lenguaje, es
el de construir el mundo en que vivimos; los entramados de la cultura, los
ordenamientos del tiempo, los rituales del trabajo y del ocio, la percepción
de las horas, la organización del
espacio, la hondura o la precariedad del amor; la extensión del ahora y la
finitud o infinitud del horizonte, más allá de nuestra hora final.
El lenguaje
traza el mapa del territorio y construye linderos artificiales tomados como ciertos, más allá de los
accidentes geográficos del terreno.
Dispone en el tablero de la geografía mundial centros y periferias proyectados
desde los meridianos del poder. El
lenguaje, el discurso, la palabra construyen el sentido del propio cuerpo,
sitio del cilicio, sujeto y objeto del placer,
de lo sagrado y de lo profano, de lo lúdico y deportivo, de lo ascético
o sensual y deleitoso. El lenguaje se
in-corpora y marca los rasgos de su inexorable escritura hasta en la superficie
de la piel.
La palabra,
concreción oral del lenguaje, inventa las ficciones del mundo en que vivimos,
aun la narrativa de la Historia. Su juego de inclusiones y
exclusiones, sus silencios, articulan
los eslabones de la memoria individual y colectiva. Y lo que no se nombra no alcanza la
existencia del sentido. La ausencia de
palabras puede desaparecer dos veces a los desaparecidos. Puede invisibilizar a los desplazados, aunque
deambulen perdidos en las calles de las ciudades. El lenguaje construye el ámbito de la Justicia y puede
amortiguar o silenciar el crimen;
prohijar el olvido; centrar su
foco en el castigo del victimario o en el derecho denegado de las
víctimas. Puede esconder con eufemismos
el horror de la guerra.
El ser
humano es un ser de lenguaje, un narrador por antonomasia. Un productor de lenguajes científicos que explican el mundo
de manera provisoria. El papel de la
palabra es el de construir verdades transitorias y hasta el propio concepto de
verdad. El lenguaje se legitima a sí
mismo y naturalizándose en el uso, se presenta investido de objetividad, y de verdad cuando hace tanto tiempo la Filosofía y la Ciencia Social han repensado y
minado el concepto de objetividad y la pretensión de verdad desde una atalaya
epistemológica.
En estos
días de la reunión del Congreso Mundial del PEN en Colombia, ¿qué mejor tema de
reflexión para el escritor que con su narrativa construye mundos alternos y
funda con su palabra el mito ancestral y el mito nuestro de todos los días, en
permanente devenir y en permanente obsolescencia? ¿Qué mejor tema para el periodista que cree en la transparencia de su lenguaje como si no
estuviera creando con su palabra y con su imagen la “ilusión de realidad” que
se propone transmitir, presuponiendo ingenuamente que esa realidad del sentido
está objetivamente dada, allí afuera, en un mundo supuestamente diferente al
mundo creado por el consenso de la palabra?
¿Qué mejor tema de reflexión para el poeta que abre la brecha en el muro
de contención del lenguaje, para tener un atisbo efímero de lo abierto, del
silencio abisal, de lo indecible?
74º World Congress of PEN,
Bogotá 17 to 22 September 2008
Inaugural conference.
Cecilia Balcázar, member of
the Board, International PEN
Ladies and Gentlemen delegates
of PEN
PEN International has brought
us together at our annual Congress to reflect on the word. We are here to celebrate the word, to suspect
the word. The word of oral tradition
folds into the text and is fixed in writing; it is rendered here on the paper
that molds the whispering lips, of the
poster. The meaning is recycled
and we unfold again the interpretation from the material image, in its plastic
dimension, to touch with its breath all areas of life.
Paper. An ancient papyrus; a place; an inert surface
that receives the trace. Word and mouth
in their metonymic representation of the human being as an actor on the scene
of the social, if we resort to the traditional metaphor. Or the human being conceived as a text where
all the discourses of culture are engraved.
A human being permanently constructed on the common union of love and
the unity of the species. Or a human
being deprived of her or his humanity, constructed by the word as an object of
destruction, of hatred and revenge.
The Role of the Word [in
Spanish Papel de la Palabra, papel meaning
both role and paper], the role of almighty Language, is that of constructing
the world we live in; the network of culture, the orderings of time, the
rituals of work and leisure, the perception of the hours, the organization of
space, the depth or the precariousness of love; the extension of the now and
the finitude and infinitude of the horizon, beyond our final hour.
Language traces the map of the
territory and builds artificial borders, taken as true, beyond the geographical
accidents of the terrain. It lays out on
the board of world geography centres and peripheries projected from the meridians
of power. Language, discourse, the word, build the meaning of
one’s own body, the site of harshness, the subject and object of pleasure, of
the sacred and the profane, of the playful and sporty, of the aesthetic and
sensual or delightful. Language in-corporates
and marks the traces of its inexorable writing even on the surface of the skin.
The word invents the fictions
of the world we live in, even the narrative of History. Its game of inclusions and exclusions, its
silences articulate the stages of individual and collective memory. And what is not named does not attain the
existence of meaning. The absence of
words can disappear the disappeared twice over.
It can make the displaced invisible, though they wander lost through the
streets of cities. Language constructs
the ambit of Justice and can muffle or silence crime; foster forgetting; focus
on punishing the perpetrator or on the denied rights of the victims. Conceal under euphemisms the horror of war.
The human being is a being of
language; a narrator par excellence. A producer of scientific languages, that
explicate the world in a provisional way.
The role of the word is to construct truths and even the very concept of
truth. Language legitimizes itself and
becoming naturalized through use, presents itself invested with objectivity and
truth when for so long Philosophy and Social Science have mulled and mined this
concept of objectivity from an epistemological height.
In these days of our PEN World
Congress in Colombia,
what better theme for reflection for the writer who with her narrative
constructs alternate worlds and founds with her word the ancestral myth and our
myth of every day, in permanent flux and permanent obsolescence. What better theme for the journalist who
believes in the transparency of his language, as if he were not creating with
his word and his image the “illusion of reality” he intends to transmit,
ingenuously presupposing that such reality of sense is objectively given, out
there, in a world supposedly different from the world created by the consensus
of the word? What better topic for
reflection for the poet who opens a gap in the wall of containment of language
to obtain an ephemeral glimpse of what is open, of the abyssal silence, of the
unnamable?
Paroles de Cecilia Balcázar de
Bucher
Ouverture du 74e
Congrès Mondial du PEN International.
Le Congrès annuel du PEN
International nous convoque aujourd’hui à réfléchir sur la parole. À célébrer
la parole. À suspecter la parole. La
parole de la tradition orale qui se replie en se fixant sur l’écriture, sur le
papier qui modèle les lèvres balbutiantes de l’affiche. Ces idées devenues
figure recyclent le sens, et nous réinterprétons à partir du dessin, à partir
du référent matériel de l’image qui se déploie aux quatre vents pour toucher de
son souffle tous les domaines de la vie.
Papier, l’ancien papyrus :
un endroit, la surface inerte qui reçoit le trait, parole et bouche dans leur
représentation métonymique de l’être humain : un être humain qui est
acteur sur la scène sociale, comme dit la métaphore traditionnelle, ou un être
humain conçu comme un texte dans lequel sont enregistrés et condensés tous les
discours de la culture. Un être humain qui se construit en permanence dans la
commune union de l’amour et de l’unité de l’espèce, ou un être humain dépouillé
de son humanité, construit par la parole comme une cible de la destruction,
comme un objet de haine et de vengeance.
Le Rôle de la Parole
(« Papel de la Palabra » :
il faut savoir que, en espagnol, le mot “papel” veut dire à la fois “rôle”
et “papier”), le rôle du tout-puissant Langage est celui de construire le monde
où nous vivons, les trames de la culture, les lois du temps, les rites du
travail et du loisir, la perception des heures, l’organisation de l’espace, la
profondeur ou la précarité de l’amour, la portée du moment présent et la
finitude ou l’infinitude de l’horizon, au-delà de notre heure dernière.
Le langage dessine la carte du
territoire et construit des limites artificielles prises pour vraies, au-delà
des accidents géographiques du terrain.
Il met en place sur le tableau de la géographie mondiale des périphéries
et des centres projetés à partir des méridiens du pouvoir. Le langage, le
discours, la parole construisent le sens du corps lui-même, lieu du cilice,
sujet et objet du plaisir, du sacré et du profane, du ludique et du sportif, de
l’ascétique ou du sensuel et délectable. Le langage s’in-corpore et marque,
jusque dans la surface de la peau, les traits de son écriture inexorable.
La parole, concrétion orale du
langage, invente les fictions du monde où nous vivons, même les récits de
l’Histoire, dont les jeux d’inclusions et d’exclusions, les silences,
articulent les maillons de la mémoire individuelle et collective. Ce qui n’est
pas nommée n’arrive pas à l’existence du sens. L’absence de mots peut faire
redisparaître les disparus, rendre invisibles les personnes déplacées, même si
elles déambulent au hasard des rues dans les villes. Le langage construit la
portée de la Justice :
il peut mitiger ou étouffer le crime, recueillir l’oubli, punir l’auteur du
crime ou nier les droits des victimes.
Il peut, derrière des euphémismes, cacher l’horreur de la guerre.
L’être humain est un être de
langage, un conteur par excellence, un producteur de multiples langages
scientifiques qui donnent une explication provisoire du monde. La parole a pour
rôle de construire des vérités transitoires, voire le concept même de vérité.
Le langage se légitime lui-même et, rendu naturel par l’usage, il se présente investi
d’objectivité et de vérité, bien que la Philosophie et la Science Sociale
aient longtemps repensé et miné, depuis
les hauteurs épistémologiques, le concept d’objectivité et la prétention de
vérité.
Pour ces jours de la réunion du
Congrès Mondial du PEN en Colombie, pourrait-on imaginer meilleur thème de
réflexion pour l’écrivain, qui construit par ses récits des mondes alternatifs
et fonde avec sa parole le mythe ancestral et notre mythe quotidien, en un devenir perpétuel et
une obsolescence permanente? Pourrait-on imaginer meilleur thème de réflexion
pour le journaliste, qui croit en la transparence de son langage comme s’il ne
créait pas avec sa parole et avec son image “l’illusion de réalité” qu’il se
propose de transmettre, présupposant naïvement que, là dehors, dans un monde
théoriquement différent de celui créé par le consensus de la parole, cette
réalité du sens est une donnée objective?
Pourrait-on imaginer meilleur thème de réflexion pour le poète, qui
ouvre la brèche dans le mur de soutènement du langage pour avoir une lueur
éphémère de ce qui s’ouvre, du silence abyssal, de l’indicible?
Palabras de Jiří Gruša, Presidente del PEN
Internacional (Textos en español e inglés)
17 de septiembre de 2008
Estimados colegas:
En primer lugar permítanme que agradezca a los organizadores,
especialmente a Cecilia Balcázar quien persistió en su propuesta de que nos
reuniéramos aquí, en este país. La idea
de nuestros fundadores, de que la libertad de la palabra significa liberarse
del odio tiene una honda razón. La
dicotómica visión del mundo, las interpretaciones en blanco o negro son el
verdadero problema de nuestra era. Debido
a que nos hemos vuelto cada vez más pequeños necesitamos la diversidad como un común
denominador que no es el menor, sino el más fino. Y en este sentido, usted, Cecilia, ha
representado la sensibilidad en relación con lo propio y la competencia
comunicativa hacia afuera. Gracias de
nuevo.
Ahora, estamos aquí en Bogotá
pensando en la literatura en un mundo que se ha convertido en el mundo
de la imagen. En la libertad de expresión en medio de tantos pretendidos profetas
que promueven el asesinato altruista. Nosotros enfatizamos la
individualidad ante los rituales de
masas. Somos poetas, ensayistas y
novelistas en medio de quienes alimentan
el sueño de lo nacionalista.
El terrorismo es como un fantasma de evangelio en nuestros días que
trata de instalar una salvación satánica para toda la humanidad. El es nuestro adversario en el sentido de que
nos proponemos la deconstrucción analítica de sus presupuestos y no la meta de
una cruzada de acciones no creativas. Es
una gran satisfacción que otros hayan asumido el caso de Ingrid Betancourt y
que su liberación haya sido el efecto de un ejercicio inteligente y cortés del poder.
Felicitaciones. Además expresamos nuestra esperanza de que este no sea
el último triunfo en el camino de la consecución apasionada de la paz.
Habiendo sido reelegido como Presidente
para mi segundo período que será el final, me gustaría esbozar mi visión
para lo que falta. En particular quiero
abocar temas fundamentales del PEN.
Tenemos ahora un secretariado vigoroso que asegura nuestra eficacia en
conectar tantos centros como es posible para que trabajen unidos. Hemos desarrollado múltiples actividades
literarias en vez de estar concentrados en las reglas y en los estatutos. Claro que existía la necesidad de mostrar que
estos cambios se hacían de manera transparente al presentarlos a la Asamblea para ser aprobados
por ella.
Hay en la actualidad 144 centros PEN en 105 países. Todos tienen la meta común de trabajar en la
promoción de la literatura, en la defensa de la libertad de expresión y en el
desarrollo de una comunidad de escritores.
Han sido constituidos sobre la base de las reglas del PEN, que han
evolucionado a lo largo del tiempo. Estas
reglas son parcialmente obsoletas porque el PEN vive no solo en la era de la pluma sino cada vez más en la era del ratón.
Sus raíces europeas, además, se han debilitado –nos estamos convirtiendo
en una organización post europea, presente en todos los continentes y en todas
las culturas-. El mensaje para mi
sucesor es el de que por favor se dé cuenta de este nuevo posicionamiento, de
esta nueva distribución- Vamos a recibir
nuevos recursos intelectuales que tanto necesitamos. Permitamos que nuestras raíces fortalezcan el
cuerpo para tener nuevos retoños. Por
eso he sido tan decidido en el propósito de celebrar tan pronto como sea
posible el Congreso en Japón
Apoyo la idea del Secretariado de que la formación de centros tenga en
cuenta las lenguas o la diáspora de las comunidades si pueden probar que son
compatibles con los amplios ideales que representamos: Es por lo tanto
recomendable que se investigue sobre cómo poner en práctica un rango de modelos
interinos y de soluciones temporales,
Tal vez en el terreno de nuestras lenguas de trabajo podamos buscar las
que representen utilidad geográfica. Les
pido en ese sentido que sugieran recomendaciones a la Junta que propondrá nuevos
criterios en la Asamblea
de Linz en 2009. Pienso,
además, que debe considerarse mi vieja propuesta de que se le dé un denominador
geográfico a cada miembro de la
Junta.
(...)
Hay un cierto número de Centros que ... están dormidos para los cuales
es necesario aplicar una solución rápida porque necesitamos calidad más que
cantidad... Tener Centros que representen los valores del PEN significa definir el
PEN a través de su existencia más que a través de sus palabras.
(..)
El regreso de viejos rituales obsesivos a nuestra vida cotidiana es
desalentador. Porque se vuelve a
considerar el valor de la palabra como si se tratara de una sola palabra, una
sola verdad, una sola raza, una sola fe. (..)
Describo aquí la más antigua
aspiración de la literatura---su código profético. Nuestro código es polivalente. El valor de la palabra no significa –así lo
esperamos-, que conozcamos el sentido de la Historia; buscamos el consenso ante los
relatos. Nos interesa la narración, no
la salvación; la liberalidad, no las quejas agresivas. Porque,
¿qué otra cosa implica nuestra creencia en la libertad de expresión sino la
tolerancia para tener en cuenta distintas ficciones, distintos cuentos de
hadas?
Porque nosotros, escritores, tenemos
autoridad no tanto por el discurso militante como por la palabra creativa
proferida en las diferentes lenguas. Esta es nuestra fuente de energía que
desafía los sistemas deshumanizados a la manera de la vieja KGB, o de cualquier
otro ropaje que revistan.
Viniendo de un pequeño país que con dificultad salvó su lengua para
producir en ella más tarde grandes obras, me puedo imaginar que existen
posibilidades de que nuestra manera de pensar y de escribir, en este mundo que
se vuelve tan pequeño sea de nuevo lo que preserve la sabiduría polivalente de
la vida. Que sea la literatura la que
construya proyectos y verdades creativas en vez de proclamas como las del
Kremlin. Que no produzca momias sino la versatilidad
de la poesía. Puede que esto sea arduo y
es posible que hayamos entrado en un siglo que no será mejor que el que acabamos
de concluir.
Los estúpidos despropósitos están de regreso. La lucha hegemónica de agentes secretos; el
orgullo nacionalista; la fe en una misión imperial y la cháchara que la
acompaña. Todo esto ha retornado y se está convirtiendo
en una violencia que se admite. Ya se ha
causado un daño enorme. Y la gente que señalan y nombran se quedará sin nombre;
se los calificará de difamadores; de mentirosos. Serán
envenenados o abaleados. Piensen
en Politkovskaja y en Aung San Sun Ky.
Estos autores no solo son nuestros parientes; son nuestra razón de
ser. Son ciudadanos de una creciente
urbe, la de la urbanidad. El sitio donde
el ethos y la belleza no se afrontan, donde el coraje y la gentileza cultivan la
libertad como una categoría de poder propia de individuos evolucionados.
Traducción: C.B.
Introduction
Dear colleagues.
First – let me express my thanks to the organizers especially to Cecilia Balcázar who so
persistently placed her proposal to meet here in this country.... The bivalent
view of our world, the black and white interpretation of our life, is the true
problem of our era. Because we are getting smaller and smaller we need
diversity as common denominator – not the lowest… the finest one. And in this
sense, you, Cecilia, have represented sensitivity at home and communicative
competence abroad. Thank you, again
Now, we are in Bogotá thinking about the literature in the world of
picture, about the freedom of expression among so many depressive prophets who
teach us altruistic killing. We stress the individuality among collectivistic
rituals and we are international poets, essayist a novelists among so many
nationalistic dreamers.
Terrorism as a ghostly Gospel of our days that tries to install a
satanic salvation for the whole mankind is our enemy in the sense of analytic
deconstruction more than a crusade goal of uncreative acting. It s great satisfaction for us they have
regularly stressed the case of Ingrid Betancourt having seen her liberation
made even in this clever way of polite power.
Congratulations, and additionally our hope that this was not the last
success on this path of peacemaking passion.
There are currently 144 PEN Centres in 105 countries around the world.
They have the common aims of working for the promotion of literature, the
defence of freedom of expression and the development of a community of writers;
they are formed on the basis of PEN rules, which have evolved over a number of
years. These rules are now partially outdated because PEN lives not only in the
time of pen but gradually and increasingly in the time of mouse. Also its
European roots are weakened – we are becoming a really post-European
organisation being present on all continents in all cultures. The message for
my successor is: please, realize this repositioning - this relocation a as a
kind of allocation. We will get new intellectual resources which we deeply
need. Let our old roots to strengthen
our trunk and to get new boughs.
Review
Having been re-elected for my second and final term your president I
would like to outline my vision for the last period of my term. In particular,
I wish to use the personal volition to address fundamental issues within PEN.
We have now an invigorated Secretariat and it is ensuring our efficiency
connecting as many Centres as possible to work together.
We have developed a number of literature activities rather than to be
focused upon rules and regulations. There was of course a need to show that all
these change took place in a transparent manner having been presented to the
Assembly and confirmed by this.
So we will discuss the Centre Formation again.
There are currently 1xx PEN Centres in 1xx countries around the world.
Whilst they have the common aims of working for the promotion of literature,
the defence of freedom of expression and the development of a community of
writers; they are formed on the basis of PEN, which have evolved over a number
of years. These rules are now partially outdated because PEN lives not only in
the time of pen but gradually and increasingly in the time of mouse. Also its
European roots are weakened – we are becoming a really post-European
organisation being present on all continents in all cultures. The message for
my successor is: please, realize this repositioning - this relocation a as a kind of allocation. We
will get new intellectual resources which we deeply need.
Let our old roots to strengthen our trunk and to get new boughs. That
the reason what I am supporting so cordially and outspoken to have our Japanese
congress as soon as possible.
That is why I support the Secretariat in addressing issues of Centre
formation based on languages or even Diaspora communities if they can prove
their compatibility with the broad goals we represent. It is therefore
recommended that research should be carried out to establish a range of interim
models and temporary solutions. Maybe in the area of our working languages we
are looking for those respecting geographical usefulness.
My old proposal that there should be a geographical denominator for the
member of our board is still to be thought
.. Please, make recommendations to the Board, who will propose new
criteria to the Assembly in Linz 2009.
... There are a number of Centres who are not only sleeping but dormant
in the sense of our dormancy procedure. I believe that there should be a fast
method how to solve this problem because we need quality more than quantity. To
have Centres who are representing the value of PEN means to define PEN through
its existence more than trough its paroles.
The return of monomaniac rituals into our everyday life is deterrent.
The value of the word should be understand again as only one word, only our
truth, race or faith, a word mutable in a satanic verse of ever divinity.
Here is described the oldest lack of literature – its prophetic dress
code. The value of the word does not mean – we hope so – that we know the sense
of history, we look for consensus of stories. We like narration not salvation,
lenience not laments. Then what else is our freedom of expression as the
patience by hearing of different fairy tales.
For we the authors have authority not so much due to militant speeches
as due to creative idioms in various languages. This is the source of energy
which defies the cold-blooded nomenclatures in the old KGB manners or what sort
of ever.
Coming from a small country that hardly saved its small language to
deliver in it later great books I can imagine some chances for our way to think
and to write in this smaller and smaller getting world.
It is and it could be literature again who preserves the polyvalent
wisdom of life. Who gave us prospects and creative load downs instead of
loudness of Kremlin. Not mummies of
Lenin but lenience of poems. This lenience could be a hard one. We have namly
stepped in a century which could be not better than that we have left.
The stupid pretensions are coming back.
The hegemonic striving of secret servicemen, nationalistic pride, the
faith in an imperial mission and heroic blabs about it,
All this is back becoming to be the accepted roughness. They have
produces already great damages. And the people they name them should be
nameless, should be slanderers and show-offs sentenced as liars, poisoned or
shot dead. Think about Politkovskaja and Aung San Sun Ky.
These author are not only our relatives, they are our relevance. They
are citizens of a growing polis, the
city of politeness. The place where ethos and
Beauty do not collide, where courage and mildness bringing the freedom
as power category of mature individuals.
* Tiene un
título de pregrado en Filosofía de la Universidad de los Andes (1994), un M.A. en
Literaturas Hispánicas de S.U.N.Y. Stony Brook (1998), un Ph.D. en Literatura
Comparada de la misma universidad (2001) y un M.A. en Filosofía del New School
for Social Research (2004). Ha sido profesora en Lehigh University y C.U.N.Y.,
Baruch College. Sus áreas de investigación incluyen la literatura latinoamericana
de los siglos XIX y XX, la teoría literaria y la literatura de mujeres.
* Elle possède un diplôme de
premier cycle en philosophie de l'Université des Andes (1994), un M.A. en
Littérature Hispanique de S.U.N.Y. Stony Brook (1998), un Ph.D. en Littérature
Comparée également de cette université (2001) et un M.A. en philosophie de New
School for Social Research (2004). Elle a été professeur à Lehigh University y
C.U.N.Y., Baruch College. Ses domaines de recherche comprennent la littérature
latino-américaine des XIXe et XXe siècles, la théorie littéraire et la
littérature des femmes.
NT Note
du traducteur : "palabra" en espagnol se traduit aussi bien par
mot que par parole.
[1] This text was conceived and first written in
Spanish. The English reader should be aware from the outset that in some other
languages the same word – in Spanish, palabra,
may be used in all three senses. This point is elaborated later in the
discussion.